lunes, 10 de abril de 2017

LAWRENCE DE ARABIA, O LA NO-TAN-EXITOSA-REVUELTA ÁRABE (I). EL SHERIF QUE QUERÍA APODERARSE DEL PUEBLO.

Entre los Mitos que jalonan la Historia del Mundo Árabe, en el siglo árabe hay unos pocos que destacan sobre los demás: la "Rebelión Árabe de 1916"*; la "Gran Revuelta Árabe de 1936"*, o la "Nakba" de 1948.

Aunque pueda parecer que la historia de la "Rebelión Árabe de 1916" no  tiene relación directa con el conflicto árabe-judío, si tienen la paciencia de seguir estas entradas verán que sí, porque el Mundo Árabe, en su conjunto, se declaró heredero espiritual del Imperio Turco, y consideró su derecho asentar sobre sus ruinas un Imperio árabe y musulmán, basándose en unas promesas supuestamente hechas por el Imperio Británico... lo que nunca ocurrió. Aún sigue hablándose de la "traición" de los países occidentales al mundo árabe; pero, como veremos, esto dista mucho de la verdad. 

En la historiografía británica y occidental de entreguerras (1919-1939) y, por supuesto, en la versión árabe posterior, prevaleció la imagen de un nacionalismo árabe ingenuo e idealista que trató de liberarse de las cadenas otomanas y fue engañado por los poderes imperialistas (ingleses y franceses) que traicionaron los deseos de libertad del Mundo Árabe. Nada más lejos de la realidad, como vamos a ver en las entradas que siguen.

Península Arábiga de 1905 a 1923
Husayn ibn Ali era descendiente directo de Muhammad, del Dhawu [Clan] Awn, de la Tribu Qatadah, dentro de los Hashemitas, o Banu Hashim. En Noviembre de 1908 fue nombrado Sherif o Jerife de La Meca por el Sultán turco Abdul Hamid II,* que por aquel tiempo era además Califa (Líder Espiritual) de todo el Islam, El nombre de Sherif designa a un "Noble", en el sentido de Descendiente del Profeta, y en un sentido tribal también significa "Protector" o "Custodio". En el caso de Husayn, era sherif en las dos acepciones, "Noble" y "Custodio".

Es importante recordar esto (1): en el mundo de intrigas del Islam y Oriente Medio del inicio del siglo XX, Abdul Hamid II nombra a Husayn ibn Ali para el importante -desde el punto de vista espiritual, por supuesto, pero también estratégico- cargo  de Custodio de La Meca. Se trata de un nombramiento que no conlleva que se le confíen grandes cantidades de tropas, pero sí le coloca al frente de un puesto muy delicado en el mundo del Islam. Además en la práctica, el Sherif domina las tribus del Hejaz, la parte más occidental de la península arábiga. Husayn, por su parte, jura obediencia al Sultán según todos los protocolos debidos. (2)



En la segunda mitad del siglo XIX, el poder del Imperio Otomano se desmoronaba. Pese a lo que la historiografía posterior ha querido hacer creer, las potencias europeas occidentales (esto es, Francia y Reino Unido) adoptaron (hasta finales de 1914) la política de defender y apuntalar al Imperio Turco ("El Gran Enfermo de Europa") frente a las ambiciones territoriales del Imperio Ruso y de los Habsburgo. En 1908 (y hasta la entrada de Turquía en la Primera Guerra Mundial, como veremos) la política británica estaba en favorecer al "enemigo más débil"; o sea, el Imperio otomano.
"El Hombre Enfermo de Europa(1876)
El Zar azuza a los perros balcánicos
mientras un Bobby le advierte; "¡Cuidado,
caballero; puede ser horrible si los suelta!



El primer contacto de Husayn ibn Alí con los británicos para atraerles a sus propios intereses data. incluso, del verano de 1908; es decir, antes de su nombramiento como Sherif. Por entonces contactó con Sir Gerald Augustus Lowther*. embajador del Imperio Británico en Istanbul (antes Constantinopla), para conseguir el apoyo del Imperio Británico para su candidatura.(3) No sabemos si realmente el apoyo de Lowther fue relevante para el nombramiento final de Husayn, pero sí queda claro que en época tan temprana, el futuro Sherif no hacía ascos a una alianza con los infieles para obtener puestos que ambicionaba.



