domingo, 11 de diciembre de 2016

COMPLOT SOBRE EL JORDÁN: LA CONSPIRACIÓN QUE NUNCA EXISTIÓ (III)

INTRODUCCION

Desde el final de la primera guerra árabe-israelí, la historiografía árabe ha sostenido con insistencia que la derrota militar árabe y la "Catástrofe" (Nakba) provocada por ella no se debía, en manera alguna, a la falta de organización y unidad de los países árabes, ni a la superioridad como sociedad del Yishuv de 1947 sobre la comunidad árabe palestina y de Oriente Medio en esa época. Tenía que ser, necesariamente, consecuencia del apoyo de los países occidentales imperialistas a Israel y/o una traición dentro del propio mundo árabe.

Los candidatos obvios eran Reino Unido, como Potencia mandataria y única Gran Potencia que mantenía tropas en Oriente Medio, o Abdullah de Transjordania, cuyo país resultó ser la única nación árabe participante en el conflicto que salió reforzada territorialmente de la guerra.

En entradas anteriores hemos visto cómo no existen pruebas que apoyen las acusaciones de "complot" que sostienen, desde hace décadas, los historiadores y periodistas árabes (reforzados, desde los años ochenta del siglo pasado, por los "historiadores revisionistas"). No hay nada que demuestre que existió una confabulación judeojordana -tramada según los revisionistas en una reunión entre Golda Meir y Abdullah el 17 de Noviembre de 1947 en Naharayim- ni una supuesta "luz verde" de Reino Unido para esa "conspiración".

Respecto al comportamiento de la Legión Árabe, recordábamos que Glubb* en Marzo de 1948, solicitó asesoramiento del MELF, (Middle East Land Forces*) sobre el curso de acción más indicado para la Legión Árabe*. Tanto Glubb como los comandos ingleses (cuyo Jefe de Estado Mayor, el general Pyman, era amigo suyo) estuvieron de acuerdo en que la mejor opción era desplegarse en las cercanías de Ramle y Hebrón, desde donde dominaría (y podría amenazar) Tel Aviv y Jerusalén. Es decir, Glubb, mucho después del supuesto "complot" anglo-jordano-sionista, estaba dispuesto -si la ocasión se presentaba- a atacar al futuro estado judío.

En esta entrada, examinaremos los escenarios más importantes en los que participó la Legión Árabe y trataremos de conjeturar si había algún acuerdo con la Haganah para no hacerse daño. Empezaremos examinando las fuerzas en combate

C) FUERZAS ENFRENTADAS

1) Legión Árabe y aliados

La Legión Árabe era un cuerpo militar, pequeño para los estándares de la recién terminada Segunda Guerra Mundial (su propio nombre "Legión" indica que su tamaño no superaba la mitad de una División) pero respetable -sobre todo por su calidad- para el tamaño y preparación militar de los ejércitos de Oriente Medio.

Marmon-Herrington MK IVF 

de la Legión Árabe

Su fuerza total ascendía a unos diez mil hombres, organizados en cuatro regimientos mixtos (infantería + mecanizados) con unas cuarenta piezas de artillería (la mayoría de calibre 88 mm) y setenta y cinco cañones autopropulsados (la principal pesadilla de la Haganah). En Febrero de 1948, los británicos desmantelaron la Policía de Fronteras de Transjordania, y la mayoría de sus tres mil miembros se unieron, con armas y bagages, a la Legión Árabe.

No todos los efectivos de la Legión Árabe combatieron en la guerra contra los judíos. Dada la necesidad del rey Abdullah de mantener un control policial efectivo en Transjordania, sólo participaron en las operaciones militares unos seis mil hombres, organizados en dos brigadas: la 1ª (con los regimientos 1º y 3º), y la 3ª (con los regimientos 2º y 4º) con su artillería y vehículos blindados correspondientes. Aunque el tamaño real de este ejército era inferior al egipcio y al iraquí y similar al sirio o al Ejército Árabe de Liberación -reclutado por la Liga Árabe-, su adiestramiento militar; la calidad de los suministros (recibidos de los ingleses) y de sus mandos (también formados por los británicos); junto con su absoluta superioridad sobre los judíos en cuanto a armas pesadas, artillería y vehículos blindados, le hacían el rival más temido por sus enemigos.

