martes, 9 de diciembre de 2025

ASALTO A LA PRISIÓN DE ACRE

Acre (conocida también como Akko por los israelíes y Akka por los árabes) es una ciudad de Israel, situada en la extremidad norte de la Bahía de Haifa, en el Mar Mediterráneo. En 2022, tenía algo más de 50000 habitantes: 56,53 % judíos, 32,36 % árabes, y el resto de otras procedencias. 

Acre en la segunda mitad del s. XIX
Debido a su privilegiada posición estratégica, se conoce asentamientos urbanos en la zona desde la Edad de Bronce Temprana (hacia 3000 B.C.)  y ha sido poblada por cananeos (fenicios), israelitas, asirios... hasta llegar a su pertenencia actual al Estado de Israel.

En el siglo XII los Cruzados construyeron una fortaleza en un saliente sobreelevado, al norte de lo que por entonces era la población. Destruida por el sultanato mameluco de Egipto en 1291, sobre sus ruinas se reconstruyeron unas fortificaciones en el siglo XVIII, bajo el dominio del Imperio Otomano, que albergaron el Palacio del Sheikh, prisiones (entre 1868 y 1871 el fundador de la fe Bahá'í*Baháʼu'lláh*, estuvo allí encarcelado) y guarnición militar. Tras su conquista por los británicos en 1918 se contruyó allí la prisión más segura del Mandato Británico: la Prisión de Acre.

El 4 de Mayo de 1947 el Irgún dirigió a plena luz un espectacular asalto contra el Penal. Este ataque y sus consecuencias marcó el crepúsculo del Mandato de Palestina,

¿Qué pasó? Veámoslo

Un poco de historia

Al principio del Mandato de Palestina, en 1922, un 76 % de los 6480 habitantes de Acre eran musulmanes; la mayoría del resto eran cristianos, y sólo había 78 judíos. (1)

Los británicos construyeron allí su prisión central del Norte de Palestina, no por esta distribución demográfica, ya que en la historia de la prisión estuvieron detenidos y fueron ejecutados muchos más árabes y musulmanes que judíos. Simplemente, las fortificaciones hacían el penal invulnerable... o casi.

Réplica de una horca británica en el"Underground
Prisoners Museum
", en el antiguo penal de Acre
La prisión de Acre se convirtió así en la posición clave del sistema penitenciario británico durante el Mandato, acogiendo tanto detenidos políticos como delincuentes comunes. Algunos de sus hitos fueron:

  • En los Disturbios de 1929murieron asesinados 133 judíos y, al menos, 116 árabes (la mayoría por la Policía británica que reprimió los pogromos de alborotadores árabes contra los judíos). Tras el final de la violencia, 174 árabes y 109 judíos fueron acusados de asesinato o tentativa de asesinato. 26 árabes árabes y 2 judíos fueron sentenciados a muerte; tras las correspondientes apelaciones y medidas de gracia, sólo tres personas, árabes, fueron colgados en el Penal de Acre. (2)
  • Durante la Revuelta Árabe de 1936-1939 la Prisión de Acre fue también protagonista en la represión británica contra la rebelión. Miles de detenidos pasaron por ella; de ellos, fueron ejecutados 108 árabes y 2 judíos. (3)
  • Al final de la Revuelta Árabe, los judíos, conscientes de que los árabes nunca consentirían la creación de un Estado Judío ("ni del tamaño de un sello de correos", en palabras del Muftí Amin al-Husayni), plantearon la necesidad de crear un ejército profesional, y tanto Haganah como Irgún crearon cursos para suboficiales y oficiales. Pero ésto chocaba con la lógica de los británicos, para los que -logicamente- ellos debían ser los únicos que controlaran las fuerzas militares. Pese a la ayuda prestada por los judíos para derrotar la Revuelta (sobre todo con los Escuadrones Nocturnos Especiales* de Orde Wingate*), casi cien militantes de Haganah e Irgún fueron detenidos y encarcelados en Acre. Entre ellos estaban futuros militares de las FDI como Moshe Dayan o Moshe Carmel (4)
  • Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con el aumento de la insurgencia judía (Irgún, Lejí y, a temporadas, Haganah) también aumentaron las detenciones y encarcelamientos de activistas judíos en Acre. En la primavera de 1947, cuatro miembros del Irgún habían sido condenados a muerte y, pese a multitud de peticiones de clemencia, fueron ahorcados en Acre el 16 de Abril: Dov Gruner, detenido tras un asalto a la comisaría de Ramat Gan* para conseguir armas, Yehiel Dresner*, Mordechai Alkahi* y Eliezer Kashani*; estos tres últimos tras ser detenidos en un control en la "Noche de las palizas"*. (5) El Irgún había hecho preparativos para intentar liberarlos mientras estuvieron detenidos en la prisión de Jerusalén; (6) pero, trasladados a Acre dos días antes de su ejecución (los británicos no sabían nada de los planes de liberación, pero consideraban más segura, y con razón, la fortaleza de Acre), sus compañeros no pudieron hacer nada.
La ejecución de los cuatro combatientes del Irgún en Abril de 1947, que fue seguida cinco días después por el suicidio en la Prisión de Jerusalén (con una granada artesanal introducida de contrabando) de otros dos condenados a muerte (Meir Feinstein, del Irgún, y Moshe Barazani, del Lejí) levantó una oleada de simpatía por la causa judía, tanto de Palestina como en el exterior (sobre todo en EEUU).