Más adelante, en Febrero de 1914, Abdullah, segundo hijo de Husayn (y futuro rey de Transjordania), en su viaje a Istanbul -donde era Parlamentario por La Meca- pidió, a su paso por Egipto, una audiencia con Lord Horatio Herbert Kitchener, Cónsul General en Egipto. Le contó que Wajib Bey, un nuevo vali, o Gobernador de la Provincia en nombre del Sultán, había llegado al Hejaz y -por supuesto según Abdullah- la situación se deterioraba rápidamente; era de temer que, dados los informes de Wajib, el Sultan decidiera deponer a su padre Husayn, lo que -según Abdullah- desencadenaría un violento alzamiento de todo el Hejaz contra el poder otomano. El príncipe hashemita pidió a Lord Kitchener que el Imperio Británico usase sus armas diplomáticas para impedir la expulsión de su padre del puesto y, si tal hecho se producía, expresó literalmente su esperanza de que
"El Gobierno Británico no permitiera que fueran enviados refuerzos por mar que evitasen que los Árabes pudieran ejercer los derechos que habían adquirido desde Tiempo Inmemorial en su propio país, alrededor de los Lugares Sagrados" (4)

Unos días después Abdullah se entrevistó con Ronald Storrs*, Secretario para Oriente de la Agencia Británica, puesto subordinado al de Lord Kitchener, y con el que se tenían que discutir los puntos más específicos, menos "filosóficos". Abdullah ofreció, sin tapujos:

Si la CUP (5) nos obliga a defender nuestro país, y ustedes impiden que bombardeen nuestros puertos y desembarquen tropas, y nos permiten utilizar Port Sudan para transportes y comunicaciones, les facilitaremos un trato preferente sobre otras potencias. Mientras tanto ¿podría el Sherif disponer de una docena, o incluso media docena, de ametralladoras pesadas para la defensa contra los turcos? (6)

Es importante darse cuenta de la fecha de la negociación (Febrero de 1914, seis meses antes de iniciarse la guerra y nueve meses antes de la entrada de los turcos) para comprender que los Hashemitas están cometiendo un delito de alta traición contra su soberano, al ofrecer a una potencia hasta entonces aliada -el Imperio Británico- un trato preferente si les apoya en caso de un conflicto con los turcos. Por supuesto, si el Sultán hubiese conocido de los manejos de Husayn, la destitución hubiese sido fulminante... lo que -si los británicos hubiesen firmado el pacto con los Hashemitas que había presentado Abdullah- hubiese significado la guerra entre ambos Imperios, Turco y Británico.



La debilidad militar de los hashemitas se deduce también de sus peticiones. El Gobierno turco solo puede atacar por tierra un Hejaz sublevado por dos vías: a través del desierto que forma gran parte del Nedj, en el centro de la península de Arabia (casi imposible o suicida durante la mayor parte del año), o avanzando por Tranjordania y Palestina. En cualquier caso, y también si se intenta una invasión naval o combinada por el Mar Rojo, controlar la costa occidental de la península es imprescindible. La costa oriental de África, frente a las costas del Hejaz, está dominada por la flota británica, la más poderosa del mundo. Desde allí, concretamente desde Port Sudan -de ahí la referencia en la correspondencia de Abdullah- pueden hacerse llegar refuerzos a los sublevados del Hejaz de una manera inmensamente más eficaz y eficiente que cualquier cosa que puedan hacer los turcos para derrotar la rebelión. Por lo tanto, Husayn sabe que una sublevación del Hejaz, aunque tenga una fuerza militar paupérrima (la manera de mendigar media docena de ametralladoras pesadas es patética) triunfaría, sin ninguna duda, si los británicos la apoyan. De hecho, no son las ametralladoras lo que busca Husayn: intenta complicar al Reino Unido en sus planes; sabe que si los orgullosos británicos "pican" en entrar en la guerra, no pararán hasta ganar.