Los historiadores árabes y los israelíes revisionistas minimizan la capacidad y la fuerza militar de los árabes, tanto como exageran las de los judíos; muchos dan como cifras de las tropas israelíes más de cien mil soldados, lo que en realidad constituye el número total de personas movilizadas, combatientes y no combatientes, hacia Marzo de 1949. Al inicio del conflicto, en Noviembre de 1947, la cifra total de reclutas del Palmaj, Haganah, y todas las unidades paramilitares sionistas no llegaba a treinta y cinco mil personas, para hacer frente a los árabes palestinos, al Ejército Árabe de Liberación y, más adelante, a las tropas de los ejércitos regulares árabes.

2) Yishuv y aliados

Para equipar a sus tropas, el Yishuv no disponía - en Noviembre de 1947- más que de unas quince mil armas, entre pistolas, rifles, ametralladoras ligeras y medias, y carecía en absoluto de ametralladoras pesadas, artillería, tanques o autocañones, antitanques o antiaéreos. Debido al bloqueo inglés, a estar rodeado en todas sus fronteras por enemigos, y a ser superado en población por los árabes palestinos en proporción de 2 a 1, hasta Junio de 1948 los judíos no pudieron reforzarse sensiblemente en cuanto a armas, municiones y combatientes y su inferioridad sobre el papel resultaba aplastante.(1)

Pero ofrecer las cifras crudas esconde otra manipulación: los historiadores revisionistas suelen minimizar la preparación de las tropas árabes, presentándolas -incluso a los ejércitos profesionales- como mal entrenadas, mal dirigidas y poco motivadas y, sobre todo en el caso de la Legión Árabe, diferencian dos tipos de tropas: las profesionales (que, claro, dan mejor resultado en el campo de batalla) y los "irregulares y voluntarios" (que, por supuesto, son apaleados sistemáticamente por los judíos).(2)

En cambio, los soldados judíos aparecen, sin matices, como preparados, motivados y militarmente muy capacitados. Sin embargo, aunque varios miles de militantes de la Haganah recibieron en la Segunda Guerra Mundial instrucción militar (sobre todo en el Ejército británico) su preparación, en general, no sobrepasó el nivel de los cuadros suboficiales y oficiales de menor graduación y, de hecho, muchos fueron relegados a un papel burocrático ante la oposición de muchos dirigentes británicos a enrolar a combatientes que, tras la guerra, pudieran convertirse en fuerzas hostiles al Imperio.(3) 

Por otro lado, los británicos no escatimaron esfuerzos para intentar que los árabes palestinos se alistaran en sus fuerzas armadas, en parte para contrarrestar la fuerte presencia de los judíos; sin embargo, sus esfuerzos fracasaron rotundamente. El número de voluntarios palestinos resultó bajísimo, y muchos de ellos desertaron poco después de recibir armas. En realidad, como ya se comentó en otra entrada, algunos de los mejores combatientes de los árabes palestinos se formaron en las filas de la Alemania nazi. También los intentos británicos por conseguir alianzas estables con los países árabes independientes y modernizar sus fuerzas armadas fueron minadas por la corrupción de la clase política y los altos mandos militares, y por las poco disimuladas simpatías de la sociedad civil y -excepto Transjordania- de los políticos y los ejércitos del mundo árabe hacia las Potencias del Eje. Por lo tanto, si el nivel de preparación entre los árabes fue muy bajo, pocos hay más culpables que ellos mismos.

Además, presentar a los judíos como un ejército de combatientes de primera clase, uniformemente adiestrados y muy superiores a los ejércitos árabes, es otra falsedad:
  • Entre los miles de militantes con que contaba la Haganah a principios de 1948, la mayoría formaba una Guardia Territorial que había recibido entrenamiento más teórico que práctico o, a lo sumo, consistente en oponerse a una guerra de guerrillas durante la Gran Revuelta Árabe.
  • Incluso la fuerza de choque del Yishuv -los tres mil combatientes del Palmaj- nunca habían participado en otra cosa que en acciones de comando y, con toda seguridad, hubieran resultado barridos de haberse tenido que enfrentar a cualquier tropa regular de la recientemente finalizada Segunda Guerra Mundial.
  • Los militantes del Irgún y el LEHI, poco más que comandos terroristas acostumbrados a la lucha urbana, resultaron muy poco eficaces cuando combatieron en operaciones en campo abierto o en asedio y tomas de núcleos urbanos. 
  • A estos combatientes se añadieron inmigrantes que consiguieron escapar de Europa y llegar a las costas palestinas, que fueron enrolados a toda prisa por el nuevo estado; en general se trataba de una masa de refugiados desesperados, hambrientos y aterrorizados, con poca o nula preparación militar, que hablaban media docena de lenguas diferentes.
  • Ciertamente, es necesario citar una contribución excepcional por su calidad: el  Majal (siglas de Mitnadvei Jutz Laaretz o Voluntarios Extranjeros en la Guerra de Independencia), muchos de ellos judíos -o simpatizantes- que habían combatido con los ejércitos aliados y que, en número de 4500, aportaron su experiencia militar, sanitaria, etc
3) ¿Truco o trato?

