miércoles, 9 de agosto de 2017

LA POLÍTICA BRITÁNICA EN ORIENTE MEDIO Y LA DECLARACIÓN BALFOUR ( y III). DESPUÉS DE LA GUERRA

En la entrada anterior, hemos visto...

La política inglesa, durante el siglo XIX e inicios del XX, se orientó a evitar que cualquier potencia (que no fueran ellos, claro) gobernase la política europea. En el Oriente Medio, tras apoyar al desfalleciente Imperio Turco contra las ambiciones del Imperio Ruso, o las tensiones nacionalistas egipcias*, intentaron que los turcos no entraran en la Primera Guerra Mundial y, posteriormente, apostaron por un modelo descentralizado del Imperio Turco*; con menos poder, pero que controlara el Oriente Medio como aliado suyo.

Todo cambió con las ambiciones de la familia Hashemita y los errores del Gabinete de El Cairo, que obligaron a Londres a seguir la dirección de sustituir el Imperio Turco por una versión menor, la de un Imperio Árabe en manos de los ambiciosos Hashemitas.

En verano de 1917, los británicos se enfrentan a una situación política y militar complicada, con EEUU en guerra, pero cuya implicación militar ofrece dudas; una Rusia que cada vez parece más cerca de retirarse de la guerra; una "Gran Revuelta Árabe" que ha resultado un fiasco militar; una Alemania donde parece que la influyente minoría judía puede ser útil para los planes británicos...

