martes, 30 de septiembre de 2014

COMPLOT SOBRE EL JORDÁN: LA CONSPIRACIÓN QUE NUNCA EXISTIÓ (I)

INTRODUCCIÓN

En los últimos años, algunos de los llamados “nuevos historiadores israelíes” o “historiadores revisionistas israelíes”, apoyándose -supuestamente- en los archivos israelíes que desde la década de los ochenta del siglo pasado quedaron abiertos al público, dicen haber hallado pruebas de que la historiografía "oficial" del conflicto árabe judío de 1947-49 está basado en mitos y engaños.

Nada hay de malo -en realidad, son muy necesarias- en las revisiones de los conceptos o hechos históricos tenidos por ciertos hasta ahora. Siempre, claro está, que la revisión se base en el descubrimiento de hechos nuevos, no conocidos hasta el momento, o en una nueva interpretación de hechos ya sabidos... Pero, por supuesto, sólo si la nueva tesis se ajusta más a la verdad que la que antes creíamos cierta.

En la serie que empieza hoy, discutiremos qué hay de cierto en la acusación de que la Agencia Judía* y el rey Abdullah de Transjordania se pusieron de acuerdo -con la autorización del Gobierno británico- para repartirse el territorio del Mandato de Palestina (la parte Oeste del primitivo Mandato) que, en 1947, las Naciones Unidas habían decidido dividir en dos estados (árabe y judío) y una zona internacional. Según ese pretendido "complot" (los conspiracionistas usan "collusion"), en el “reparto” Transjordania ocuparía lo que se conocía como “West Bank” (grosso modo, la Cisjordania que más adelante se anexionaría) y se comprometía a no invadir con su ejército (la pequeña pero altamente profesional Legión Árabe*, el mejor entrenado y mandado de todos los ejércitos árabes) el territorio asignado por la ONU a los judíos. Se trataba, pues, de un acuerdo de “no agresión” entre ambas partes; en él no se hablaba de lo que ocurriría con las otras dos territorios asignados al futuro árabe (Galilea Oeste y Gaza) ni de lo que ocurriría en caso de que Israel no pudiese resistir al resto de los ejércitos invasores.
Partición de Palestina
(1947)

Obsérvese que se sugiere abiertamente que con el pacto se cometió una desobediencia a la Resolución de la ONU que decidió la Partición de Palestina, y una agresión contra los intereses de los árabes palestinos. Y, sorprendentemente -o quizá no tanto, si examinamos la trayectoria política e intelectual de los “historiadores revisionistas”- la culpabilidad se hace recaer casi exclusivamente sobre Israel, que queda convertido en el “villano” de la historia. De la verdadera agresión, la que se produjo el 15 de mayo, la de los Ejércitos árabes contra Israel, los “historiadores revisionistas” no dicen ni Pamplona.

Y es curioso, porque la cercana y segura agresión podría haber justificado un pacto a la desesperada con Abdullah aunque, en realidad, no existiera. ¿Podría alguien culpar a un Estado que, ante la inminente agresión contra sus fronteras, y carente de defensa militar por parte de las Naciones Unidas, buscase un pacto con alguno de sus agresores?

No se apresuren a responder. La respuesta es ¡Sí! Los “historiadores revisionistas” no sólo culpan a Israel por ello, sino que, ante la inexistencia de un complot semejante, se lo inventan. Lo veremos en las próximas entradas. Diversión asegurada.

Veremos que no se trata de una acusación nueva. El historiador “revisionista” que más ha defendido el pacto de no agresión transjordano-judío, Avi Shlaim, (1), en realidad no aporta nuevos datos o documentos; en la década de los cincuenta ya se conocieron los hechos que se presentan, y ni siquiera la interpretación que hace Shlaim es original: partidarios del Muftí, políticos o historiadores opuestos a la anexión forzosa de Cisjordania a Transjordania, británicos que sospechaban de las intenciones del rey transjordano, enemigos de Abdullah en general, etc, ya le acusaron de connivencia con los judíos, los británicos o ambos.

Revisaremos las pruebas que se presentan a favor de la existencia de dicho pacto, y su valor real.

Y, finalmente, estudiaremos -de manera muy superficial, otras entradas se ocuparán más del asunto- si del comportamiento de los ejércitos judío y transjordano se deduce un pacto de no agresión, u otra cosa.

viernes, 26 de septiembre de 2014

LA GRAN REVUELTA ÁRABE (1936-1939) (IV): SU FATIGADO FIN Y REMATE

En 1939 la Gran Revuelta Árabe, después de casi tres años de disturbios intermitentes que han agotado y arruinado a la comunidad a la que pretendía liberar; falta de combatientes y de líderes sobre el campo de batalla; sin recursos y al borde del colapso, se apaga.

