viernes, 1 de noviembre de 2024

DEIR YASSIN: EL COMBATE QUE TODO EL MUNDO EXAGERÓ (IV). TODOS DE ACUERDO EN EL BULO

Como habíamos visto en la primera entrada, tras la Partición de Palestina  estalló una Guerra Civil en el Mandato de Palestina, entre la 
El Alto Comisionado Cunningham abandona
Palestina el 14 de Mayo de 1948
comunidad judía (en la que la mayoría, a falta de otra cosa mejor, había aceptado la Partición) y la árabe (que, eliminada cualquier oposición moderada por el clan Husayni*, rechazaba frontalmente cualquier acuerdo que no supusiese plena soberanía árabe sobre todo el territorio).

Sin embargo, entre el Yishuv, o Comunidad Judía, había también facciones: la Agencia Judía (verdadero gobierno en la sombra hasta la retirada de los británicos), apoyada por la Haganah, o "Ejército de Defensa", apoyaba la Partición de la ONU; mientras que los judíos partidarios de combatir hasta expulsar a los británicos y conquistar la soberanía sobre toda Palestina se habían organizado en el Irgún ("Organización Nacional Militar en la Tierra de Israel") y el Leji ("Luchadores por la Libertad de la Tierra de Israel"), conocidos despectivamente por la Haganah y la Agencia Judía como "los disidentes".

Los árabes cuentan con mucha mejor posición estratégica, una mayor población, y posibilidades para procurarse armas y suministros de los países de alrededor; los judíos están más organizados y cohesionados. Hasta Abril de 1948, el Yishuv permaneció a la defensiva, procurando mantener abiertas las comunicaciones con todos sus núcleos de población, mientras que los árabes organizan ataques para aislarlos y rendirlos uno a uno. Ambos bandos, además, organizan ataques terroristas para amedrentar a sus rivales y que se rindan o huyan.
Desde todos los puntos de vista hay un enclave decisivo: Jerusalén. Como hemos descrito en esta entrada, a finales de Marzo de 1948, viendo que la ciudad está al borde del asedio, Ben Gurión (presidente de la Agencia Judía) decide reunir a los mandos de la Haganah y el Palmaj (sus fuerzas de choque) para activar el Plan Dalet (o Plan D) que incluye una operación para forzar el asedio de Jerusalén: la Operación Najsom, que consiste en abrir un camino a través de las colinas, tomando los pueblos hostiles sobre la carretera. 

Sin embargo, las tropas fieles a la Agencia Judía no son capaces de afrontar una operación de tal envergadura en solitario, y pactan con Irgún y Leji (que por su parte desean llevar a cabo alguna acción que aumente su prestigio) que Irgún/Lejí atacarían conjuntamente el pueblo árabe de Deir Yassin. La Haganah facilitaría armas (pero no explosivos) y apoyo logístico para la operación.

El ataque se complicó debido a varios motivos, como queda explicado en la entrada anterior. Pero los asaltantes lograron vencer las dificultades, y hacia las 13:00-14:00 la resistencia había cesado. Las bajas fueron importantes: cinco muertos (contando a Yehuda Segal, herido en la batalla) y treinta y siete heridos entre los atacantes; y (según las últimas investigaciones) entre 100-110 muertos entre los defensores, con un número indeterminado de heridos.

La cifra de muertos y la desproporción entre uno y otro bando resulta excesiva para un combate de un grupo que ataca una población atrincherada bien defendida, pero al mismo tiempo las bajas de los asaltantes son excesivas (más de un 30 %) para un ataque por sorpresa, desde dos direcciones, en una población desprevenida e indefensa.

La historiografía oficial elevó a 254 muertos los fallecidos entre los habitantes de Deir Yassin, y habla de masacres en masa, violaciones, y muchos otros excesos cometidos por los judíos, sobre una población pacífica que se preparaba para una jornada festiva.

¿Cómo se llegó a esa cifra tan alejada de la que -según los últimos estudios- ocurrió realmente? (1) Vamos a verlo.


Las cuentas del Irgún/Lejí

Tras la caída de Deir Yassin en manos de las fuerzas combinadas de Irgún y Lejí, sus comandantes no podían saber exactamente cuántos muertos había entre los defensores de Deir Yassin. Sabían que las bajas habían sido cuantiosas, pero que varios cientos de sus habitantes habían huido a través de la carretera de Ein Karem, a los poblados cercanos o a esconderse entre las colinas.

