domingo, 21 de diciembre de 2025

HACIA EL POGROMO DE NEBI MUSA (1920). (I) EL ACUERDO FAYSAL-WEIZMANN

La derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial supuso su disolucíón, perdiendo todos los territorios externos a la Península de Anatolia (más o menos la actual Turquía, que sólo pudo conservar tras la Guerra de Independencia turca y la Guerra greco-turca).

Los territorios que los aliados vencedores (fundamentalmente el Reino Unido y Francia) se disponían a repartirse eran Mesopotamia, Siria (con el Líbano) y Palestina, a ambos lados del Jordán. (no trataremos aquí de los territorios de la Península Arábica, que llevaron su propio recorrido histórico).

Ni el mundo árabe ni los judíos se mostraban (al menos en teoría) de acuerdo con el pacto entre los aliados, plasmado inicialmente en el acuerdo Sykes - Picot de 1916 (entre británicos, franceses, rusos, y la aquiescencia italiana) pero que, tras la guerra, quedaría en un mero reparto de zona de influencia entre Reino Unido y Francia:

  • Los árabes insistían en que en la Correspondencia McMahon-Husayn se les había prometido, a cambio de su apoyo en la guerra contra los turcos, un estado árabe con los actuales Siria, Líbano, Jordania, Iraq, la Península Arábiga, y Palestina. Y, por supuesto, bajo la monarquía de los hashemitas* del sherif de La Meca, Husayn Ibn Alí. Por los puntos expuestos aquí, no llevaban razón.
  • Los judíos, por su parte, se aferraban a la Declaración Balfour, que mostraba la buena disposición del Imperio Británico a crear un "Hogar Nacional Judío" (no necesariamente un país) en el territorio de Palestina... si ganaban la guerra. Como explicamos aquí, tampoco los judíos tenían la razón absoluta.
Participantes en la Conderencia de San Remo:
Matsui Keishirö, Lloyd George, Curzon,
Berthelot, Millerand, Vittorio Scialoja, Nitti
Tras la guerra, como explicamos en esta entrada, la Sociedad de Naciones instauró el sistema de Mandatos, para gestionar las antiguas colonias de las Potencias Centrales. La intención no era el colonialismo desaforado que se ha presentado luego, sino tutelar a los territorios para que se modernizaran y pudieran acceder a la independencia. En concreto, el Mandato de Palestina se suponía que debía 
crear un estado pluri-racial, multi-religioso moderno, capaz de convivir en paz, tanto entre sus diferentes comunidades (árabes y judíos, circasianos, drusos, griegos, armenios, etc) como con los territorios vecinos. No se trataba de desposeer de territorios a Husayn Ibn Alí o sus hijos (1) ni prometía un Estado Judío independiente, aunque árabes y judíos tiraran cada uno para lo suyo.

La Resolución que daría lugar a la adjudicación de los Mandatos debía ser redactada y firmada por los países vencedores de la Guerra en una Conferencia a celebrar en San Remo a partir del 19 de Abril de 1920 (finalmente se firmó el 25 de Abril). Sin embargo, la historia del Mandato de Palestina empezó mal; tan mal que, dos semanas antes, el 4 de Abril, estalló un pogrom en Jerusalén coincidiendo con la festividad de Nebi Musa. Junto con la batalla de Tel Hai*, un mes antes, son los dos hechos que pueden considerarse el inicio del conflicto árabe judío en Palestina.

¿Qué pasó? Veámoslo

Tras la expulsión del Imperio Otomano de Palestina en 1918, los árabes comienzan a fundar las Asociaciones de Musulmanes - Cristianos de Palestina*, cuyos objetivos eran conseguir la independencia (dentro de una Gran Siria que incluiría las actuales Siria y el Líbano, y la provincia turca de Hatay), la oposición a la Declaración Balfour y a la idea de un Hogar Nacional Judío en Palestina, así como el rechazo a la inmigración judía masiva. (2) La primera se funda en Jaffa, en Mayo de 1918, y pronto asociaciones similares se fueron fundando en el resto de ciudades de Palestina. En Jerusalén se fundó a finales de 1918.