La respuesta del Irgún fue anunciar la creación de "tribunales militares" que en lo sucesivo juzgarían (y podrían condenar a muerte) a soldados británicos que cayeran en sus manos... Y preparar un ataque a la Prisión de Acre, uno de los símbolos más rocosos del poder británico en Palestina. Pero había varios problemas.

Problemas y preparativos.

Hacia 1947 la población de Acre pasaba de 12000 personas: aproximadamente un 80 % eran musulmanes, y sólo había 50 judíos. (7) Los años de creciente hostilidad, y muchas veces abierto enfrentamiento, entre ambas comunidades, habían conducido a una progresiva separación entre ellas. La ciudad de Acre era cada vez más árabe, de la misma manera que las ciudades adyacentes de Tel Aviv y Jaffa eran profundamente judía y árabe, respectivamente. No había sido intencionado, claro, pero era una dificultad añadida para la acción que preparó el Irgún sobre la prisión de Acre.

En el interior de la prisión había también una clara diferencia: exceptuando delincuentes "lunáticos", había unos 400 prisioneros árabes, frente a unos 90 judíos (del Irgún, Lejí y también de la Haganah). (8) Y, sin duda los árabes, sobre todo los encarcelados por violencia nacionalista árabe o por actividades antibritánicas, tomarían la postura de oposición a los judíos en una fuga o motín.

Hombres del Irgún disfrazados de británicos
Además, Acre era un puesto militar de primera importancia para los británicos; además de los guardias de la prisión (la mayoría
 árabes, con algunos oficiales y suboficiales británicos) la Policía y la guarnición militar, habían dispuesto en torno a la ciudad una serie de campamentos militares, como anillos concéntricos.

Otra dificultad era la complicada estructura de la fortaleza. Aún contando con los recuerdos de los prisioneros que habían conocido desde dentro su geografía, resultaba muy difícil diseñar un plan que tuviera una mínima posibilidad de éxito. El plan debía contemplar la dificultad de penetrar en la prisión (que contaba con unas impresionantes murallas), volar dos inmensas puertas de hierro que cerraban el paso al patio y los bloques de celdas, orientarse por los laberínticos pasillos, abrir las celdas indicadas y guiar a los presos al exterior para, una vez fuera de la prisión, conducirles -a través de una ciudad y sus alrededores de población casi exclusivamente árabe- por carreteras vigiladas por los británicos, hasta los escondites que se prepararan. (9)

Y todo ello debía hacerse en un mínimo de tiempo, para que el Ejército Británico no reaccionara a tiempo de cerrar la zona, gracias a su anillo de posiciones militares, bloqueando dentro a todos los participantes en la acción, presos y atacantes.