Algunos prisioneros capturados fueron transportados en camiones hasta el barrio musulmán de Jerusalén Este, donde fueron liberados. Al parecer, estos prisioneros fueron insultados y escupidos durante el camino, al atravesar el barrio ultraortodoxo de Mea Shearim, aunque los judíos argumentan que los insultos y maldiciones iban dirigidos a los conductores, que habían profanado el shabbat. (2)

También corrieron rumores de que algunos habitantes de Deir Yassin fueron asesinados después de haberse rendido, en el pueblo o en una cantera (3), aunque estos hechos fueron aislados, como veremos en otra entrada.

El hecho es que, durante la misma tarde del asalto al pueblo, Mordechai Kaufman ("Raanan" en nombre clave), el Comandante del Irgún en Jerusalén, fue avisado de que la prensa extranjera -que, en su tiempo, quería decir casi exactamente norteamericana y británica- buscaba información sobre lo que había ocurrido en Deir Yassin. Kaufman convocó una rueda de prensa, en Givat Shaul*, donde el Jefe de Comunicaciones del Irgún -Jerusalen (Kalman Bergman)
 informó que: habían tomado el pueblo de Deir Yassin, con la colaboración de la Haganah; que las bajas habían sido importantes, por uno y otro lado, y que por parte árabe habían muerto unos 200 combatientes (cifras inventada por Kaufman, que luego se elevó a 240, y con algunos heridos muertos posteriormente llegaron a 254); que los prisioneros habían sido bien tratados y entregados en Jerusalén Este, y que continuarían la batalla contra cualquiera que se opusiese a la soberanía de los judíos sobre su futuro Estado. (4) (5)

Al día siguiente, el sábado 10 de Abril, en su emisión nocturna, la emisora del Irgún en Tel Aviv, "Kol Zion Halohemet", informó del éxito de la alianza de Irgún/Lejí, al tomar Deir Yassin, y dijo que habían sido muertos 240 árabes en el combate.

La cifra fue aumentada hasta 254 después de que los medios pro-palestinos (instruidos por el Alto Comité Árabe) incluyeran entre los fallecidos el número de supervivientes del combate de Deir Yassin ingresados con heridas de gravedad; el New York Times, el 13 de Abril, informó de 254 muertos en la "masacre" de Deir Yassin (6) ... y así quedó para el futuro.

Los motivos del Irgún y Lejí de no contradecir las cifras exageradas -que, en realidad, ellos habían sido los primeros en divulgar- ni al relato oficial de los británicos (que, como veremos luego, era bastante impostado) eran claras:
  • Asustar a los campesinos y civiles árabes, de los que se nutrían los combatientes del clan al Huseyni, de manera que estuvieran poco dispuestos a combatir contra los judíos.
  • Hacer saber a los británicos (que, cada vez más, sentían que esa no era su guerra) que estaban dispuestos a derramar mucha sangre de quienes se enfrentaran a ellos.
  • Infundir confianza entre sus simpatizantes (incluyendo algunos adinerados judíos del extranjero, sobre todo de EEUU), y captar otros del Yishuv que no estuviesen contentos con la estrategia defensiva que adoptaba la Haganah. 
No paró aquí la cosa. Ben Gurión cita el relato de un oficial del Irgún (no cita su nombre, pero se trata del jefe de escuadrón Jehoshua Godorenchick) que dijo haber sido testigo de la ejecución de 80 árabes tras la rendición de Deir Yassin; este testimonio no fue contestado por sus superiores; pero, a la luz de las cifras reales de muertos árabes, parece muy poco verosímil; tal vez se hizo con el mismo objetivo de aterrorizar a la población árabe.

Sin embargo, hay que decirlo, el Irgún/Lejí rechazaron siempre las historias de atrocidades (violación, mutilaciones, desmembramientos, matanzas en masa); en lo que llevaban razón, como veremos.


Las cuentas de la Haganah y la Agencia Judía

Por supuesto, la Haganah y la Agencia Judía estuvieron al tanto de la intervención sobre Deir Yassin. Estaban de acuerdo con ella, y prestaron apoyo a la acción (proporcionaron armas ligeras, y cobertura para una eventual retirada) aunque nada sugiere que hubieran apoyado una masacre..