En estos momentos tan complicados, donde cualquier cambio de alianza puede traer el mayor triunfo, o una hecatombe, se gesta la Declaración llamada Balfour.
En realidad, la Declaración Balfour no consiguió ninguno (o casi) de los objetivos que -según los historiadores que achacan a los judíos su impulso- pretendía:
  • Estados Unidos -que ya habían entrado en la guerra- seguían su propio calendario, en el que los "judíos influyentes" no consiguieron ninguna, o poca, capacidad de determinación. Wilson, por supuesto, buscaba minimizar las bajas de jóvenes soldados enviados a morir en unas tierras que gran parte del electorado veía lejanas, y cuyos problemas consideraban extraños a su país. Ahora bien, una vez declarada la guerra, el orgullo patrio exigía una victoria satisfactoria. Por lo tanto, tras un tiempo prudencial en el que no se llegó a una paz de compromiso, el cuerpo electoral norteamericano exigía una intervención militar... con o sin sionistas. (1)
  • La situación en Rusia siguió su curso. Aunque algunos de los revolucionarios rusos eran judíos, muchos de ellos -y casi todos los no judíos- eran internacionalistas, y veían la Primera Guerra Mundial como una lucha de clases entre el "Imperialismo" o el "Capitalismo" contra las clases desfavorecidas. Debían, pues, asegurar el triunfo revolucionario en Rusia, para posteriormente exportar el modelo al resto del mundo. Ya en la Conferencia de Zimmerwald se comprobó la escisión entre varias corrientes: defensismo (aquellos que defendían que las clases populares de cada país debían defender a sus naciones), internacionalismo (debería buscarse una paz mediante el apoyo a sus respectivos países) o pacifismo (entre ellos Lenin: debería buscarse la paz a cualquier precio para construir el socialismo revolucionario). Tras la crisis de Abril de 1917, las posturas se fueron haciendo más irreconciliables, y en la práctica, nada tuvo que ver la raza o religión judía de algunos de los revolucionarios. Desde luego, la Declaración Balfour no consiguió, de ninguna manera, alterar la agenda política de los revolucionarios rusos, que acabaron firmando el Tratado de Brest-Litvosk. (2)
  • Más clara aún -si cabe- es la falta de influencia de los judíos alemanes sobre el resultado de la guerra tras la Declaración Balfour. Si realmente los británicos creían que la minoría judía en Alemania podría influir en su Gobierno para conseguir una "paz negociada", pronto salieron de su error. Alemania, dirigida por una cúpula muy militarista, no hubiera tolerado dejarse aconsejar por los judíos (que suponían apenas un 1 %, de la población, y que por otra parte eran patriotas, y nada derrotistas) (3); por otro lado, las bases alemanas, bastante antisemitas (sobre todo las protestantes) no toleraban ni la apariencia de que la política exterior alemana fuera dirigida por los judíos.
  • Otros argumentos, ya expuestos en la entrada anterior, resultan aún más peregrinos si se contemplan desde la distancia que nos dan los cien años transcurridos:
    • La supuesta influencia que la Declaración Balfour podría tener para atraer a los judíos del Imperio Británico (y allende) contra la posible internacionalización de Palestina, no sólo no resultó, sino que atrajo una virulenta condena del Papa Benedicto XV: “conceder una situación privilegiada a los israelitas en Palestina significaría golpearnos cruelmente, en efecto, se concederán los santos lugares del Cristianismo a quien no es en absoluto cristiano(4).
    • Como ya comentamos, la posibilidad de que la Declaración se debiera, como una de sus razones principales, al agradecimiento del Gobierno a Chaim Weizmann por su labor como químico, es casi inexistente. No es que los países no recompensen a quienes se destacan en su servicio; pero los países parlamentarios, democráticos, con un poder ejecutivo elegido, lo hacen mediante gratificaciones individuales: medallas, pensiones, ascensos, etc; mientras que las recompensas extravagantes (como la "liberación de toda una raza" es propio de países dictatoriales, absolutistas, totalitarios ("deja partir a mi pueblo")