La acción fue preparada en combinación entre el Irgún y Lejí, y programada para el 4 de Mayo, domingo, mientras en las Naciones Unidas se debatía sobre el Mandato de Palestina. El operativo fue diseñado por Amichai Paglin* (nombre en clave "Gidi"), Jefe de Operaciones del Irgún, que había sido también el responsable del plan de ataque al Hotel Rey David. Para poder llevar a cabo el asalto, se necesitaba que se produjeran ataques simultáneos desde el exterior, por miembros de Irgún y Lejí -a los que dirigiría el judío polaco Dov Cohen* ("Shimshon")- y desde el interior, por prisioneros de ambos grupos, dirigidos por el antiguo Jefe de Operaciones del Irgún, Yeruham "Eitan" Livni* y Yeshua Zettler*, del Lejí.

Livni explicó al Alto Mando del Irgún -con mensajes sacados de la prisión por contrabando- que la fuga mediante túneles bajo la muralla, o por "saltos" por encima de ella, era imposible; sólo podían servir para unos pocos reclusos en cada intento, y la posibilidad de ser aprehendidos era casi una certeza.

De manera que se decidió intentar una fuga en masa a traves de un agujero abierto en la muralla mediante explosivos, a lo que seguiría la voladura de dos puertas de hierro que cerraban el camino desde el patio y las celdas de los prisioneros al muro exterior.

Pero la muralla tenía más de uno o dos metros de espesor, según las zonas (había resistido incluso los cañones de Napoleón) y estaba rodeada por un foso de cinco metros de ancho y doce de profundidad. Desde los ventanucos más bajos al fondo del foso había casi quince metros de caída. Paglin, con un pequeño grupo de exploradores, y los planos de la prisión, pasó días buscando una solución. 

Finalmente, la encontró. La cara sur de la muralla daba a la Ciudad Vieja, que estaba llena de callejones y edificios antiguos. En un punto, donde habían derribado una casucha al ampliar el foso, el techo había quedado, formando una especie de puente entre la muralla y una casa de baños que daba sobre el foso. Paglin pensó que, con una escalera, podría encaramarse sobre ese "puente"; y, de allí, apoyando otra escalera en la pared, podría llegar al agujero que se abriría con los explosivos en la pared, que en ese punto daba por el interior al cuarto donde se almacenaba el keroseno.

Los presos, con explosivos que les pasaron de contrabando, volarían las puertas de hierro; y con granadas artesanales, bombas fumígenas y todo tipo de armas improvisadas, mantendrían alejados y ocupados a guardianes y presos árabes mientras se fugaban los seleccionados.

Porque no todos los presos podrían escapar, debido a que había un número limitado de escondites seguros que se podían preparar. Deberían tener preferencia aquellos con experiencia de combate, los que podían pasar por británicos y los expertos en demoliciones. Finalmente, y tras discusiones, Livni y Zettler eligieron 30 miembros del Irgún, y 11 de Lejí, formarían parte de la fuga. Para evitar fuga de informaciones, los elegidos serían informados el mismo día del asalto.

En el exterior, el operativo preparado por Paglin incluía un camión grande (3TM) y dos pequeños (0,75 TM cada uno), con 34 hombres del Irgún camuflados como una unidad de ingenieros, encabezados por un jeep con Dov Cohen -disfrazado de capitán de los Royal Engineers- y dos hombres más en uniforme de soldados rasos.