Estas Asociaciones Locales se fueron agrupando y celebraron, en Enero de 1919, el Primer Congreso Árabe de Palestina*, en Jerusalén. Pero, para entonces, las Asociaciones estaban muy controladas por la OETA (Occupied Enemy Territory Administration), la  Administración Militar británica de Palestina, que influía sobre su membresía y sus objetivos; éstos seguían basándose en la creación de una Gran Siria y la oposición a la inmigración judía, pero aceptando el marco del Mandato Británico. Dado que, además, los dirigentes eran personas de edad avanzada, y provenientes de clases privilegiadas, los sectores más radicales y jóvenes activistas se fueron apartando de sus puntos de vista y expresando, progresivamente, mayor. reticencia ante los británicos (3).

Weizmann y Faisal en 1918-19
Simultáneamente, por la parte judía se formó la Comisión Sionista* (4), en Marzo de 1918, con el objetivo de estudiar la situación de los asentamientos judíos en Palestina; ver el daño causado por la guerra a la comunidad judía, buscar la manera de repararlo y repatriar los judíos que habían sido obligados a huir bajo la represión turca; y buscar la manera de estimular la inmigración judía y su instalación en el país. Todo ello, a través de recomendaciones a la Administración militar británica, con la que servía de enlace Sir William Ormsby-Gore*.

La Comisión Sionista se trasladó a Palestina en Abril de 1918; desde el principio estuvo en malas relaciones con la Administración Militar Británica, que por el contrario controlaba bastante bien las Asociaciones Musulmanes-Cristianos. Como ambas comunidades (judíos y árabes) divergían rotundamente en temas como la inmigración y la representatividad en las instituciones, y la población árabe era cercana al 90 %, a los británicos les era más fácil y políticamente rentable entenderse con los árabes, a quienes concedían los puntos conflictivos, siempre que no interfiriesen con la política general del Imperio.

En Junio de 1918 (coincidiendo con los preparativos para la reanudación de la campaña militar de Edmund Allenby hacia el Norte de Palestina) Weizmann viajó al sur de Transjordania, para entrevistarse con Faysal Ibn Husayn, el líder de la "Revuelta Árabe" (y futuro Faysal I de Iraq). Ambos líderes (seguramente estimulados por la diplomacia británica) estuvieron de acuerdo en mantener conversaciones con vistas a favorecer conjuntamente, por un lado, un asentamiento judío en Palestina (Weizmann aclaró que los judíos no pretendían un estado independiente, sino vivir y trabajar en Palestina bajo la protección británica) y por otro la creación de un reino árabe que gobernarían los hashemitas, la familia de Faysal.

Faysal y Weizmann se volvieron a ver el 11 de Diciembre en Londres, mientras se preparaba la Conferencia de Paz de París*; y finalmente celebraron la entrevista más importante, la que condujo a un Acuerdo o Declaración Conjunta* entre ambos dirigentes.  La Declaración se firmó el 3 de Enero de 1919, con vistas a ser presentada en la citada Conferencia de Paris, que empezó el 18 de Enero. Los puntos principales eran:

  • Ambas partes se comprometían a mantener la paz y la buena armonía entre sus comunidades; a fomentar la inmigración judía a Palestina (respetando los derechos de los habitantes árabes) y a garantizar la libertad religiosa. Los Santos Lugares Musulmanes quedarían bajo el control de los musulmanes.
  • El movimiento sionista ayudaría a los árabes de Palestina a desarrollarse económica y socialmente.
  • Las dos partes se comprometían también a apoyar la Declaración Balfour y lo que ella significaba, en cuanto a la inmigración judía, y la creación de un Hogar Nacional Judío en Palestina.
  • Las fronteras entre el Estado Árabe y Palestina serían determinadas por una Comisión que se formaría inmediatamente tras el fin de la Conferencia de París. (5)
  • Las disputas que pudiesen surgir entre los firmantes del Acuerdo serían sometidas al arbitraje del Reino Unido (como potencia ocupante en ese momento de los territorios implicados en el Acuerdo).
Tras la firma del acuerdo, Faysal añadió, de su puño y letra, una aclaración diciendo que el Acuerdo quedaría sin efecto en caso de que "se introdujera la más mínima modificación o desviación" [con respecto a] "mi Memorándum de fecha 4 de enero de 1919, dirigido al Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de Gran Bretaña" (6)

De manera que Weizmann presentó a la Conferencia de París el Acuerdo con su firma (el 3 de Febrero), pero sin la Nota de Aclaración de Faysal, mientras que éste lo había mandado con ella el 27 de Enero. Es de suponer que Weizmann debió ser informado de la aclaración que introducía Faysal (que, en el fondo, era una condición que los árabes imponían a los Aliados, y no a los judíos); porque ni él ni su Comisión Sionista repudiaron el texto presentado por Faysal.