Pero los británicos no caen en la trampa: podrían obtener iguales, o mayores, ventajas económicas del tambaleante Imperio Turco; pero su prioridad, durante 1914, es evitar que los turcos basculen hacia los Imperios Centrales. Una alianza británica con los débiles Hashemitas hubiera lanzado a Turquía al bando germano-austro-húngaro, obligando a parte de la flota y las tropas en Egipto y Sudán a defender el Hejaz... pérdida de tiempo en un escenario secundario, para ganancia casi nula.



Abdullah no se desmoraliza. Es el más inteligente de toda la familia, y posiblemente lo esperaba. En Abril de 1914, al pasar por Egipto en su viaje de regreso a La  Meca, vuelve a pedir audiencia a Lord Kitchener, pero -debido a las sospechas que se despertaban ya en las autoridades turcas- se tiene que conformar con reunirse con Ronald Storrs. Abdullah le explica a Storrs que la situación bajo el Gobierno Turco se está haciendo insoportable, que el nuevo gobierno de los Jóvenes Turcos, en su empeño de modernizar el país, se obstina en construir un ferrocarril a La Meca, lo que traería la ruina a la economía del Hejaz, basada en el comercio camellero. Obviamente, los Hashemitas saben que los británicos son los principales constructores de vías férreas en su Imperio, y no dejarían de hacer lo mismo tarde o temprano si fueran los dueños del Hejaz (7). Pero de lo que se trata es lanzar una nueva propuesta de alianza: ¿Estarían dispuestos los británicos a aceptar con el Sherif Husayn un acuerdo similar al que existía entre el Emir de Afganistán, Habibullah Khan *, y el Gobierno de la India? (8).


La respuesta no se hizo esperar, y fue de nuevo desalentadora para los Hashemitas:
"Los árabes del Hejaz no deben esperar ninguna ayuda del Gobierno Británico, [que] nunca podría aceptar la idea de facilitar armas para ser utilizadas contra un Potencia Amistosa [es decir, el gobierno otomano]. Su único interés en Arabia es la seguridad y la comodidad de los peregrinos indios [esto es, musulmanes procedentes de la India], y en principio [el Gobierno Británico] no tiene el menor deseo de interferir en el gobierno o en la administración de las Ciudades Sagradas,"(9)

SMS Goeben, crucero de batalla que los turcos renombraron
TCG Yavuz Sultan Selim. El otro barco "prestado" a los
turcos fue el SMS Breslau, renombrado Midilli
Husayn se vio obligado a "aparcar" sus pretensiones hasta otro momento. Afortunadamente para él, la demora no se prolongó. A finales de Octubre de 1914, los turcos - tras haber "chuleado" todo lo posible a ambos bandos para sacar ventaja de unos y otros, entre otras cosas dos cruceros conseguidos de Alemania- se ve obligado a cumplir sus compromisos con aquellos a quienes les había sacado más cosas, y entra en la guerra a favor de las Potencias Centrales.

Y ahora se produce una de las situaciones más jocosas de la Primera Guerra Mundial: a los británicos, lógicamente, ahora les vale cualquier cosa que debilite a los enemigos, y recuerdan a aquellos molestos pedigüeños del Hejaz que prometían que todos los musulmanes de su país se sublevarían contra los turcos si éstos deponían a Husayn ibn Alí, y pelearían con el infiel británico si éste les prestaba apoyo militar. [Un inciso: quizás, también, haber sido el principal valedor del Imperio Turco durante el siglo XIX para ver como se le declara la guerra, cuente un poco].

Unos diez días antes de que Turquía entrase en la guerra, oliéndose la tostada, los británicos habían enviado un mensaje al Sherif preguntando con quien se alinearía (y contando, por supuesto, que buena parte de los árabes de la península le seguirían, en lo que los británicos no tenían ni idea) "si la influencia alemana en Constantinopla obliga al Califa, contra su voluntad y la de la Sublime Puerta, a tomar decisiones agresivas y declarar la guerra contra la Gran Bretaña"(10) .