El problema de Paglin no era llevar sus unidades de ataque a la ciudadela, sino conseguir escapar a tiempo. Para ello, dispuso por las carreteras secundarias que rodeaban Acre una serie de puestos de bloqueo y cobertura con tres hombres cada uno. Su misión no era evitar que las tropas británicas convergieran sobre Acre, sino retenerlas sólo unos minutos para que el convoy consiguiera escapar. Un escuadrón del Irgún, disfrazados de árabes y con un mortero de pequeño calibre, tomaron posiciones cerca del acuartelamiento del 2º Batallón de la 6ª División Aerotransportada. Debían abrir fuego de distracción sobre ellos, una vez empezada la fuga, y evitar así que una de las mejores unidades de Palestina entrase en combate.

Consecuentemente, dispuso también puestos de contención en Acre, para evitar que la Comisaría de Policía enviase refuerzos a tiempo, y en las rutas desde Haifa hacia el Este, para evitar que se cortase el camino a Binyamina, en Samaria, que iba a ser el primer relevo en la ruta de fuga antes de dispersarse hacia los lugares de refugio.

El día y hora de la operación también fueron elegidos cuidadosamente: un domingo a las 4 p. m. Tras el ejercicio en el patio, la mayoría de los presos árabes estarían en sus celdas; el número de guardianes (en un día laborable, 132 guardias árabes y 8 soldados británicos) estaría reducido por los que estaban de permiso; y habría menos aglomeración en la Ciudad Vieja, lo que permitiría mejor el tránsito de los "ingenieros".

La acción 

A las 4 p. m. del 4 de Mayo, se inició la operación: los vehículos camuflados se dirigieron hacia la porción de muralla donde iban a detonar los explosivos lo que, según los planes, sería a las 4'15. Normalmente, los presos eran devueltos a las celdas tras la hora de ejercicio; pero, en domingo, todo era más relajado, y se permitía que se quedaran más por el patio. Los presos judíos que no iban a participar en la fuga bajaron al patio a hacer ruido, para distraer a los guardianes y los presos árabes. Los hombres que iban a escapar se quedaron en las celdas, con las puertas abiertas, para correr hacia la muralla en cuanto se produjera la explosión.

La prisión de Acre
tras el asalto

El camión más grande estacionó ante las puertas de la prisión, como estaba previsto; pero los pequeños, sin embargo, tuvieron dificultades para atravesar las abigarradas multitudes (pese a la hora) de árabes con sus mulas, puestos de comerciante, etc. Finalmente, con siete minutos de retraso, los "técnicos de reparaciones" consiguieron colocar las bombas con sus mechas. La explosión se produjo a las 4'22 p.m.

El estruendo sacudió toda la prisión, cogiendo por sorpresa a los guardianes y a los presos árabes, muchos de los cuales entraron en pánico y corrieron hacia sus celdas o por el patio, añadiendo confusión al caos que se produjo.

Los prisioneros que iban a fugarse se habían dividido en tres grupos:

  • El primero de ellos, con 11 efectivos bajo el mando de Menájem Malatzky* y Michael Ashbel*, salió corriendo en cuanto oyeron la explosión, volaron una tras otra las dos puertas de hierro con los explosivos introducidos de contrabando desde el exterior y se lanzaron rápidamente contra el agujero que se había abierto en la muralla.
  • El segundo grupo, dirigido por Dov Efrat*, constaba de 22 prisioneros, incluyendo a Livni y Zettler. Una vez despejado el camino hacia la sala de keroseno por el primer grupo, su misión era mantenerlo abierto, frenando la posible reacción de los guardias y la hostilidad de los prisioneros árabes. Para ello montaron una barricada con material inflamable, al que prendieron fuego, y utilizaron armas improvisadas, incluyendo granadas artesanales.
  • El tercer grupo, con los 8 combatientes restantes, comandados por Menájem Schiff*, del Lejí, tenía la misión más peligrosa: evitar que los guardias del tejado ametrallasen al segundo grupo, para ello, dispararon y lanzaron granadas artesanales contra ellos, hasta que los demás hubieron salido, y luego se dirigieron también hacia el boquete.
Tal y como fueron las cosas, la huida a través de la prisión y por el agujero abierto en la muralla fue como la seda: la confusión creada por la explosión, la distracción creada (intencionalmente) por los prisioneros judíos y el caos de centenares de presos árabes corriendo enloquecidos aturdió a los guardias, que al principio creyeron en un motín (más que en una fuga) y dispararon "a bulto"... sobre los árabes que corrían de aquí para allá. (10)