Escuadrones Nocturnos
Los disturbios, inspirados por el Gran Muftí de Jerusalén y Presidente del Consejo Supremo MusulmánHadj Amin al-Husayni, habían dado comienzo en 1936 con una Huelga General -acompañada de enfrentamientos interraciales- contra la inmigración judía y por la liberación de la comunidad árabe palestina; tras seis meses de violencia, un alto el fuego dejó las cosas en suspenso durante un año mientras la "Comisión Peel" examinaba las causas del levantamiento; una vez publicado su informe, que no satisfizo a nadie, las armas volvieron a sonar, pero esta vez de manera tan violenta que la Administración del Mandato abandonó la contención que había procurado utilizar en las primeras fases de la Revuelta: disolvió el Alto Comité Árabe, implantó la Ley Marcial, el toque de queda y tribunales militares y utilizó la Policía y el Ejercito extensamente, ejerciendo una represión brutal sobre los pueblos y comunidades que habían apoyado a los insurgentes. Además, utilizó la oposición al clan al-Husayni* (árabes moderados, Agencia Judía) para crear sus propias fuerzas paramilitares ("Bandas de Paz"; "Escuadrones Nocturnos"** organizados y entrenados por Orde Wingate).

Los árabes moderados que apoyaron la acción de los británicos fueron tachados inmediatamente de "traidores a su pueblo" y de "colaboracionistas" y tuvieron que sufrir las represalias del clan al-Husayni, de los nacionalistas árabes que acudieron a combatir a favor de los rebeldes, e incluso de gran parte de la población árabe, que veía a los insurgentes como héroes y a quienes se enfrentaban a ellos como villanos. Al final, casi todos los líderes árabes moderados habían sido asesinados, reducidos al silencio político o habían tenido que exiliarse.

Los revisionistas judíos, encuadrados en el Irgún (abreviatura de "Organización Militar Nacional en la Tierra de Israel"), también combatieron con acciones terroristas y represalias a los árabes sublevados y a sus apoyos. Pero, con la Gran Revuelta ya casi dominada, el Gobierno del Reino Unido aprobó el "Libro Blanco de 1939" -absolutamente demoledor para la comunidad judía, que lo consideró una traición- y el Irgún (no así la Haganah) dio órdenes de cometer atentados también contra policías o soldados británicos,  

Por si fuera poco para la derrota definitiva de la Gran Revuelta, los recursos (fondos y armas) obtenidos de la comunidad palestina (en ocasiones, mediante pura y simple extorsión); lo poco obtenido de los países árabes vecinos; o la importante ayuda de Alemania e Italia* (que deseaban causar problemas al Reino Unido), no se utilizaron eficazmente, y de todos modos en 1939 los ingresos de cualquier procedencia ya casi habían cesado.

sábado, 20 de septiembre de 2014

LA GRAN REVUELTA ÁRABE (1936-1939) (III): LA SEGUNDA FASE

 "Media hogaza es mejor que no tener pan"
Comisión Real para Palestina, 1937

En la entrada anterior habíamos visto que árabes y judíos se mostraron, en general, muy disconformes con las conclusiones y recomendaciones del "Informe Final"*, emitido el 7 de Julio de 1937 por la Comisión Real para Palestina*. Entre otras cosas, los comisionados recomendaban una Partición del país entre árabes y judíos, con una transferencia de tierras y población para conseguir mayorías demográficas estables y un sistema de Tratados con la nueva Potencia Mandataria y los países vecinos que permitieran un futuro de paz, prosperidad y seguridad para Oriente Medio.

Los judíos, encabezados por Jaim Weizmann y David Ben Gurion, pese a que el tamaño del estado propuesto -menos de 5000 Km2- y sus fronteras representaban una pesadilla estratégica, terminaron aceptando el "el principio" y "la lógica" de la Partición y la "transferencia" de población como una base mínima para la negociación.

Los árabes, liderados por el Gran Muftí de Jerusalén Hadj Amin al-Husayni, -que no podía ver con buenos ojos la recomendación de una federación con Transjordania que le apartaba del poder político que tanto ambicionaba- rechazaron el Informe completamente y, lo que es peor, anunciaron su oposición armada, tanto a los británicos como a la inmigración y asentamiento judío.