No sabemos si existió una respuesta, y de existir si llegó a los británicos, pero en realidad no importa, porque poco después Turquía estaba ya en guerra. Ya no se trataba de un sondeo cauteloso, había que hacer una oferta en regla para sobornar a un posible aliado. A principios de Noviembre, Lord Kitchener -por entonces Secretario de Estado (Ministro) de Guerra- envía una carta al Sherif y, en general, a los árabes del Hejaz, que los británicos esperan que se unan al Custodio de los Santos Lugares:
"Si el emir, y los árabes en general, ayudan a Gran Bretaña en este conflicto que nos ha impuesto Turquía, Gran Bretaña [...] reconociendo y respetando el Sagrado Cargo del Emir Hussein [...] garantizará la independencia, los derechos y los privilegios del Sherifato [cargo del Custodio de los Santos Lugares] contra toda agresión exterior extranjera, en particular la de los otomanos".
Hasta ahora, nada hay más de lo que Husayn ya había pedido. Pero -al parecer sin autorización de su Gobierno- Kitchener decidió añadir algo de su propia cosecha. Ojo al cebo que lanza a ver si pica el anzuelo:
"Hasta ahora hemos defendido y colaborado con el Califato entre los turcos; De ahora en adelante puede llegar a ocurrir lo mismo con el noble Pueblo Árabe. Puede que un árabe de pura raza [esto es, descendiente del profeta] asuma el califato en La Meca o Medina; y puede venir tanto bueno, con la ayuda de Dios, como el mal que está ocurriendo ahora" (11)
Olvidemos las jaculatorias piadosas e invocaciones a Dios/Alá. La oferta es impresionante: donde hace pocos meses se le negaron media docena de ametralladoras pesadas, ahora se le ofrece un tratado de alianza con el imperio mas poderoso del mundo, garantizándole protección absoluta contra los turcos (aún sus soberanos a quienes han jurado obediencia, no lo olvidemos), y se le pone, ante los ojos, una tentadora zanahoria: el Califato, máxima autoridad espiritual del Islam. Cierto es que los británicos no se lo prometen (no pueden, son infieles), pero dicen ver con buenos ojos que el Califato pase a manos árabes y... ¿quién mejor que el Custodio de los Santos Lugares?
  • Para ser justos, lo que Lord Kitchener tenia en mente era separar la dignidad de Sultán (o gobernante civil, mundano o temporal) de la de Califa (o Suprema Autoridad espiritual del Islam). Así, el "árabe de pura raza" que fuese proclamado Califa sería la máxima autoridad teológica y eclesiástica para los musulmanes, pero (al igual que el Papa) su poder como gobernante terrenal estaría muy limitado.
  • Concretamente, para la mayoría de los diplomáticos que apoyaron la solución de Lord Kitchener, su mandato se reduciría al Hejaz, puesto que ni siquiera el resto de los gobernantes vecinos al Hejaz (Nejd, Yemen) le aceptarían como soberano. Los británicos ejercerían como "Protectores" -evitando así derrocamientos por la fuerza del Califa- pero no se inmiscuirían para nada en asuntos espirituales, lo que garantizaría estabilidad en la zona.
Por supuesto, Husayn no lo entendió así; su ambición era ser Sultán y Califa de un Imperio Musulmán basado, otra vez, en el dominio de la raza árabe, como en los tiempos de los Umayyás. Sus escritos -y los de sus hijos- recuerdan, en muchas ocasiones, aquellas pasadas glorias, y expresan el deseo de repetirlas.