La historiografía árabe tradicional y los modernos historiadores israelíes revisionistas acusan a la Legión Árabe (y a Abdullah de Transjordania) y al Estado de Israel de finales de 1940 de llegar a un pacto militar que -en conjunción con un acuerdo político para repartirse el antiguo Mandato de Palestina- concluyó en el "Noli me tangere", "No me toques" que condujo a la destrucción de la indefensa sociedad palestina,

Observemos que este grupo de historiadores suelen presentar a los judíos como plenamente superiores, militarmente, a sus vecinos árabes, y plenamente dedicados a una limpieza étnica; por lo tanto, les resulta difícil explicar por qué sufrieron varias dolorosas derrotas (sobre todo contra la Legión Árabe en Latrún) y no consiguieron apoderarse de toda Jerusalén ni Cisjordania.

En realidad, hasta Abril de 1948, los judíos no realizaron ninguna operación que supusiese manejar a fuerzas del tamaño de una brigada (mil quinientos hombres). Sus militares , aunque algunos fueran especialmente dotados y excepcionalmente inteligentes, como Yigael Allon, Moshe Dayan no tenían experiencia en dirigir agrupaciones de tropas de tamaño superior, ni habían recibido el adiestramiento necesario para el combate en una guerra abierta contra ejércitos regulares. El primer Curso para Oficiales de la Haganah, organizado por Haim Laskov*, se desarrolló en 1948, pero, debido a la prolongación de la guerra y la virulencia de las hostilidades, hubo de ser pospuesto y su contenido dividido en varias ocasiones, para termenar el adiestramiento en 1949, cuando la guerra ya estaba prácticamente decidida.