Se ha discutido extensamente el motivo de que Faysal incluyera esa nota al final del documento. Algunos analistas opinan que Faysal, que no sabía suficiente inglés para  comprender correctamente el documento (se sirvió de T.E. Lawrence como traductor), se vio confrontado tras la firma del acuerdo por sus asesores o, según otra versión, por su padre Husayn, que le había autorizado (según esos analistas) a defender la creación de un Estado Árabe, pero no a aceptar la Declaración Balfour ni admitir la inmigración judía masiva. Pero la cosa no es tan sencilla.

Ciertamente, el objetivo principal de los hashemitas (incluido Faysal) era la creación de un Reino Árabe (un imperio, en realidad) bajo su mando. Para ello, debían luchar contra las decisiones derivadas del Acuerdo Sykes-Picot; tras acabar la Guerra, podían contar con el apoyo del Reino Unido para gobernar (tutelados por los británicos) en aquellos territorios que les correspondieran como Mandatos; pero los franceses, más centralistas y colonialistas, no querían saber nada de conceder la independencia a los árabes, y pretendían gobernar los territorios que les asignaran directamente, sin reyes -vasallos que pudieran llegar a ser un estorbo.

Wilson, Clemenceau y Lloyd-George en la
Conferencia de Paz de París  
Tras el final de la Guerra se produjo una rivalidad entre los vencedores Reino Unido y Francia para distribuirse las esferas de ocupación e influencia en Oriente Medio. Faysal, y los hashemitas, tomaron partido por los británicos, y fueron sus peones en la competencia geoestratégica.

La Nota manuscrita que añadió Faysal parecía interpetar que Weizmann, y la Comisión Sionista, tenía una verdadera influencia sobre las decisiones del Gobierno del Reino Unido o sobre la Conferencia de Paz de París. Pero no era cierto. Su capacidad de presionar sobre las decisiones a tomar en Oriente Medio era casi nula. De hecho, la advertencia de Faysal, como el Memorándum al que se hacía referencia, no iban dirigidos a Londres, sino a la Conferencia de París; básicamente: "Yo puedo ser muy amigo de los judíos, pero si no nos conceden lo que nos prometieron, ya se pueden olvidar del Hogar Nacional Judío". Un chantaje en regla.

Pero ¿era Faysal tan amigo de los sionistas? Pues no parece que lo fuera tanto; al tiempo que las propuestas de Faysal fueron presentadas por escrito a la Conferencia, y él mismo comparecía ante el Consejo Supremo de la Conferencia de Paz, el 6 de Febrero, Lawrence presentaba en su nombre al diplomático estadounidense Stephen Bonsal un borrador de Memorándum en el que acusaba a los judíos "recién llegados" (esto es, los sionistas) de "venir, casi sin excepción, con un espíritu imperialista" (7).

También su comparecencia del 6 de Febrero mostraba que su "celo sionista" flojeaba: en lugar de defender el acuerdo con Weizmann y el asentamiento judío, sugirió que la cuestión palestina "en virtud de su carácter universal", no fuese abordada en la Conferencia (8). Lo que, dado que en 1919 Siria y Líbano estaban ocupados por los británicos, hubiera dado un apoyo casi definitivo a las aspiraciones británico-hashemitas de crear un Reino Árabe aliado del Reino Unido que incluyese toda la región, incluida Palestina.