Sin embargo -y esa es la segunda parte de la sorprendente situación que yo había definido antes como "jocosa"- el Sherif rechaza la alianza que pocos meses antes había deseado. Asegura a Lord Kitchener su "neutralidad favorable", y se disculpa por no poder romper aún sus lazos con el Imperio Otomano, debido a "su posición en el mundo del Islam y la situación política actual en el Hejaz, hasta que encuentre un pretexto plausible para hacerlo [romper con los turcos]" (12)

La explicación la encontramos en la situación mundial, que había cambiado con el estallido de la guerra.
  • El plan alemán para una guerra en dos frentes contra la Entente consistía en derrotar lo antes posible a los franceses e ingleses, antes de que los rusos (un inmenso ejército, pero cuya movilización requeriría mucho tiempo) pudiesen alcanzar el corazón de Alemania. 
  • El plan de la Entente, por el contrario, era contener las tropas alemanas en ambos frentes hasta que el inmenso ejército ruso estuviera completamente desplegado y pudiese aplastar a alemanes y austro-húngaros en el Este.
  • Tal y como sucedieron los hechos, los alemanes invadieron Bélgica y estuvieron a punto de lograr su objetivo de lograr una victoria sobre franceses e ingleses. Para evitarlo, los franceses pidieron a los rusos que cambiaran su estrategia, y lanzaran una ofensiva sobre Prusia Oriental. 
  • El resultado fue el "Milagro del Marne" -donde ni siquiera los rusos dieron crédito a los verdaderos hacedores del milagro, sus cientos de miles de soldados sacrificados- (13) y las derrotas catastróficas de Tannenberg y los Lagos Masurianos, donde tres ejércitos rusos fueron aplastados.
  • Sin embargo, los rusos obtuvieron una importante victoria sobre los austrohúngaros en la región de Galitzia, que parecía compensar la situación en el Frente Oriental, pero en realidad lo que confirmaba es la enorme superioridad de los alemanes sobre cada uno de los países de la Triple Entente por separado, y la debilidad austrohúngara.
A los ojos del Sherif, evidentemente, a finales de 1914 la situación no estaba definida ni mucho menos: la posición de países como Bulgaria o Italia*** que negociaban desvergonzadamente con ambos bandos (como había hecho Turquía, y el propio Sherif) hacían dudosa cualquier toma de posición definitiva, y la influencia de los alemanes -a los que los países de Oriente Medio tenían un merecido respeto- en Turquía hicieron que los Hashemitas se mantuvieran expectantes.

Durante los primeros meses de 1915 la situación internacional volvió a cambiar:
  • La ofensiva de los turcos (mandados por el incompetente Enver Pasha) a través del Cáucaso, en pleno invierno, sobre Sarikamis -haciendo caso omiso de las advertencias del consejero alemán Von Sanders- acabó en un completo desastre.
  • A finales de Enero, un ataque turco dirigido por Djemal Pasha* sobre el Canal de Suez* también terminó en fracaso. Aunque no hubo grandes pérdidas, se demostró que los ingleses tenían buenas defensas en Egipto.
  • Finalmente, en la Primavera de 1915, los Aliados desembarcaron en Gallipoli* -a pocos kilómetros de Istambul- con la obvia intención de conquistar la capital turca y sacar al Imperio Otomano de la guerra, Pese a que la campaña acabó en un rotundo triunfo turco en el invierno de 1915-16, inicialmente parecía que los aliados podían acabar con su enemigo en pocos meses, lo que causó un nuevo cambio de opinión entre los hashemitas.
Efectivamente, el Sherif y sus hijos se decidieron a contactar, aunque con cautela, con él Imperio Británico. Para ello tuvo también importancia crucial el contacto con los Hashemitas de dos sociedades secretas árabes, al-Fatat* y al-Ahd*, que en Mayo de 1915 presentaron a Husayn el Protocolo de Damasco*.

La importancia real de las sociedades secretas árabes era, en realidad, muy cuestionable:
  • Contaban con pocos miembros: sólo unos trescientos cincuenta activistas al inicio de la Gran Guerra (14), que por otro lado por entonces (1914) no buscaban la independencia, sino mayor autonomía dentro del Califato Turco.
  • Entre sus afiliados había poquísimos oficiales del Ejército Turco (15), al que se suponía querían dar un golpe de gracia.
  • En realidad, estaban en abrumadora minoría incluso respecto a los oficiales árabes alistados entre los otomanos.(16) 
Sin embargo, su ardor nacionalista (que por 1915 ya había derivado a una clara postura anti-turca) contagió a Husayn, que en su correspondencia con Sir Henry McMahon* (Alto Comisionado británico en Egipto) asumió sus reivindicaciones geográficas. El Sherif tenia su propia "Hoja de Ruta", como veremos.