Guerrilleros palestinos en 1937
En las semanas siguientes a la publicación del "Informe Peel" -aunque no hubo una declaración formal llamando a la continuación de la lucha armada- los atentados terroristas y los asaltos en campo abierto, que habían cesado casi completamente, volvieron a reanudarse. Los británicos consideraban a Amin Al-Husayni como responsable y pensaron detenerlo, pero el Muftí se refugió en el Santuario (al-haram asch-scharīf) de la Montaña del Templo -donde la Policía no podía entrar sin provocar un levantamiento generalizado en el mundo musulmán- y desde allí dirigió la Revuelta.  Pero el punto de inflexión fue el asesinato, el 26 de Septiembre de 1937, de Lewis Yelland Andrews*, Comisionado británico en Galilea, por unos pistoleros árabes, cuando salía de una iglesia en Nazareth.

Pero, antes de continuar con el relato de los hechos, estudiaremos las causas de la "resurrección" de la Gran Revuelta Árabe. ¿Por qué los dirigentes de los árabes palestinos, que habían llegado al final de la Huelga General de 1936* exhaustos, decidieron jugársela otra vez a la carta de la guerra?

Como vimos en una entrada anterior, La Huelga General y las tácticas de guerrilla utilizadas por los rebeldes habían sido un fiasco de tal magnitud que en Octubre de 1936, tras seis meses de huelga, la amenaza de un próximo colapso de la economía árabe obligó al Muftí a pedir a los líderes árabes (el rey Abdelaziz Ibn Saud, el emir Abdullah de Transjordania y el rey Ghazi de Iraq) que hiciesen una declaración llamando a los palestinos a finalizar la huelga y confiar en los ingleses. Así los palestinos podían deponer en su actitud rebelde sin menoscabo de su dignidad. Usando un símil de boxeo, el Alto Comité Árabe -dominado por el clan al-Husayni*- pidió a sus "sponsors" que tiraran la toalla.

En realidad, la relativamente larga duración del conflicto -seis meses- tiene su explicación en la auto-contención de británicos (1) y judíos, limitados meramente a acciones defensivas, y a que la economía árabe era mucho más dependiente de subvenciones británicas y del progreso judío de lo que a los árabes les gustaría reconocer. Bastó con la cercanía de la temporada de cosecha de cítricos (cuya pérdida hubiera representado una catástrofe para la comunidad árabe) y el endurecimiento de las medidas represivas británicas (a finales de Septiembre había unos veinte mil soldados británicos en Palestina) para que la comunidad árabe palestina, exhausta, buscase una salida honrosa al atolladero.

lunes, 15 de septiembre de 2014

LA GRAN REVUELTA ÁRABE (1936-1939) (II): LA COMISIÓN PEEL

En la entrada anterior veíamos cómo la Huelga General en Palestina, convocada el 21 de Abril de 1936 por los Comités Nacionales y los principales partidos políticos árabes, había evolucionado a un periodo de disturbios, con incidentes violentos contra propiedades británicas, judías, y de árabes que no secundaban la huelga.

El día 25 de Abril se formó el Alto Comité Árabe, con el Muftí de Jerusalén, Amin Al-Husayni, como presidente. Con el apoyo del clan al-Husayni*,  el Muftí iba a dominar el Comité y también la Revuelta y, en general, la política árabe palestina de la primera mitad del siglo XX.

En mayo, los británicos anunciaron la formación de la Comisión Real para Palestina* -con Lord Peel* como presidente- que en Noviembre desembarcó en Palestina.

De Abril a Octubre se produjeron incidentes violentos cometidos por los extremistas árabes -partidarios del Muftí- en toda Palestina; pero el 11 de Octubre, siguiendo a un agotamiento militar y económico de los insurgentes, Amin al-Husayni pidió a los líderes árabes de los países vecinos que hicieran un llamamiento a la paz; así pudo, salvando la cara hasta cierto punto, desconvocar la huelga y la lucha armada.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA GRAN REVUELTA ÁRABE (1936-1939) (I): PRIMERA FASE