El 1 de Marzo, en una entrevista con el periódico francés "Le Matin", Faysal declaraba que los judíos eran bienvenidos "siempre que estén bajo un gobierno musulmán o cristiano, [con un] Mandato de la Sociedad de Naciones". Si se empeñaban en intentar constituir un Estado y reclamaban derechos soberanos, "preveo graves conflictos entre ellos y las otras razas". (9)

Muchos analistas argumentan que el documento firmado Faysal - Weizmann expresaba las verdaderas opiniones del príncipe árabe, y todas las declaraciones posteriores fueron consecuencia de la "recogida de cable" de Faysal ante el descontento de todo el Mundo Árabe. Pero es imposible que Faysal, rodeado de asesores británicos y árabes, candidato a ser elegido Rey de la Gran Siria (que incluía las actuales Siria, Líbano, Jordania e Israel-Palestina) por el Congreso Nacional Sirio (que se celebró en Mayo) no supiese que sus partidarios se oponían a la Declaración Balfour y a la inmigración judía.

Tampoco hay que hacer demasiado caso a las voces que dicen que Faysal (como los sionistas) no consultó al pueblo palestino sobre el asentamiento de los judíos, y que sólo tras la Conferencia de París, con su breve reinado en Siria, y luego el más prolongado en Iraq, se dio cuenta de los aspectos prácticos del caso. En realidad ya hemos visto que Faysal, desde el primer momento, tenía una firme prevención hacia la inmigración judía. Y presentar la no consulta al pueblo palestino como una explicación para haber firmado su acuerdo con Weizmann; creer que de haber hecho esa consulta habría obrado de otra manera, es un anacronismo, típico de los que interpretan los siglos pasados dentro de marcos del siglo XXI.l:

  • Faysal y los Hachemitas, desde luego, provenían de un Mundo Árabe feudal, donde la palabra del sheik o del effendi, no sólo era Ley, sino que se consideraba que sus decisiones traerían el Bienestar a su pueblo. Si Faysal sintiese realmente que necesitaba a los judíos para el desarrollo de Palestina, no sería desde una consulta al "pueblo palestino" lo que modificase su percepción.
  • De hecho, en Mayo de I919, el Congreso Nacional Sirio -que reunía a notables e intelectuales de todas las regiones que se suponía iban a constituir la Gran Siria- declaró a Faysal su apoyo en sus reivindicaciones, y lo postuló como futuro Rey de la Gran Siria, sin ninguna oposición importante, pese a ese supuesto apoyo a la inmigración Judia.
  • En la fecha de la firma del acuerdo Faysal-Weizmann y la Conferencia de París, no existía un nacionalismo palestino como lo entendemos ahora. Las primeras expresiones de los intelectuales palestinos de oposición a los turcos y de conciencia nacional se encuadraban sistemáticamente en el panarabismo y la reconstrucción de una Gran Siria, no en una Palestina independiente. Sólo con el nombramiento como Muftí de Jerusalén de Amin al-Husayni, su ambición y su oposición a los hashemitas, y su ascenso como líder indiscutible de los palestinos durante el Mandato, se puede decir que se establece la idea de una Palestina independiente. (10)
En realidad lo más probable es que, desde el principio, Faysal no se hiciera ilusiones sobre la posibilidad de conseguir un imperio árabe unificado como el que hubiera querido su padre; y él mismo. (11)
  • Su objetivo, como su padre en la Correspondencia Husayn-McMahon, era lograr traducir las pocas bazas que tenía en los mejores resultados posibles. Y su mejor apuesta era el Imperio Británico, que estaba dispuesto a crear reinos vasallos -con los hashemitas como gobernantes protegés- en aquellos territorios que les fueran adjudicados, mientras que los franceses no querían ni hablar de eso, y pensaban gobernarlos directamente.
  • Faysal sabía que Weizmann no tenía poder para chantajear a los británicos: su disposición, en nombre de la Comisión Sionista, a reconocer un reino árabe unificado era poco más que un brindis al sol; pero eso significaba también que Faysal podía firmar un documento apoyando a los judíos, y luego negarse a aplicarlo, sin que los británicos hicieran gran cosa. Y eso se comprobó, en los años siguientes, cuando el Reino Unido restringió cada vez más la inmigración judía hasta el Libro Blanco de 1939, y en 1945, cuando el gobierno laborista pasó de apoyar al sionismo a rechazarlo firmemente.
  • El Acuerdo Faysal - Weizmann, y el Memorándum al que se hacía referencia, no estaban destinados a presionar o convencer al Gobierno británico de la creación de un Reino árabe con aceptación de los judíos como ciudadanos (cosa con la que el Reino Unido ya estaba de acuerdo, en líneas generales), sino que estaba dirigido a la Conferencia de París, y sobre todo a los EEUU (cuyo apoyo al Hogar Nacional Judío era conocido) para que apoyara sus tesis.
  • Creyera o no Faysal en los beneficios de la inmigración judía para la comunidad árabe en Palestina, lo cierto es que los árabes necesitaban incluir su generosidad hacia los judíos entre los puntos fuertes de su acuerdo (seguramente por consejo de los británicos, como veremos) para tener la posibilidad de que los EEUU lo apoyaran. (12)
Por supuesto, la principal razón de que Husayn ibn Alí y su hijo Faysal, no creyesen realmente en la posibilidad de fundar el Imperio Árabe al que decían aspirar era que eran, en el fondo, poco más que las marionetas del Imperio Británico, cuyo Foreign Office maniobraba entre bambalinas dirigiendo los destinos de Oriente Medio.
 