El 12 de Julio de 1915, un enviado personal de Abdullah viajó al Sudan para explorar las posibilidades de asistencia de los británicos a una eventual sublevación árabe contra los turcos. Dos días después, el 14 de Julio,  Abdullah -en nombre de su padre el Sherif- hizo llegar una carta a Ronald Storrs, la primera de las que componen la Correspondencia McMahon-Husayn*. cuya repercusión  -ahora que casi se cumple el centenario- sigue siendo inmensa. Pero, en realidad, su influencia se basas más en la importancia que le han dado activistas y movimientos políticos posteriores que por lo que se dijo o se acordó en esas comunicaciones... que fue más bien poco.

En la primera de estas cartas, de 14 de Julio, se aprecia un cambio radical en la actitud de Husayn, y es de suponer que de sus hijos y consejeros. Ha ido evolucionando en pasos progresivos:
  • Inicialmente (1908) trata de establecer comunicación con los representantes británicos, como uno de los aspirantes al sherifato, para que favorezcan su nombramiento.
  • Más adelante se presenta como el sherif de La Meca, solicitando ayuda contra las supuestas vejaciones turcas, mendigando apoyo de los británicos para no ser revocado de su puesto. Para sustentar su petición dice estar apoyado por todos los súbditos del Hejaz, lo que no es, ni mucho menos, real. Esto se comprobará en años sucesivos, cuando Abdulaziz Ibn Saud expulse a su familia de su cargo (1927), entre la general indiferencia de los habitantes del Hejaz.
  • Tras la reunión con  al-Fatat y al-Ahd, Husayn incorpora a sus objetivos -seguramente debido a la influencia de la efervescencia nacionalista de las Sociedades- la pòsibilidad de convertirse en el soberano de un Imperio Árabe que comprenda los territorios de la actual Turquía al Sur del paralelo 37º, hasta el Océano Índico; desde el Canal de Suez a la frontera de Persia, y la península de Arabia (exceptuando Aden)
  • Por último, la ambición de Husayn encuentra un increíble apoyo en la atolondrada referencia del Secretario de Estado de Guerra Lord Kitchener -al parecer sin apoyo de sus superiores- a la posibilidad de instaurar un Califato Árabe, sustituyendo al Califato Turco.
Sir Henry McMahon
En la primera carta fechada el 14 de Julio, Husayn ya no habla como Sherif de La Meca (cargo más espiritual que otra cosa) ni como gobernador del Hejaz; no habla tampoco en nombre de los súbditos del Hejaz -como en Febrero de 1914- sino, nada más y nada menos, en nombre de "la totalidad del Mundo Árabe, sin ninguna excepción". 

Como representante -siempre según él- del Mundo Árabe, ofrece una alianza al Imperio Británico y sus aliados, exigiendo el reconocimiento de una Gran Nación Árabe que se extendería en los limites que las Sociedades Árabes le habían transmitido y que hemos citado antes. 

Como autoproclamado interlocutor, se entiende que el Sherif sería el Gobernante de este Imperio Árabe (de tamaño muchas veces más grande que la Gran Bretaña) y, lo que es más, Husayn se permite dar un plazo -treinta días- para que los británicos respondan o, de lo contrario, el Sherif y su familia se considerarán con plena libertad de acción y decisión, y desligados de cualesquiera ofertas hayan hecho anteriormente al Imperio Británico.

Antes de despedir esta entrada, insistamos en un punto que resulta trascendental para desmontar gran parte de la mitología basada en la "Gran Revuelta Árabe" del Sherif de La Meca y sus hijos: Husayn Ibn Alí y sus hijos no tenían ninguna intención de conceder la libertad a los árabes que resultasen gobernados por ellos; ni de crear un Mundo Árabe en el que sus habitantes pudiesen optar entre vivir en una única Nación Árabe unificada (bajo el gobierno Hashemita, o no) o en varias nacionalidades sirias, egipcias, libanesas, iraquíes, etc. Su deseo era, desde el momento en que intentó establecer una alianza de igual a igual con el Imperio Británico, sustituir el Imperio y Califato Turco por un Imperio y Califato en manos de Husayn y su familia. Ni más, ni menos.