    • Por último, la vaga (por innecesaria) corriente de simpatía que la Declaración Balfour podía desencadenar en el Imperio Británico y sus Dominios, no resultó apenas influyente. Los judíos del Imperio británico eran tanto o más patriotas que los judíos alemanes en su país.
En general, aunque no se puede descartar que algunos políticos británicos considerasen las razones anteriores como válidas, lo cierto es que el fin último de la Declaración Balfour, para quienes la impulsaron, fue que, a fin de cuentas:
  • Resultaría beneficioso para el Imperio Británico; en primer lugar; y (no necesariamente en este orden) traería beneficios colaterales:
    • Sería de Justicia, beneficiando a los judíos y reparando una persecución injustificada que ya duraba dos mil años.
    • Ayudaría a los árabes, permitiendo que el empuje judío sacase del marasmo secular  -que mucha gente achacaba al mal gobierno turco- a Palestina,.
    • Permitiría a otras minorías, como circasianos, armenios, rusos, etc, sacudirse el yugo otomano.
    • Y, muy importante para gran parte de los votantes, contribuyentes y gente influyente en la Gran Bretaña: favorecería una época de estabilidad en Tierra Santa, con un control pluri-nacional de los Santos Lugares. 
  • En cambio, no hay pruebas de interés del capitalismo de EEUU o Reino Unido, o de los "magnates judíos" en la Declaración Balfour.
Tras la Primera Guerra Mundial, los vencedores impusieron sus condiciones; en realidad, pocas, o ninguna guerra, han visto a los derrotados salirse con la suya (5). Tras la firma del Tratado de Versalles, en Junio de 1919, en lo tocante al destino de Oriente Medio destacan:
  • Primera Conferencia de Londres*: Después de la firma del Armisticio entre los Aliados y el Imperio Turco, la fuerte oposición dentro de Turquía a las agresiones de las potencias vencedoras europeas (excluyendo a Rusia y EEUU) llevaron a los Aliados a pactar una política en común. En Londres (14 a 24 de Febrero de 1920), los representantes de Francia, Reino Unido e Italia mantuvieron una reunión preliminar en la que se pactó el reparto del Imperio Otomano en esferas de influencia, y quedaron de acuerdo en sus argumentos para futuras reuniones.
  • La Conferencia de San Remo, del 19 al 26 de Abril de 1920 (con asistencia de Gran Bretaña, Francia, Italia, y representantes de Grecia, Bélgica y Japón) donde se ratificó el reparto territorial del Imperio Otomano previamente acordado por los Aliados en la Conferencia de Londres, con la creación de Mandatos tipo A de la Sociedad de Naciones que serían dirigidos por Francia (Siria y Líbano) y Gran Bretaña (Mesopotamia y Palestina). También el Hiyaz, Transjordania, Egipto o Yemen, pasarían a ser estados teóricamente independientes con fuertes vínculos con el Imperio Británico. Es de destacar que uno de los motivos que los británicos argumentaban para que el Mandato de Palestina les fuese concedido a ellos, era precisamente que se veían obligados por su declaración a favor de crear un Hogar Nacional Judío. 
  • Artículo en The Times,
    26 de Abril de 1920
  • Tratado de Sèvres: Se celebró en Agosto de 1920, y debería haber concluido en una paz estable
    Reparto previsto en el Tratado de Sèvres,
    que nunca entró en vigor
    y duradera para todas las partes. En realidad, no resultó en nada o casi nada útil, pues el rechazo de varios de los países implicados a sus conclusiones resultó en que no se ratificara. Al final, tras la Guerra de Independencia Turca, que concluyó con el Tratado de Lausana, se configuró un mapa del Oriente Medio bastante diferente del que se había intentado imponer en Sèvres.(6) En cuanto a la historia que nos ocupa, los Mandatos de Siria - Líbano, y de Palestina, que había sido pactados ya en las Conferencias de Londres y San Remo, quedaron definitivamente aceptados por todas las partes tras los Tratados de Sèvres y Lausana.   
La Sociedad de Naciones concedió oficialmente el Mandato de Palestina al Reino Unido el 22 de Julio de 1922(7), aunque entró en vigor (como el Siria) el 29 de Septiembre de 1922.

