La derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial supuso su disolucíón, perdiendo todos los territorios externos a la Península de Anatolia (más o menos la actual Turquía, que sólo pudo conservar tras la Guerra de Independencia turca y la Guerra greco-turca).
Los territorios que los aliados vencedores (fundamentalmente el Reino Unido y Francia) se disponían a repartirse eran Mesopotamia, Siria (con el Líbano) y Palestina, a ambos lados del Jordán. (no trataremos aquí de los territorios de la Península Arábica, que llevaron su propio recorrido histórico).
Ni el mundo árabe ni los judíos se mostraban (al menos en teoría) de acuerdo con el pacto entre los aliados, plasmado inicialmente en el acuerdo Sykes - Picot de 1916 (entre británicos, franceses, rusos, y la aquiescencia italiana) pero que, tras la guerra, quedaría en un mero reparto de zona de influencia entre Reino Unido y Francia:
- Los árabes insistían en que en la Correspondencia McMahon-Husayn se les había prometido, a cambio de su apoyo en la guerra contra los turcos, un estado árabe con los actuales Siria, Líbano, Jordania, Iraq, la Península Arábiga, y Palestina. Y, por supuesto, bajo la monarquía de los hashemitas* del sherif de La Meca, Husayn Ibn Alí. Por los puntos expuestos aquí, no llevaban razón.
- Los judíos, por su parte, se aferraban a la Declaración Balfour, que mostraba la buena disposición del Imperio Británico a crear un "Hogar Nacional Judío" (no necesariamente un país) en el territorio de Palestina... si ganaban la guerra. Como explicamos aquí, tampoco los judíos tenían la razón absoluta.
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| Participantes en la Conderencia de San Remo: Matsui Keishirö, Lloyd George, Curzon, Berthelot, Millerand, Vittorio Scialoja, Nitti |