Al final de la batalla (9 de Abril por la mañana) fueron requeridos para acabar con la resistencia de las casas de los notables del poblado (aunque los disparos de uno -o dos, según las fuentes- morteros de dos pulgadas, se mostraron inefectivos sobre la sólida mampostería de los edificios) y para retirar a los heridos, que habían sobrepasado la previsión del Irgún/Lejí.

En esa acción, los soldados del Haganah y Palmaj no pudieron hacer un recuento de las bajas, ni de uno ni de otro bando. Simplemente, informaron de que había "muchas víctimas".

Cuando, al día siguiente de la batalla, la emisora del Irgún en Tel Aviv informa de "240 muertos árabes", e inmediatamente la BBC, y más adelante The New York Times, aceptan y aún suben la apuesta, hasta llegar a los 254 muertos, la Agencia Judía y la Haganah aceptan las cifras. Ben Gurion envió un telegrama de condolencia al Rey de Transjordania y El Gran Rabino de Jerusalén "maldijo" a quien hubiese participado en tal acción. (7)

Meir Pa'il, ya retirado.
en los años 2000

La información proveniente de Meir Pa'il -que, como hemos dicho, tenía motivos de rencor contra los disidentes- hablando de una tremenda masacre y atrocidades fue tomada como testimonio fidedigno (cuando él no estuvo en la acción) y, en cambio, no se publicaron testimonios de la Sección Árabe del SHAI (Sherut Yediot, o Servicio de Información) de la Haganah, que poco después de la acción ya cifraba las bajas árabes en "entre cien y ciento diez".  Pero... ¿Por qué?

Aunque la narrativa oficial israelí después de la guerra ha presentado a los "Disidentes" como "terroristas violentos" con poco apoyo entre la población civil, sin duda la Agencia Judía debía estar preocupada ante el hecho de que las expeditivas acciones de Irgún/Lejí conquistaban cada vez más aceptación. Por otro lado, las inclinaciones políticas de ambos bandos eran tan radicalmente enfrentadas que la Agencia Judía, pensando ya en la proclamación de un Estado Judío que las Grandes Potencias reconocieran, decidió aceptar un "regalo" de sus oponentes políticos, que decían haber cometido una masacre,

Las cuentas del Alto Comité Árabe

La batalla de Deir Yassin pilló a los dirigentes árabes completamente desprevenidos. Divididos en varias facciones enfrentadas (el clan al- Husayni, con Hadj Amin a la cabeza; la Liga Árabe, que preparaba un ejército de intervención; Abdullah de Transjordania, que pretendía imponer su presencia en Palestina gracias a la Legión Árabe) y ocupados en 
el funeral de Abd-al-Qader al-Husayni*, que se celebraba el mismo día del ataque, las noticias de la batalla les cogieron a contrapié, y no supieron reaccionar adecuadamente.

Husayn Fakhri al-Khalidi, secretario del Alto Comité Árabe, fue el primero de los dirigentes árabes que fue informado, el día 9 por la mañana, por los árabes que huían del pueblo, pero no supo a ciencia cierta lo que había ocurrido hasta la tarde. La primera estimación de los fugitivos era de 100 a 400 muertos (evidentemente contaban como muertos a los que habían huido); pero, conforme fueron bajando las cifras, y el resultado final se acercaba a poco más de 100 bajas, Khalidi -junto con otros dirigentes árabes- decidió aprovechar la fanfarronada de Kaufman y convocó, a su vez, una rueda de prensa (el domingo, 11 de Abril) donde declaró que los muertos se elevaban a 254. Cifra que, repetida al día siguiente por el New York Times, constituyó la cifra oficial de la narrativa de la Naqba.