ORÍGENES

Las causas que originaron la Gran Revuelta Árabe de 1936 forman una complicada red en la que unos hechos explican a otros, que a su vez empeoran los originales, formando una bola de nieve que creció hasta estallar en 1935-36. Veamos las principales causas
  • Causas económicas:
    • La "Gran Depresión", 
    • Venta de tierras de los efendis (señores) árabes al Fondo Nacional Judío*, con la pérdida de empleos rurales de muchos fellahim (campesinos), debida a su vez a varias causas:
      • Falta de preparación de los fellahim en las técnicas modernas que aplicaban los judíos.
      • Solidaridad interracial que hacía que los judíos contratasen judíos.
      • Actitudes racistas de los colonos judíos ante los fellahim.
      • Actitudes racistas de los árabes ante los judíos: negativa de los fellahim a trabajar bajo las órdenes de judíos, y sobre todo de mujeres.
      • En ocasiones, amenazas de algunos grupos radicales árabes a quienes trabajaran o se relacionaran con judíos.
    • Emigración a las ciudades buscando trabajos manuales no especializados; la excesiva oferta de mano de obra causa empobrecimiento, marginalización, hacinamiento.
  • Causas sociopolíticas:
    • Rechazo a la aparición de nuevos modos de vida, sociedad, cultura, costumbres y hábitos religiosos extraños a la tradición árabe y musulmana, y traídos por extraños: judíos y británicos.
    • Percepción por la masa árabe de arrogancia y despotismo en los colonizadores.
    • La sociedad tradicional árabe teme que la inmigración judía sea un nuevo colonialismo occidental.
    • Aparición, durante la década anterior, de movimientos panarabistas y nacionalistas palestinos.
    • La mejora de los transportes, los medios de comunicación (la radio, sobre todo) permitieron divulgar las nuevas corrientes de pensamiento por todo el país.
    • En la década de los treinta, la "Quinta Aliyah" u oleada de inmigración, trae judíos provenientes de Alemania, considerablemente más cultos y refinados que los judíos de anteriores "aliyah"; la brecha cultural entre judíos y árabes se amplía.
  • Causas locales y regionales:
    • El ejemplo de la independencia de los países vecinos. Siria firmó un tratado con Francia* en 1936 que prometía la independencia en tres años; Egipto firmó un tratado con Reino Unido, también en 1936, que obligaba a los británicos a retirar sus tropas; Iraq accedió a la independencia* en 1930.
    • Al tiempo que los países circundantes ganaban la independencia, sus líderes expresaban intenciones expansionistas, para conformar un reino árabe en todo el Oriente Medio: la "Gran Siria" , el Imperio Hashemita que incluiría Iraq, Siria, Palestina y Transjordania, o el deseo de Egipto de convertirse en líder de un mundo árabe con capital en El Cairo. Como respuesta, Palestina desarrolló  un nacionalismo propio bajo las familias Husayni, Nashabishi, Khalidi, etc.

domingo, 7 de septiembre de 2014

LA HUIDA DE HAIFA: ABRIL 1948 (y II)

El Plan de Partición de la ONU asignó Haifa al futuro Estado Judío. En la entrada anterior vimos que las noticias de la inseguridad provocada en el país por los enfrentamientos entre árabes y judíos, combinadas con la desmoralización de la población árabe ante la corrupción y la ineficacia de sus clases dirigentes, habían provocado el éxodo de más de 25000 árabes de Haifa a mediados de Enero (cuando aún no había más que incidentes de violencia aislados en el país) y unos 40000 (de una población inicial de 70000) a principios de Abril de 1948, cuando la guerra se acercaba a la ciudad.

El día 17 de Marzo, un gran transporte de pertrechos con 15 toneladas de armas y municiones que, proveniente de Siria, iba destinado a los árabes de Haifa, fue emboscado y destruido. Entre los más de cuarenta árabes muertos estaba su Comandante Militar  Hamad Hunaiti,

Por su parte, los líderes políticos y militares judíos habían decidido pasar a la ofensiva para asegurarse el control de los territorios asignados en el plan de partición al Estado Judío y defender sus fronteras ("Plan Dalet"). Pero para ellos el peligro más acuciante estaba en el asedio de Jerusalén* y, por otro lado, la Haganah deseaba evitar a toda costa un enfrentamiento con los británicos en el puerto de Haifa, que era la ruta de salida prevista para la Administración del Mandato. Por tanto, su intención era apoderarse de la ciudad en los últimos días del Mandato o tras la retirada de los ingleses y, por supuesto, antes de la invasión de los ejércitos árabes.

Los árabes tuvieron un pequeño respiro durante la primera quincena de Abril y tomaron la iniciativa; sin embargo, una iniciativa bien intencionada del Comandante Británico iba a trastocarlo todo.

sábado, 6 de septiembre de 2014

LA HUIDA DE HAIFA: ABRIL 1948 (I)

En 1947, Haifa era la segunda ciudad de Palestina -con 145000 habitantes, sólo la superaba Jerusalén- y su población estaba más o menos repartida entre judíos (75000) y árabes (41000 musulmanes y 29000 cristianos).

Su importancia era mayor que la que indica la simple demografía: era el principal puerto del Mediterráneo palestino, núcleo del sistema de comunicaciones terrestre (sobre todo, de los ferrocarriles), el mayor foco industrial de la región, capital administrativa de Palestina Norte para árabes y judíos y, por si fuera poco, era la sede de la Refinería e inicio/final del oleoducto Mosul-Haifa. Militarmente, su dominio era imprescindible para cualquier ejército que quisiera controlar Galilea Oeste.