Pero veamos si todo fue paz y buen rollito entre la Legión Árabe y las distintas tropas judías. Una lista, incompleta, de los principales enfrentamientos entre ambas, es:
  • 14 de diciembre de 1947: ataque al convoy de suministros al asentamiento de Ben Shemen, en Beit Nabala (4). Veinticuatro bajas judías, pero lo más importante resultó ser la conciencia de que, poco después de la votación por la Partición,  la Legión Árabe, cuerpo de financiación y entrenamiento británicos, se había comprometido en la "Batalla de las Carreteras"*
  • Asalto al asentamiento de Neve Yaakov, el 18 de abril de 1948(5)
  • Ataque a Fort Gesher, un puesto de policía Tegart* y al Kibbutz cercano Gesher, del 27 al 29 abril 1948(6) (7). El fuerte había sido evacuado por los británicos, y debía ser entregado a los judíos; el intento de la Legión Árabe por conquistarlo causó una serie advertencia de los británicos (con sus propios problemas de credibilidad ante los EEUU, véase entrada anterior) y los legionarios (aún nominalmente bajo mando británico) debieron retirarse.
  • Ataque a Gush Etzion* y masacre de Kfar Etzion(8)
  • Ocupación de la fortaleza de Latrun* el 17 de mayo de 1948(9) y más tarde las Batallas de Latrun, desde el 20 de Mayo al 18 de Julio de 1948.(10) (11)
  • En la Batalla por Jerusalén (1948) y el asedio de Jerusalén desde el 17 de Mayo al 18 de Julio de 1948 (11) la Legión Árabe tuvo un papel predominante: del 21 al 24 de Mayo los legionarios intentaron tomar la ciudad mediante un ataque frontal, basado en sus fuerzas blindadas, pero fueron repelidos. Desde principios de Mayo hasta Julio de 1948, sus tropas trataron de estrangular las comunicaciones y suministros a Jerusalén para que se rindiera por hambre y sed.
  • El 10 de Junio de 1948, un día antes de iniciarse la tregua de Junio, un batallón de la Legión , con apoyo de blindados, atacó el kibbutz de Gezer -defendido por 68 kibbutznicks- con intención de alcanzar ventajas estratégicas ante el cese de hostilidades inminente. La Legión se retiró esa misma tarde , tras dejar en manos de tropas irregulares locales el kibbutz, que fue reconquistado (aunque había sido absolutamente arrasado) por un contraataque judio (12)
  • Tarqumiya el 24 de octubre de 1948. Mientras las tropas israelíes trataban de reducir la Bolsa de Faluja y asegurar el cerco de las tropas egipcias, efectivos de la Octava Brigada* israelí tomaron Beit Jibrin y su fuerte; al avanzar hacia el pueblo de Tarqumiya fueron atacados por siete u ocho blindados de la Legión Árabe que provenían de Hebrón. Posiblemente -aunque nada es seguro- los árabes pensaban que los israelíes pensaban atacar Hebrón, y los israelíes creyeron que la Legión Árabe trataba de reconquistar Beit Jibrin. Los israelíes, superados momentáneamente, pidieron refuerzos, y terminaron expulsando a los árabes gracias a la llegada de artillería antitanque. La escaramuza tuvo poca o ninguna consecuencia, pues Tarqumiya fue asignada en el armisticio a Transjordania, pero muestra bien a las claras que, bien entrado Octubre de 1948, ambos ejércitos desconfiaban unos de otros y, desde luego, no habían recibido órdenes de permanecer a la defensiva y fingir una "drôle de guerre". [13]
Creo que con lo dicho anteriormente, y en entradas previas, bastará para demostrar que no existió ningún pacto entre Transjordania e Israel para repartirse el territorio asignado por la ONU a los árabes, ni hubo un pacto entre las IDF y la Legión Árabe para evitar enfrentamientos. Todo lo contrario, se enfrentaron en todas aquellas ocasiones en que sus comandantes juzgaron que una batalla era necesaria para asegurar o conquistar posiciones, aunque -como es lógico- evitaron combates cuando el enfrentamiento iba a ocasionarles pérdidas absurdas, sin beneficio a ganar.