El grupo de Malatzky y Ashbel había montado en uno de los camiones pequeños y, con varios componentes del comando de ataque, había partido en cuanto estuvo lleno. Los otros dos grupos de fugados se amontonaron en los dos camiones restantes. Pese a algún problema mecánico y un intento de la multitud de árabes de la Ciudad Vieja (que empezaban a caer en la cuenta de que, tras la explosión de unos minutos antes, los extraños fugitivos bien podían ser terroristas judíos) por cortarles el paso, consiguieron escapar con sólo una baja: Jaim Applebaum, del Lejí, muerto por una bala en el abdomen disparada desde los grupos que intentaban cortar el paso a los camiones.

Mucha peor suerte tuvo el primer camió, cuya ruta de escape seguía cerca de la carretera de la costa. Por casualidad, un grupo de paracaidistas británicos que habían aprovechado el domingo para ir a bañarse al mar, al oír la explosión en la ciudadela se vistieron deprisa, cogieron sus armas y, al ver al camión huir de Acre a excesiva velocidad, le dispararon.

El camión, con varios heridos, trató de huir, pasando cerca de donde esperaba el jeep de Dov Cohen y sus dos compañeros. Cohen, vestido de capitán, hizo gestos a los británicos de cesar el fuego. Inicialmente obedecieron, pero el conductor del camión perdió el control y estrelló el vehículo contra un grupo de cactus. Los ocupantes que aún se valían intentaron escapar, secuestrando un camión árabe que circulaba por la carretera, y Cohen y sus compañeros intentaron cubrirles.

Evidentemente, los paracaidistas se dieron cuenta de que el "capitán" era falso y los hombres que habían salido del camión eran, con toda probabilidad, terroristas. Dispararon sobre ellos con sus ametralladoras y, cuando todo acabó, todos los judíos del grupo, incluyendo a Cohen y sus dos hombres, estaban muertos o gravemente heridos menos dos. Los británicos detuvieron a los que aún estaban vivos y los trasladaron a la Comisaría de Policía de Acre. Sólo un hombre de este grupo (Nissim Benado) escapó, pero gravemente herido, y murió al día siguiente en un escondite de Haifa.

Casi todos los grupos de bloqueo escaparon sin problemas, incluyendo los "árabes" que habían disparado sobre el 2º Batallón de la 6ª División. Hubo una excepción. Por olvido o por error, Dov Solomon, el segundo al mando de la operación tras Dov Cohen, no había conseguido avisar a uno de los puestos, y los tres combatientes (Avshalom Haviv*, Yaakov Weiss* y Meir Nakar*), junto con otros dos que fueron arrestados, sin armas, a poca distancia de Acre (Amnon Michaelov y Nahman Zitterbaum, ambos menores de edad). Fueron detenidos sin que ofrecieran resistencia y serían juzgados poco después.

Consecuencias

De los 41 presos judíos que escaparon de la prisión, consiguieron escapar 27 (20 de Irgún y 7 de Lejí); 5 resultaron muertos (6 según algunos informes), y los demás fueron heridos y/o vueltos a capturar. Del grupo de atacantes, 4 murieron (3 según otros, totalizando 9 fallecidos) y 5 fueron detenidos, como ya hemos explicado. Aunque el coste de la operación en término de vidas fue alto para Irgún y Lejí, casi todas las bajas habían sido producto de mala suerte (la irrupción inesperada de los paracaidistas que estaban en la playa) o un grave error (no avisar a uno de los controles); sin embargo, la organización, planificación y conducción del asalto había sido prácticamente impecable, sorprendente para la "banda de asesinos" que las autoridades del Mandato presentaban al mundo.