Pese a lo que se ha dicho posteriormente, el Mandato de Palestina no nace con intenciones perversas; en sus primeros años, la Sociedad de Naciones está llena de buenas intenciones y su propósito es, realmente, admirable: llevar la Cultura, la Salud, la Civilización, a todos los pueblos, solucionar los problemas con pactos y negociaciones, y terminar con las guerras como manera de arreglar conflictos. Así, en Oriente Medio, las potencias mandatarias (Francia y Reino Unido) debían favorecer el progreso de los pueblos de sus respectivos Mandatos, para que pudieran acceder a la independencia como países modernos en unos cuantos años.

En el caso de Palestina, el Mandato que la Sociedad de Naciones concede a los británicos, de ninguna manera pretende crear un estado judío, ni desposeer a los habitantes de los territorios de que se trata de su soberanía.

En realidad, la Sociedad de Naciones decide, tras la derrota de las Potencias Centrales, crear una serie de estados cuyo nivel de desarrollo podía hacerles independientes en poco tiempo, (Palestina, Siria, Mesopotamia) y otros que necesitarían más tiempo (los de las colonias alemanas en África y Oceanía, sobre todo).

En cuanto a Palestina, se pretende crear un estado pluri-racial, multi-religioso, gobernado inicialmente por el Reino Unido, para llegar posteriormente a un estado moderno, capaz de convivir en paz, tanto entre sus diferentes comunidades (no sólo árabes y judíos, sino circasianos, drusos, griegos, armenios, etc) como con los territorios vecinos (en general, dominados en ese momento por británicos y franceses).

La expresión "Hogar Nacional Judío", tanto en la Declaración Balfour como en el Mandato de Palestina, venía en minúscula ("national home for the Jewish people"); esta puntualización no es baladí, pues venía a significar, ni más ni menos, que el Imperio Británico "veía con buenos ojos" que, en caso de victoria al final de la guerra, favorecería la inmigración de los judíos -entiéndase los que fuesen o se considerasen perseguidos- para poderse asentar en Palestina, siempre que no se perjudicaran los derechos de las comunidades ya residentes.