Pocas veces un farol tan desprovisto de cartas en las que basar la jugada ha resultado tan exitoso frente al Imperio Británico. Pero veremos en la próxima entrada cómo se fue construyendo uno de los bluffs más engañosos de la Historia Moderna

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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.

**Enlaces en francés

***Enlaces en otros idiomas

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NOTAS:

  1. En el mundo de los partidarios de la opinión que considera la "Rebelión Árabe" como crucial en la Primera Guerra Mundial -que ha ido extendiéndose temporalmente, a través de los "Orientalistas Británicos" y hasta los "Historiadores Revisionistas israelíes"- Husayn fue una especie de rehén en la corte de Constantinopla, garante del buen comportamiento de los Hashemitas. Por lo tanto, esto justificaría de alguna manera su traición al Califa. Nada más lejos de la realidad. Husayn nació en la propia Constantinopla (Istanbul) hacia 1853, aunque fue educado en La Meca y, por lo que se sabe, fue tratado por los turcos como correspondía a un descendiente del Profeta, como príncipe. El motivo de que el Califa llevase a Istanbul a varios de los posibles opositores al Sherif no buscaba conjurar una amenaza a la dinastía reinante, sino evitar maquinaciones de un enjambre de posibles candidatos a uno de los puestos espiritualmente y económicamente más apetecibles del Islam -situado por si fuera poco en un punto alejado de la capital- con la conflictividad inevitable.
  2. El cargo de Sherif o Custodio de La Meca fue desempeñado, tras nombramiento directo del Sultán y Califa, por diferentes miembros de los clanes de descendientes de Muhammad. En 1908, el califa Abdul Hamil II -que acababa de ceder poder frente a la Revolución de los Jóvenes Turcos*- designó como Sherif a Abd al-Ilah ibn Muhammad* (un claro candidato de consenso, puesto que ya había ocupado el puesto dos veces anteriormente) pero, ante su fallecimiento poco tiempo después, nombró a Husayn ibn Ali, frente al candidato de los Jóvenes Turcos, Ali Haydar Ibn Jabir*, (perteneciente al Dhawu [Clan] Zayd, de la misma tribu Qatadah) más nacionalista, pero por eso mismo más peligroso en cuanto a posibles conflictos militares. Obviamente, el Sultán nunca le hubiera nombrado de no confiar absolutamente en su fidelidad. Craso error... como veremos en estas entradas.
  3. "Informe de Lowther to Foreign Office", 24 Nov. 1908 FO 371/561. Lowther se muestra "favorablemente" impresionado, aunque obviamente no sabemos si el Foreign Office hizo alguna recomendación en ese sentido, o si el Sultán y Califa la hubiera tomado en cuenta.
  4. Las negritas son mías. Es curioso lo que se repite el argumento "Desde Tiempo Inmemorial" en las reclamaciones del mundo árabe. Si en el caso del puesto de Custodio de La Meca y Medina puede ser cierto -ante el Islam- que fuesen depositarias del cargo las familias descendientes de Mahoma (otra cosa sería si tienen legitimidad aquellos que inicialmente le expulsaron de su patria) desde luego pierden su razón cuando pretenden reclamar territorios donde nunca vivieron los Hashemitas y sólo las alianzas con el Imperio Británico les hicieron reyes (Iraq, Siria, Transjordania, Palestina) o cuando argumentan que los árabes palestinos (una población que durante el siglo XIX y XX era seminómada y no existía ninguna conciencia de nacionalidad palestina) de repente se presenta como sedentaria "desde Tiempo Inmemorial". Fuentes de la cita: “British Documents on the Origins of the War”, Vol. X Part 2, p. 827; Kitchener to Sir Edward Grey*, 6 Feb. 1914,  'Emir Abdullah's account of his conversations with Lord Kitchener, transmitted with notes by Mr. George Antonius' in G. P. Gooch and Harold Temperley (eds.) London, 1926 