No es de extrañar que el Ataque a la Prisión de Acre, en términos propagandísticos y de moral, resultara una absoluta victoria. Haber entrado en una fortaleza considerada inexpugnable, en medio de una ciudad completamente árabe; conseguir huir con cuarenta presos, bloqueando o burlando los controles de carretera británicos, y esconderlos en lugares que los registros policiales y del Ejército no lograron descubrir, fue un golpe mortal para el prestigio británico en el mundo. Todos los medios de comunicación del mundo reprodujeron los detalles del operativo, cuando se fueron conociendo, y se sorprendieron de la organización y determinación de los asaltantes.

Monumento a la Fuga de la Prisión, en Acre

En cambio, la Agencia Judía y la Haganah se desmarcaron del ataque a la prisión, criticando el alto número de vidas perdidas y la liberación de muchos nacionalistas árabes peligrosos que podrían tomar las armas nuevamente contra los judíos. Sólo algunos kibbutzim y miembros de la Haganah, a título individual, ayudaron al Irgún a retrasar unas horas la persecución británica (12).

El Parlamento de Londres pidió explicaciones al Gobierno laborista, y la oposición conservadora -cada vez más apoyada por la opinión pública- exigió medidas (militares, pero también políticas) que acabasen con la violencia y, en caso de no ser capaces, que se devolviese el Mandato a las Naciones Unidas.

De hecho, la Cuestión palestina ya estaba en las Naciones Unidas. El 14 de Febrero de 1947, el Secretario de Colonias Arthur Creech Jones* había anunciado que, debido a la imposibilidad de encontrar por sí mismo una solución al avispero de Palestina, tenía la intención de llevar el problema ante las NU; más adelante, ante el agravamiento de la situación, el Reino Unido pidió la convocatoria de una sesión especial de la Asamblea General, que comenzó el 28 de abril de 1947. O sea, una semana antes del asalto al Penal de Acre. (13)

Las noticias del asalto a la prisión convencieron a la Asamblea General de las NU de la imposibilidad de los británicos para manejar la situación, y se aceleró la creación de un Comité Especial de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP), que se nombró el 15 de Mayo y empezó sus trabajos sobre el terreno el 16 de Junio de 1947.

Mientras tanto, la tragedia seguía. El juicio de los 5 miembros detenidos en el Asalto al Penal de Acre (Avshalom Haviv, Yaakov Weiss, Meir Nakar, Amnon Michaelov y Nahman Zitterbaum) había comenzado el 28 de Mayo. Según las leyes británicas, Michaelov y Zitterbaum no podían ser condenados a muerte por su juventud (eran menores de edad), pero se temía que el resto de procesados fuese condenado a muerte.

Y así fue. El 16 de Junio (el mismo día que la UNSCOP empezó sus trabajos), el tribunal sentenció a Haviv, Weiss y Nakar a ser ahorcados. El Irgún había declarado, tras la ejecución de Feinstein y Barazani, que responderían a los "juicios con juicios, y ejecuciones con ejecuciones". Pese a las medidas de protección que tomaron los británicos para evitarlo, y tras varios intentos fallidos (alguno de ellos por la colaboración de la Haganah con los británicos), el Irgún consiguió secuestrar, el 11 de Julio, a dos sargentos -Clifford Martin y Mervyn Paice- que se encontraban de paseo.

La sentencia de los tres miembros del Irgún se cumplió el 29 de Julio. Al día siguiente, el Irgún anunció el asesinato de los dos sargentos, cuyos cadáveres aparecieron colgados de unos eucaliptos. En los días siguientes, se desencadenó un estallido de represión policial británica (detenciones, registros, palizas, demoliciones de vivienda), acompañada de violencia no autorizada de las fuerzas de seguridad contra la comunidad judía (cinco judíos murieron por disparos de la policía) y disturbios antisemitas en Palestina y en muchas ciudades de la propia Gran Bretaña.