Los británicos se habían presentado, durante la guerra, como los defensores de los "árabes oprimidos" contra los turcos, eligiendo unos aliados-vasallos débiles, a los que hubo de financiar, armar y organizar para glorificar luego sus "hazañas". 

Terminada la guerra con la derrota de los Imperios Centrales, el "cordial enemigo" pasó a ser el Imperio Francés, al que había que crear todos los problemas posibles en el reparto de los territorios que perdieron Alemania y el Imperio Turco (para beneficio británico, claro). Para ello, el Reino Unido siguió presentándose como el Paladín de los Oprimidos, eligiendo, en Oriente Medio, los árabes (a la cabeza de los cuales, ellos mismos habían puesto de los hashemitas) y los judíos, a los que habían intentado atraer a su causa con la Declaración Balfour.

Acuerdo de Sykes Picot en 1916
Y para sustentar este relato de virtud, generosidad y compromiso con la Libertad del Imperio Británico, el Reino Unido argumentó que se sentía moralmente comprometido con  los árabes por la Correspondencia McMahon-Husayn a crear un Reino Árabe que incluiría, en sus ambiciones más optimistas, los territorios de Siria, Líbano y Noroeste de Iraq que en el Acuerdo Sykes-Picot habían sido asignados a Francia. Se pasaba por alto que el intercambio epistolar entre McMahon y Husayn no había pasado de eso, negociaciones por carta, que no llevaron a nada concreto, ni fueron aprobadas por el Parlamento, ni por el Gabinete de Ministros.

De la misma manera, se usaba la Declaración Balfour para -argumentando también su compromiso con la Comunidad Judía de crear un Hogar Nacional Judío, y obviando también que la Declaración no era más que una expresión de buenas intenciones- asegurarse de que Palestina al oeste del Jordán, con los Santos Lugares, no fuese un Mandato directo (internacional) de la Sociedad de Naciones, sino un Mandato asignado al Reino Unido.

Vistos los movimientos que hizo la diplomacia británica durante los meses de preparación de la Conferencia de Paz de París, que mostraban la clara intención de influir en los participantes (y sobre todo sobre EEUU y su presidente Wilson) no parece aventurado pensar que el Acuerdo Faysal-Weizmann fue patrocinado por el Reino Unido.

Su intención sería presentar ante la Conferencia de Paz su plan de crear un Reino Árabe unificado bajo los hashemitas, que incluiría los Santos Lugares, para crear ese Hogar  Nacional Judío que los hashemitas prometían mimar; y, si pudiera ser, añadir los territorios de Siria y Líbano, que arrebatarían a los franceses, para preservar la unificación del Mundo Árabe.

El caso es que el Acuerdo Faysal-Weizmann seguramente no fue más que una pantomima para servir a los intereses británicos en Oriente Medio. Su posibilidad de implantación real era nula; y fue rechazado, nada más ser presentado "en sociedad", por el Mundo Árabe casi en su totalidad, y por una buena parte de los sionistas.

Pero ésto lo veremos en la entrada que viene.


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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.