La postura conspiracionista resulta insostenible cuando se revisa toda la documentación oficial, los diarios contemporáneos, la correspondencia y los escritos de los líderes sionistas (y no sólo unas pocas frases cuidadosamente seleccionadas). En ellos no figuran pruebas de una alianza subterránea entre ambos ejércitos; es más, dentro de la Haganah, el Yishuv, y más adelante el Gobierno Provisional de Israel había un verdadero temor a las capacidades de la Legión Árabe; si en determinadas fases de la guerra se optó por atacar en otros frentes (los egipcios y los sirios) no se debió a ningún tipo de acuerdo con Abdullah, sino a otras consideraciones militares y políticas: en algunas ocasiones el temor a una reacción militar del Gobierno Británico (que mantenía tratados de alianza con Transjordania); otras la posibilidad de perder apoyos de la Comunidad Internacional y verse aislado, sin posibilidad de recibir ayuda militar; a veces, el simple hecho de ser los egipcios o los sirios quienes ocupaban territorio inicialmente asignado a Israel por la ONU, y por lo tanto verse con más legitimización ante la Comunidad Internacional siempre una costante en la historia del nacimiento de Israel).
  1. Una persona tan cualificada como el mariscal Sir Bernard Montgomery, 1er vizconde de El-Alamein, predijo, usando el argot del cricket, que "los árabes colocarían a los judíos en el mar con seis golpes de mazo
  2. Véase, por ejemplo:  Tal, David: "War in Palestine, 1948: Strategy and Diplomacy"; Routledge, Taylor & Francis Books, 2004. Pg 206 y ss.
  3. En las filas del naciente Ejército de Israel hubo una dura controversia entre quienes -encabezados por David Ben Gurion- pretendían dar la preeminencia a la oficialidad que tenía experiencia de combate con los ejércitos aliados, y los dirigentes del Palmaj nacidos en Israel y entrenados en la lucha de guerrillas contra árabes y británicos. 
  4. Millstein, Uri: "History of the War of Independence: The first month 1948": University Press of America, 1997 Pg 109;  Morris, Benny,  "1948: A History of the First Arab-Israeli War".  2008. Pg 105.
  5. Gelber, Yoav: "Palestine, 1948: War, Escape and the Emergence of the Palestinian Refugee Problem": Pg 90. El pueblo fue abandonado, y más tarde reconquistado. 
  6. Tal, David: "War in Palestine, 1948: Strategy and Diplomacy"; Routledge, Taylor & Francis Books, 2004. Pg 153, 202-204.   
  7. Morris, Benny: "The Road to Jerusalem: Glubb Pasha, Palestine and the Jews"; I B Tauris & Co Ltd, 2002, Pg 138-39
  8. Pese a que los asentamientos de Gush Etzion estaban fuera del área asignada al Estado Judío (lo que los convierte en blancos legítimos de las acciones de guerra) y la masacre de Kfar Etzion fue cometida, al parecer, por palestinos no encuadrados en la Legión Árabe (años después, la matanza de los campos palestinos de Sabra y Shatilla muestran una suerte de paralelismo a la inversa) lo que importa, en esta entrada, es que la Legión Árabe y las fuerzas del futuro Israel pelearon con saña, y los judíos perdieron varios centenares de combatientes, hecho incomprensible de haber existido un acuerdo entre ambas partes,
  9. Los asaltos a Latrun supusieron sendas derrotas para los judíos. Aunque la cifra de bajas no supuso, ni mucho menos, la que se publicó por entonces (se habló de varios centenares de muertos en uno de los asaltos, e incluso un total de dos mil entre los cinco asaltos, cuando en realidad no llegaron a doscientas bajas mortales) su resultado sigue siendo una sangrienta derrota para Israel. ¿Tendría lógica si hubiera habido un "pacto entre caballeros" entre Abdullah y Ben Gurion?
  10. Por el lado de la Legión Árabe, la decisión de Glubb Pasha (asesorado por los Comandos Ingleses) de no arriesgar sus fuerzas en una batalla campal contra los judíos, tiene lógica. Abdullah Tell y otros comandantes transjordanos se quejaron amargamente de la decisión y sembraron la duda de la honestidad de los mandos ingleses pero, en realidad, cualquiera que examine la evolución posterior de los acontecimientos (bloqueo de los suministros británicos, movilización total del bando israelí, con armamento moderno, derrota completa de la invasión árabe, etc) debería penar que, objetivamente, la decisión de no arriesgar sus blindados no carece de sensatez.
  11. Sir John Bagot Glubb, "A Soldier With the Arabs", Hodder & Stoughton, 1957; p. 83-110.  La Legión Árabe contaba con 72 blindados Marmon-Herrington MkIV de 6,7 toneladas (de los cuales, dado el inevitable desgaste de estas piezas, y la necesidad de proteger la propia Transjordania, menos de la mitad podían ser utilizados en el ataque a Israel de 1948). Pese a su ligero peso (el T-34 pesaba cinco veces más) y su ligero blindaje, podían ser efectivos, dada la nula existencia de vehículos blindados de los judíos, pero sólo si podían utilizarse en condiciones adecuadas: como fuerza de avance e infiltración entre las tropas enemigas, muy protegidas y respaldadas por efectivos de infantería, que cerraban movimientos en tenaza que cercaban a grandes masas enemigas. Así se utilizaron los blindados en Francia (1940), Barbarroja (1941), Operación Azul  (1942);  Bagration (1944), etc. En las condiciones de la guerra arabe-israelí, contra fuerzas guerrilleras o comandos del Palmaj que se difuminaban entre los asentamientos, o como puntas de un ataque frontal contra kibbutzim fuertemente atrincherados, hubieran fracasado miserablemente. El ataque de la Legión Árabe en Jerusalén fracasó, pero no hace falta la narrativa heroica de Lapierre y Collins en "Oh Jerusalén!" para recordar lo que Glubb Pasha ya sabía: los blindados en las ciudades son extremadamente vulnerables a la infantería, como los veteranos de la Haganah que habían luchado con los ingleses o los rusos ya sabían...
  12. Morris, Benny: "1948: The First Arab-Israelí War"Yale University Press, 2008; Pg 230.
  13. Morris, Benny: "1948: The First Arab-Israelí War"Yale University Press, 2008; Pg 332

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