Pero el "asunto de los sargentos"* fue el canto del cisne del Mandato de Palestina. La opinión pública británcia, cada vez más harta de que sus hijos murieran por la patria, en una tierra lejana, por reprimir a quienes habían sido víctimas de Hitler en mucho más grado que ellos, se indignó por el antisemitismo de parte de sus conciudadanos y de sus fuerzas de seguridad, en tanto o mayor grado que con la muerte de sus sargentos. Por supuesto, la repulsa fue aún mayor en el resto del mundo, sobre todo en los EEUU.

No hubo más ahorcamientos de judíos en Palestina tras el 29 de Julio de 1947. El Mandato daba sus últimos suspiros. El 2 de Septiembre la UNSCOP entregó su informe, en el que se recomendaba la terminación del Mandato y -por mayoría- la Partición, que se votó en la Asamblea General el 29 de Noviembre de 1947


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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.

**Enlaces en francés

***Enlaces en otros idiomas

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  1. Barron, J.B., ed. (1923). "Palestine: Report and General Abstracts of the Census of 1922". Government of Palestine.
  2.  Atta Ahmed el Zeer, Mohammad Khaleel Jamjoum y Fuad Hassab el Hejazi fueron ahorcados el 17 de Junio de 1930. Los árabes palestinos consideraron "mártires" a los tres ejecutados, y ese día pasó a conmemorarse como el "Martes Rojo", un día de duelo para toda la comunidad.
  3. Levenberg, Haim: "Military Preparations of the Arab Community in Palestine, 1945-1948" (Frank Cass and Co, London, 1993). Pg 74-76. Uno de los judíos ejecutados fue el primer "mártir" del Irgún ahorcado por los británicos en Acre: Shlomo Ben-Yosef*, el 29 de Junio de 1938.
  4. https://www.akko.org.il/en/attraction/the-underground-prisoners-museum/
  5. Como Shlomo Ben-Yosef y los dos miembros de Lejí ejecutados en El Cairo por asesinar a Lord Moyne, los cuatro activistas fueron calificados como "mártires" y forman parte de la lista de los doce "Olei Hagardom"* (ampliada a quince tras el gobierno de Menájem Begin*): los que dieron su vida por el nacimiento del Estado.
  6. Begin, Menájem: "La Rebelión"; Ed. Plaza y Janés (1978), Ed. Digital Epub: Pg. 337.
  7. http://users.cecs.anu.edu.au/~bdm/yabber/census/VSpages/VS1945_p04.jpg
  8. https://www.jewishvirtuallibrary.org/the-acre-prison-break
  9. Años después se supo que, al parecer, el Irgún había contado con la colaboración del ingeniero y arquitecto estadounidense (de origen ruso) Peres Etkes, que dirigió a principio de los años veinte la construcción de la prisión para los británicos. Etkes, que era sionista, facilitó al Irgún los planos de la prisión.
  10. Por supuesto, los árabes acabaron descubriendo el agujero, y en la hora siguiente al asalto del Irgún, escaparon 214 prisioneros árabes. Dado que Acre era una población casi exclusivamente árabe, les fue fácil encontrar ayuda; y como los británicos se dedicaron a perseguir sobre todo a los del Irgún y Lejí, la mayoría de los árabes (182) evadieron la captura.
  11. Allí, varios de los heridos fallecieron en las horas siguientes, sin atención médica.
  12. Bowyer Bell, J: "Terror out of Zion. The Shock Troops of Israeli Independence" Avon Discus Books (New York, 1977) Pg 272
  13. Sin embargo, y aunque el propio Reino Unido había sugerido la creación de un Comité que estudiase soluciones a la situación, entre sus intenciones reales no estaba renunciar a gobernar el Mandato de Palestina; más bien pretendía ganar tiempo y que el Comité que se nombrase, al no encontrar una solución mejor, volviese a apostar por la continuación del Mandato. Los británicos estaban formando en torno al Canal de Suez un eje de países nominalmente independientes pero aliados suyos, con Egipto, Jordania e Iraq, y querían que Palestina formase parte de ellos.   

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