**Enlaces en francés

***Enlaces en otros idiomas

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  1. De hecho, Husayn Ibn Alí siguió siendo Sherif de la Meca y Rey del Hijaz hasta que, en 1925, las derrotas ante las tropas de Abdelaziz Ibn Saud llevaron a su renuncia en su hijo, Alí Ibn Husayn; Faysal Ibn Husayn fue coronado rey de Siria y Líbano, y tras ser expulsado por los franceses, de Iraq; y Abdullah Ibn Husayn fue nombrado Emir de Transjordania, cuando el Reino Unido la desgajó del Mandato de Palestina, contra el plan de la Sociedad de Naciones. No se trataba de un Imperio árabe, como querían los hashemitas, pero la pobre contribución militar de la "Rebelión Árabe" y el "doble juego" de Husayn y sus hijos no merecían más, en realidad.
  2. Hay fundadas sospechas de que las Asociaciones de Musulmanes - Cristianos fueron fomentados por los británicos, con intención de entorpecer la creación del Mandato de Siria y Líbano para los franceses. En este artículo veremos más ejemplos de esa rivalidad franco-británica.
  3. Kayyali, Abdul-Wahhab Said (1981): "Palestina. Una historia moderna" (Routledge, 1981). Pg 60-63
  4. La Comisión, inicialmente, estaba formada por Jaim Weizmann* como Presidente; con Israel Sieff* como secretario; Joseph Cowan***, el Dr. David M. Eder* y Leon Simon*, de Gran Bretaña; el comandante Angelo Levi Bianchini*, de Italia; y el profesor Sylvain Lévi**, de Francia. No había representantes de Estados Unidos ni de Rusia.
  5. Punto muy interesante, porque indica que, al menos en este acuerdo, Faysal y Weizmann opinaban conjuntamente que Palestina podría estar excluida, inicialmente, del futuro Estado Árabe Hashemita. De hecho, Faysal, en un Memorándum del 1 de Enero a la Conferencia de Paz de París, se mostraba favorable a colocar a Palestina un fideicomiso (o sea, una tutela) de Palestina en manos de una gran potencia. El fideicomisario que  prefería Faysal sería EEUU o, en su defecto, el Reino Unido.
  6. La traducción que añadió T.E. Lawrence en el mismo documento es ligeramente diferente, más suavizada, seguramente para consumo de los Aliados. No se conoce ningún Memorándum de Faysal de fecha de 4 de Enero dirigido al Gobierno de Gran Bretaña; por lo tanto, la aclaración se refiere a un documento perdido o, más probablemente, se refiere al Memorándum del 1 de Enero dirigido a la Conferencia de París (ver nota anterior).
  7. Wilson, Jeremy: "Biografía autorizada de T.E. Lawrence; Lawrence de Arabia" (Atheneum, New York, 1990). Pg 606-607. Citando a Bonsal, S. (1946): "Pretendientes y suplicantes, Las pequeñas naciones en Versalles". Prentice Hall. pág. 56.
  8. Sicker, Martin (1999), "Remodelando Palestina: Desde Muhammad Ali hasta el Mandato Británico, 1831-1922"; (Greenwood Publishing Group, Westport, London, 1999)  Pg 147.
  9. Y no fueron las últimas; durante el resto de su vida, Faysal I (ya como rey de Iraq) se opuso a la inmigración judía a Palestina. Poco antes de su muerte, en un viaje oficial a Reino Unido, expresó sus "preocupaciones" por la cuestión judía frente a la población árabe en Palestina.
  10. Que fue más bien una idea de los partidarios del Muftí, no de los demás clanes (Nashabishi, al-Khatib, etc) ni desde luego del pueblo llano. De hecho, ante la "Revuelta Árabe" de 1936-39  o la derrota y desintegración de la sociedad palestina en 1948, es a los hermanos árabes de los países vecinos a quienes se dirigen, no como refugiados de un país independiente (que no existió) sino como expulsados que piden solidaridad fraternal. Y el gobierno de "Toda Palestina" proclamado por el Muftí (como protectorado egipcio) apenas tuvo eco entre los palestinos, ni se registró oposición a su desaparición; como tampoco hubo nacionalismo palestino independentista entre 1948 y 1967 en los territorios ocupados por Jordania y Egipto.
  11. https://northeastedition.wordpress.com/2011/12/13/
  12. Dado que el Presidente de EEUU, Woodrow Wilson, era el campeón de la Autodeterminación de los Pueblos y la Liberación de las Nacionalidades, los hashemitas y los nacionalistas árabes confiaban en que defendiera su causa en la Conferencia de París.

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