Mandato de Palestina primitivo
Ni más, ni menos. No prometía un Estado Judío, pero tampoco desposeía de territorios al Sherif Husayn Ibn Ali o sus hijos, que nunca llegaron a un acuerdo, ni contribuyeron al esfuerzo militar aliado, más allá de unas cuantas algaradas bulliciosas, y sin embargo recibieron (en principio) lo que actualmente corresponde a la región occidental de la Península de Arabia, más las actuales Siria, Líbano, Jordania e Iraq. Que, exceptuando Abdullah, el resto de los hijos de Husayn fueran manifiestamente incompetentes... es otra cosa

Así, los británicos abordan el Mandato de Palestina con la intención de:
  • Conseguir que Palestina (entiéndase los territorios al Este y al Oeste del Jordán) formen parte de una Zona de Influencia Británica, que debería basarse en la creación de emiratos o países con gobernantes amistosos (Abdullah de TransjordaniaFaysal I de Siria-luego Faysal I de Iraq-; Ali ibn Husayn* del Hejaz - depuesto en 1925-;  Abdelaziz Ibn Saud, etc). 
    • Estos líderes, con apoyo económico británico, incluyendo la creación, formación, y dotación de cuerpos militares, como la excelente Legión Árabe de Transjordania -en lugar de enviar tropas militares de ocupación, como fue el criterio predominante de Francia, hasta que las derrotas militares le obligaron a renunciar a ello- podrían llegar a ser óptimos aliados del Imperio Británico.
    • Por otro lado, evidentemente, confiar en gobernantes de cultura árabe, y religión musulmana, disminuía la posibilidad de rebeliones contra los europeos.
    • Por supuesto, estrechar los lazos amistosos con una especie de Commonwealth anglo-árabe podría ser una fuente de intercambios comerciales generadores de una inmensa riqueza, al tiempo que podía ser básica para el mantenimiento del Imperio Británico.
  • Sin embargo, si este era su propósito al terminar la Gran Guerra, muy pronto (escandalosamente pronto) renuncia a los principios de la Sociedad de Naciones y crea y deshace a su antojo:
    • En 1917, el ejército británico de Sir Edmund Allenby* derrota a los turcos de Djemal Pasha -frente a los que presentan una superioridad abrumadora- en la Campaña de Siria y Palestina*, y les expulsan de Palestina y Siria. Los Hashemitas de la "Gran Revuelta Árabe" prestan una ayuda poco menos que testimonial.
    • Tras el final de la guerra, se reúnen los aliados en la Conferencia de París (Enero de 1919) para decidir las exigencias que se van a presentar a los vencidos, que se irán discutiendo en los ya citados Tratado de Versalles, (Junio de 1919); Conferencia de Londres* (Febrero 1920);  Conferencia de San Remo, (Abril 1920); Tratado de Sèvres, (Agosto 1920), y Tratado de Lausana (1923).
    • Aunque, como hemos dicho, la Sociedad de Naciones concedió oficialmente el Mandato de Palestina al Reino Unido el 22 de Julio de 1922, y debía entrar en vigor el 29 de Septiembre de 1922, a principios de mes el gobierno británico presentó un memorándum a la Sociedad de Naciones en el que solicitaba que Transjordania fuera excluida de todas las obligaciones que se imponían al Reino Unido en cuanto a inmigración judía, creación de un "Hogar Nacional Judío" etc
    • Este memorándum fue aprobado el 11 de septiembre, y en la práctica significó que el Mandato de Palestina quedó dividido en "West Bank", Cisjordania -que vendría a ser gobernada directamente por el Reino Unido como Palestina- y el "East Bank", o Tranjordania, que sería gobernado por Abdullah, el más inteligente de los hijos del Sherif de la Meca y Medina. (8)(9)   
    • Con el memorándum, los británicos pretendían calmar el temor de Abdullah de que la inmigración judía terminase convirtiendo el emirato que iba a gobernar en un país moderno, rico... pero democrático, que incluso podrían llegar a derrocarle llegado el momento. Por lo tanto, en el Emirato de Transjordania la inmigración judía quedó absolutamente prohibida (10).
    • Técnicamente, ambas zonas continuaban -de momento- siendo un sólo mandato, pero la mayoría de los documentos oficiales se referían a él como si fueran dos mandatos separados. Al final, tanto la Sociedad de Naciones (que no estaba de acuerdo con la Partición de 1921-22, pero tuvo que aceptar el Memorándum, como tendría que aceptar tantas y tantas cosas...) como los demás países, se acostumbraron a considerarlo como un hecho; incluso se perdió el término "East Bank" para llamar a Transjordania. 
Como hemos visto, el Reino Unido no pretendía, de ninguna de las maneras, dañar a la población
Mandato de Palestina tras el Memorándum
presentado a la Sociedad de Naciones por
el Reino Unido (1922)
árabe del Mandato de Palestina ni favorecer a los judíos sobre ella. De hecho, como veremos en otras entradas, la política inglesa durante el Mandato fue muy restrictiva respecto a la inmigración judía, mientras no existió prácticamente ningún control sobre la penetración de árabes a través de las fronteras de las actuales Líbano, Siria, Jordania, Iraq, o Egipto (quizás porque se tenía el concepto de que Palestina era, simplemente, una parte de una nación árabe más grande, como la Gran Siria, o País de Sham*, como decían sirios, libaneses o Abdullah, aunque cada uno se pedía el mando) .

