miércoles, 8 de octubre de 2014

COMPLOT SOBRE EL JORDÁN: LA CONSPIRACIÓN QUE NUNCA EXISTIÓ (II)

INTRODUCCIÓN

La entrada anterior era la primera de una serie en la que estudiaremos si pudo existir una conspiración entre la Agencia Judía* y el rey Abdullah de Transjordania para, en palabras del historiador revisionista israelí Avi Shlaim...
"...repartirse Palestina tras la terminación del Mandato de Palestina. Conscientemente y deliberadamente se planeó frustrar la intención de la Comunidad Internacional, que había sido expresada a través de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en favor de crear un Estado Árabe Independiente en parte de Palestina."
Veíamos que la acusación no era nueva, pues, ya desde el final de la guerra -en la que Transjordania fue el único país árabe que se engrandeció territorialmente- partidarios del Muftí, políticos o historiadores opuestos a la anexión forzosa de Cisjordania a Transjordania, británicos que sospechaban de las intenciones del rey transjordano y enemigos de Abdullah en general, ya le acusaron de connivencia con los judíos, con los británicos o ambos. A ellos se han unido, desde los años ochenta, los "nuevos historiadores" israelíes, como el propio Shlaim, que con el argumento de haber podido tener acceso a miles de documentos recientemente desclasificados por el Gobierno y las Fuerzas Armadas de Israel, han vuelto a presentar viejos cargos contra Israel y -en este caso- contra Transjordania y el Reino Unido, como veremos.

Respecto al citado "complot" Israel-Transjordania, veíamos que la principal prueba de cargo presentada eran los informes redactados por dos agentes sionistas -Eliyahu Sasson*, y Ezra Danin*- y el Informe Verbal presentado ante el Gobierno Provisional* del futuro Estado de Israel por Golda Meir que se había entrevistado con el rey Abdullah en calidad de Presidente en funciones (1) del Departamento Político de la Agencia Judía. 

Sin embargo, examinados los tres testimonios de los agentes sionistas comprobamos que no sólo no hay en ellos pruebas de que el 17 de Noviembre de 1947 se repartiera el Mandato de Palestina entre Transjordania e Israel -de hecho, Golda Meir no tenía ni de lejos la capacidad para haber firmado un pacto de esas características a espaldas de la Agencia Judía- sino que:
  1. El Rey de Transjordania ofreció su "protección" a los judíos si aceptaban renunciar a su independencia e integrarse en su reino, en calidad de minoría sin fuerzas armadas, sin Asamblea Legislativa propia y, probablemente, siendo utilizada como motor económico del resto del país.
  2. Golda Meir, en nombre de la Agencia Judía, declinó la oferta cortés pero firmemente.
  3. El rey como "ejercicio de pensar en voz alta" preguntó a sus invitados su opinión sobre una probable invasión de la parte árabe de Palestina con la intención de anexionarla a Transjordania.
  4. Golda Meir respondió que la Agencia Judía no podía respaldar dicha invasión ni militar ni políticamente -dado que iba en contra de la Resolución de la ONU- a no ser que la incursión fuera breve y limitada, con el objeto de "mantener la Ley y el Orden, y preservar la paz hasta que la ONU pueda establecer un gobierno en el área".
  5. La reunión terminó con una vaga promesa de volverse a reunir inmediatamente tras la votación del Plan de Partición de la ONU, pero nunca se celebró dicha entrevista. La próxima vez que Golda Meir visitó a Abdullah -el 11 de Mayo de 1948- fue un desesperado intento de que el rey transjordano no se adhiriera a la agresión árabe que iba a comenzar cuatro días después. Abdullah respondió que le era imposible no ir a la guerra y, en su lugar, pidió que Israel no proclamase su independencia y reiteró su oferta de "proteger" a los judíos si se avenían a integrarse en su reino como súbditos.
Continuando con la teoría conspirativa construida sobre un supuesto complot para destruir el Estado Palestino que iba a salir de la declaración de la ONU, vemos que Avi Shlaim y otros "historiadores revisionistas" israelíes -siguiendo también los pasos de varios autores árabes que desde 1949 han tratado este tema- no se limitan sólo en culpar a la Agencia Judía y a Abdullah. También dicen haber encontrado pruebas de que el Reino Unido dio "luz verde" a ese complot siniestro.

Como ese complot no existió más que en la rabia de quienes quieren encontrar conspiraciones y poderes maquiavélicos que justifiquen la humillante derrota sufrida, así como en la agenda política de determinados historiadores que parecen haber olvidado las reglas del juego de la historiografía, podemos decir desde ahora que los británicos no dieron luz verde, roja ni ultravioleta a un contubernio que no existió.

Imagino que tendrán curiosidad por ver con qué nos salen ahora nuestros amigos conspiracionistas. Pronto iremos a ello. Pero, primero, haremos una exposición -que a algunos les parecerá demasiado larga- sobre la orientación de la política británica en el Mandato de Palestina. Es imprescindible para que puedan juzgar si el Reino Unido pudiera, o no, estar de acuerdo con un hipotético complot jordano-judío.