  5. Committee of Union and Progress, conocido popularmente como los Jóvenes Turcos, que por entonces cortaban el bacalao en el Imperio Turco.
  6. "British Documents on the Origins of the War 1898-1914" (London, 1936), Vol.X, Part 2, pp. 831-2: "Orientations"; Ronald Storrs,  (Publicado por Readers Union, London, 1939), pp. 129-130
  7. De hecho, nunca volvió a salir el veto de los Hashemitas al ferrocarril del Hejaz en las negociaciones entre ambas partes.
  8. Afganistán era, de derecho, un protectorado inglés, pero en la práctica era casi independiente. Tras la Primera Guerra Mundial el emir Amanullah Khan* proclamó la independencia de su país, que los británicos tuvieron que aceptar pocos años después.
  9. "Orientations"; Ronald Storrs, Publicado por Readers Union, London, 1939, pp. 129-130. En USA es "Memoirs of Ronald Storrs". Traducimos la palabra "friendly" por "amistosa"  menos que "aliado", más que "no hostil".
  10. Obsérvese que, como los turcos no han entrado aún en guerra, los británicos ponen mucho énfasis en que los alemanes son los malos de la película, que obligan al Califa a cosas con las que no está de acuerdo. Recuérdese que era el Líder Espiritual del Islam, a quien Husayn debía obediencia y reverencia. FO 371/2139/52598, 24 Sept. 1914.
  11. Cheetham to Foreign Office, 13 Dec. 1914, FO 371/1973/87396.
  12. "Orientations"; Ronald Storrs, Pg 159.
  13. Al parecer, el Gran Duque Nikolai Nikolaievich, primo del Zar, Comandante en Jefe de los Ejércitos Rusos, respondió con ligereza al embajador francés cuando le dio condolencias por la derrota: "Nos sentimos felices de hacer estos sacrificios por nuestros aliados" “A People's Tragedy: The Russian Revolution - centenary edition with new introduction” Orlando Figes. The Bodley Head; London, 2017. Pg 258.
  14. Entre unos 5,3 y 10,5 millones (según estimaciones) de árabes dentro del Imperio Otomano. "The emergence of the Arabs Movements"; Eliezer Tauber (London, Frank Cass, 1993) chapter 28, pg. 289. La tremenda variación se debe a varias razones:
    • El nomadismo de muchas de las poblaciones árabes. Hasta bien entrado el siglo XX, los árabes de Oriente Medio ocupados como agricultores, aparceros, pastores, operarios de origen humilde, etc  no tenían, en general, conciencia de nacionalidad, sino que cambiaban de residencia y de lugar de trabajo según la posibilidad de encontrar medios de vida 
    • La dificultad de realizar censos, Generalmente la intención de los censos, para la población humilde, era obtener recaudaciones por vía de impuestos, o conocer la población masculina en edad militar con vistas al reclutamiento. No es extraño que existiera una importante reticencia a ellos entre la población de clase media o humilde. 
    • Según criterios diferentes -en ocasiones "políticamente sesgados"- algunos autores consideran "árabe" una región habitada por una población de mayoría étnica árabe, o de lengua árabe, con independencia de que existan muchas minorías como circasianos, armenios, judíos,  kurdos, etc, y por supuesto con absoluta independencia de la opinión de dicha población sobre si quiere pertenecer a un "Gran Imperio Árabe", continuar como minoría dentro del Imperio Otomano, o ser independientes en un Estado Nacional como la actual Siria, Iraq, Egipto, etc
  15. De hecho al-Fatat tomó mayoritariamente una postura pro-turca al principio de la guerra, para cambiar sólo tras la asunción en Mayo de 1915 del gobierno de Siria y Palestina por el cruel Djemal Pasha, que con su durísima represión arrojó a las Sociedades Árabes al campo de sus enemigos.
  16. Como veremos en otras entradas, los pocos miles de árabes que los Hashemitas pudieron reclutar en su "Gran Revuelta Árabe" contrastan negativamente con los 100000 a 300000 árabes que combatieron hasta el final en el Ejército Turco.

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