Haifa fue asignada en la Partición al futuro estado de Israel; debido a su situación estratégica, su vital importancia económica y su población mixta, era evidente que, en caso de conflicto, resultaría uno de los principales focos de enfrentamiento. Sin embargo, los líderes judíos eran conscientes de que los ingleses tenían a Haifa como su principal punto de retirada, y habían decidido no arriesgarse a un choque con el Ejército británico tratando de conquistarla antes de tiempo. Por lo tanto, su intención era apoderarse de la ciudad después del final del Mandato y, por supuesto, antes de la invasión de los ejércitos árabes (si se llegaba a producir).

Cuando al final se produjo la conquista de Haifa por las tropas judías se debió a dos circunstancias muy precisas: que el tiempo se acababa y los judíos debían capturar toda Haifa y organizar su defensa antes de la más que posible agresión de los países árabes, y que la Haganah tuvo una oportunidad -mediante la desintegración y el colapso de la comunidad árabe- que no podía desaprovechar.

viernes, 5 de septiembre de 2014

EL APOYO PALESTINO AL EJE (y V): CONSIDERACIONES FINALES

En las entradas anteriores hemos analizado brevemente el apoyo de la sociedad árabe -y, en particular, los árabes palestinos- a las Potencias del Eje antes de la Segunda Guerra Mundial, durante la primera parte de la guerra y en el Golpe de Estado de Rashid Alí, durante la estancia de los principales líderes nacionalistas palestinos en el seno del III Reich en la segunda parte de la Guerra Mundial, y finalmente la colaboración del Muftí de Jerusalén con el esfuerzo de guerra alemán y el Holocausto

Es pues, el momento de realizar unas Consideraciones Finales personales. No es mi intención convencer a nadie. Simplemente, creo que el lector de hoy en día ha olvidado, o nunca ha llegado a conocer, ciertos hechos cuya relevancia en el conflicto palestino-israelí es innegable. Y que no puede hacerse una opinión propia sin, al menos, haberlas leído una vez.

La pregunta que nos hacíamos en la primera entrada era:

 ¿Es cierto que el nacimiento del Estado de Israel fue fruto de "una mala conciencia" de la comunidad occidental, que creó un país de acogida para los judíos, desposeyendo a un pueblo -el palestino- que no tenía ni parte ni culpa en el Holocausto?

Vamos a ello. Desglosaré la respuesta a esta pregunta en varios mitos.

martes, 2 de septiembre de 2014

EL APOYO PALESTINO AL EJE (IV): EL MUFTÍ Y EL HOLOCAUSTO

INTRODUCCIÓN

Hasta ahora creo haber demostrado que Amin al-Husayni y sus colaboradores se comprometieron a fondo con la causa del Eje; que colaboraron en labores de propaganda, de reclutamiento, recaudando fondos, organizando unidades de combatientes, y que muchos de los simpatizantes del Muftí se alistaron para combatir por Alemania. También hemos visto que el Muftí -y sus colaboradores- no apoyaron a los nazis simplemente por nacionalismo, anticolonialismo, o deseo de independencia y libertad para los países árabes, sino que una de las motivaciones más importantes, quizás la principal, sin la cual su esfuerzo no se comprende, es el odio al judaísmo -que no al sionismo- al que ven como la "fuente de todo mal"

Carta del Muftí a Von Ribbentrop
Sabemos que, durante el verano de 1944, el Muftí dirigió cartas casi idénticas al Ministro de Asuntos Exteriores Alemán, a Rumanía, Bulgaria y Hungría para evitar que centenares de miles de judíos consiguieran escapar o fueran intercambiados por los nazis -que ya veían el final de la guerra cercano, y no precisamente como vencedores- lo que provocó que casi cuatrocientos mil judíos que pudieran haber sobrevivido acabaran en las cámaras de gas. ¿Pretendía únicamente el Muftí evitar que tras la guerra emigraran a Palestina, como afirmó en sus Memorias? ¿Por qué el Muftí cita específicamente Polonia como lugar de desvío de los judíos? ¿Sabía, acaso,  el destino que les esperaba en Polonia? ¿Eran conscientes el Muftí y el círculo de árabes palestinos que le rodearon (y que estaban destinados -si hubiese triunfado su opción - a gobernar una Palestina unificada bajo Gobierno del Muftí) de los crímenes cometidos en los Campos de Concentración?