Dado que las palabras de la Declaración Balfour (recogidas más tarde en el Mandato) no suponían necesariamente la concesión de un Estado Judío independiente, la solución podría haber estado en un Estado unitario con mayoría árabe y representantes judíos proporcionales a la demografía, iguales derechos para todos, y cooperación política, social, y económica. Los judíos aceptaban esta solución (excepto una minoría de extremistas) (11) y no era otra cosa lo que deseaban la Sociedad de Naciones y los británicos; por lo tanto, el rechazo de los árabes (que siguieron, en su mayoría, las consignas de sus líderes más fanáticos) fue, desde el principio, lo que debía llevar al fracaso de la convivencia árabe-israelí.

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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.

**Enlaces en francés

***Enlaces en otros idiomas

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  1. Aunque ninguno de nosotros haya vivido ese tiempo de la Gran Guerra, parece mentira que no recordemos que, hasta 1974, los ciudadanos de EEUU consideraban como su orgullo máximo no haber sido nunca derrotados en una guerra (según su historia; en realidad la guerra contra Gran Bretaña de 1812-15 resultó en una especie de empate) y el fracaso de la Guerra de Vietnam supuso una catástrofe psicológica para el país.
  2. Desde su firma, ha sido siempre presentado como una capitulación vergonzosa por parte de los bolcheviques frente a Alemania. En realidad, sin entrar en discusión si para Rusia hubiera resultado lo mejor, o no, la toma de poder por los bolcheviques, pocas posibilidades tenían de mantenerse en el poder de no acceder a las demandas de sus enemigos. Y, no olvidemos, la intención de Lenin -equivocada, o no- era liberar a las clases bajas, no ganar una guerra.
  3. Los resultados de la encuesta nunca se hicieron públicos durante la Gran Guerra. Según datos recogidos tras la guerra, y a finales del siglo XX:
    1. De un total de 550,000 judíos residentes en Alemania en 1914, 100,000 prestaron servicio en el Reichsheer (un 10 % voluntarios).
    2. El 78% de soldados judíos participaron en combate activo y 12,000 soldados judíos murieron en combate. 
    3. Otros 30,000 recibieron felicitaciones o condecoraciones por valentía en la lucha (incluyendo la Cruz de Hierro), y 19,000 soldados judíos recibieron ascensos.
    4. Unos 2,000 judíos ganaron el ascenso a oficiales por méritos de guerra y 1,200 médicos judíos se asimilaron como oficiales médicos. 
  4. Alocución Consistorial, 14 de marzo de 1919, en "Actes de Benoit XV", 3 voll., Paris, 1924-1926, vol. II, p. 450. El Vaticano, siempre tan comprensivo con los pueblos a quienes ha perseguido...
  5. Quizá los ejemplos más contundentes sean, al menos en la Historia Contemporánea, las Guerras árabe-israelíes de 1956 (donde se obligó al vencedor a retirarse -lo que se consideró una gran victoria de los vencidos- a cambio de unas condiciones que no se cumplieron); la de 1967 (que terminó con el ganador pidiendo una conferencia de paz y los derrotados exigiendo la rendición incondicional de los otros); de 1973 (que los árabes proclamaron como victoria gracias a que la URSS impidió que sus ejércitos fueran destruidos)... y así sucesivamente.
  6. Y dio lugar a uno de los intercambios más importantes de población del siglo XX; bajo el auspicio de la Sociedad de Naciones, unos 1.650.000 griegos fueron desplazados de sus hogares en Anatolia hacia Grecia, y 670.000 turcos fueron trasladados de Grecia a Turquía. Se exceptuó a la minoría griega de Estambul y los habitantes griegos de las islas de Imbros y Ténedos (unos 130.000 griegos) y a unos 110.000 turcos de la Tracia occidental, que permanecieron en Grecia. Es un ejemplo que demuestra que el intercambio de palestinos residentes en el territorio asignado a Israel en la Partición, por judíos de países árabes que quisiesen hacer aliya, podría haber prevenido el  problema de los refugiados.
  7. The Mandate for Palestine. Israel Ministry of Foreign Affairs.
  8. Pero la cosa venía de antes. La maniobra tenía como objetivo recompensar a Abdullah, que se sentía postergado en el reparto de tierras tras el fin de la Gran Guerra, y convertirle en un fiel aliado. En primer lugar había echado el ojo a Mesopotamia, pero al ser expulsado su hermano Faysal por los franceses de Siria en Julio 1920, Abdullah fue consciente de que su hermano le pisaría también este territorio. En Septiembre de 1920 abandonó el Hejaz, a la cabeza de unos centenares de beduinos, supuestamente para "liberar Damasco" y ayudar a su hermano a volver al trono, pero en realidad, ni se acercó a Siria, acampando en Noviembre de 1920 en Ma'an. En realidad, como todos los actores de esta especie de tragicomedia sabían, Abdallah no tenía ni la más remota posibilidad de derrotar a los franceses, pero su "bluff" surtió efecto para convencer a Winston Churchill de que debía contar con él. Efectivamente, tras la Conferencia de El Cairo, en Marzo de 1921, Faysal pasó a ser Faysal I de Iraq, pero Abdullah fue emir, luego rey, de Transjordania. 
  9. Michael T. Thornhill, ‘Abdullah ibn Hussein (1882–1951)', Oxford Dictionary of National Biography, Oxford University Press, Sept 2004; online edn, Jan 2008; Karsh, Efraim: "Islamic Imperialism; a History" Yale University PRESS, New Haven & London, (2007), pg 196-97
  10. Y por lo tanto, las cifras de periodistas e historiadores pro-palestinos como Roberto Mesa o David Solar (que afirman que el 55 % del Mandato fue entregado por los británicos a un 33 % de residentes judíos) son falsas; en realidad, un 77 % del Mandato fue convertido en un Estado puramente Árabe, mientras que, en el 23 % restante -donde teóricamente la Potencia Mandataria debía "favorecer la inmigración judía" sin "perjudicar a la población ya residente"- el Yishuv no encontró otra cosa que obstrucción y rechazo.
  11. "Report on Middle East Conference held in Cairo and Jerusalem", March 12th to 30th, 1921, Appendix 23, pp. 153-157. El Consejo Nacional Judío* (Gobierno Ejecutivo del Yishuv) agradece los esfuerzos del Reino Unido por ayudar a la reconstrucción del "Hogar Nacional Judío" y, aunque sea en un territorio muy pequeño, se sienten satisfechos y dispuestos a colaborar en el progreso de Palestina

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