Y ¿por qué hicieron éso los árabes? Para entonces eran muy conscientes de que las cifras de muertos rondaban el centenar. Pero la guerra no iba bien. Jerusalén no había caído, ningún asentamiento judío había sido tomado, los países árabes hablaban mucho y hacían poco, y los propios árabes palestinos mostraban poca inclinación a una movilización sostenida, limitándose a acciones locales y a atacar esporádicamente convoyes o comunidades judías. Khalidi y el Alto Comité Árabe decidieron exagerar el número de víctimas (y aprovecharon para incluir todo un catálogo de horrores que no se habían producido) con la intención de:
  • Impresionar a los países árabes del mundo para que, con ayuda militar y económica, pudiera darse un vuelco a la guerra, incluso llegando a una intervención armada de la Liga Árabe; o, mediante presiones sobre las potencias internacionales, imponer un Alto el Fuego inmediato y suspender el proyecto de Partición.
  • Galvanizar la resistencia árabe aumentando el temor a las atrocidades judías y el deseo de vengarse de ellos.
Khalidi convocó a Hazem Nusaybah,* Jefe Editor de Noticias Árabes del "Palestine Broadcasting Service",* (8) la emisora de radio del Mandato de Palestina, y le explicó cómo debía abordar los hechos de Deir Yassin. Así mismo, hizo llegar la información a la prensa escrita, como "Filastin" y "al-Difa"*, los periódicos del nacionalismo palestino. También visitó a los refugiados que iban llegando de Deir Yassin y les aconsejó, sobreponiéndose a sus objeciones, exagerar y relatar historias de masacres y atrocidades.

Pero el Alto Comité Árabe se equivocó. No sólo las historias de atrocidades judías no provocaron un cambio significativo en la política internacional (la invasión árabe no ocurrió hasta un mes después, con la resistencia Palestina ya derrotada) sino que provocó una verdadera estampida de población civil árabe hacia los países de alrededor. (9) Las decenas de miles de árabes que habían huido, incluso antes de la llegada de la guerra a sus puertas, se convirtieron en centenares de miles de personas aterrorizadas que escapaban, no sólo de la muerte, sino de las violaciones, profanaciones de cadáveres, saqueos...

Las cuentas de los extranjeros 

En el Mandato de Palestina, era el Reino Unido quien debía encargarse de guardar la paz y el orden. Desde el punto de vista estrictamente legal, deberían haber impedido el ataque a Deir Yassin, y expulsado/castigado a los atacantes.

Pero también hacían la vista gorda ante la aparición de un Ejército de Liberación Árabe, financiado por la Liga Árabe y dirigido por Fawzi al-Qawuqji, y sus ataques a asentamientos judios (precisamente, al mismo tiempo que Deir Yassin caía en manos de los judíos, al-Qawuqji sufría una dura derrota en Mishmar HaEmek) o del Ejército de la Guerra Santa, a las órdenes del Hadj Amin al-Husayni, Muftí de Jerusalén, y que acababa de sufrir la pérdida de Qastel.

Con respecto a las informaciones sobre los hechos de Deir Yassin, la postura inicial fue también de pasotismo. El Primer Secretario, Henry Gurney,* había informado a las 9:30 a.m. del mismo viernes, 9 de Abril (cuando aún no había terminado la batalla) al Alto Comisionado Alan Cunningham de que en Deir Yassin había un duro enfrentamiento entre árabes y judíos de los "disidentes", que al parecer intentaban apoderarse del pueblo. Cunningham, que no tenía ningún aprecio por Irgún y Lejí, (que le habían dado muchos problemas durante su mandato), quiso enviar al Ejército a expulsarlos, y habló con el Comandante Militar, el general MacMillan, para que interviniese contra esos "bastardos". Pero, para desilusión de Cunningham, MacMillan le respondió que era un asunto interno entre árabes y judío, y que su prioridad era asegurar la ruta de retirada de las tropas británicas y no exponer la vida de ni un soldado británico sin un motivo muy justificado.

Así las cosas, los británicos no hicieron demasiadas pesquisas. Aceptaron acríticamente las cifras que daban los atacantes y los atacados. De cara a su opinión pública, el relato de los 254 muertos y las atrocidades judías sirvió para que el gobierno laborista (que había hecho un cambio de 180º en su política de apoyo a la Partición cuando estaba en la oposición a un respaldo y seguimiento de la política pro-árabe del anterior gobierno) se justificara ante la opinión pública -cansada de guerra y muerte- por desentenderse de un problema que al inglés medio le caía muy lejos.

Sin embargo, no podían dejar de investigar, aunque solo fuera para cubrir el expediente, y a partir del 13 de Abril, el Adjunto al Inspector-General de la División de Investigación Criminal, Richard C. Catling, realizó una serie de entrevistas a refugiados de Deir Yassin huidos a Silwan. En su informe se hace eco del relato de las atrocidades judías; incluso antes las negativas de las presuntas víctimas (y sus familias) Catling concluye que la realidad supera los relatos oídos y por eso "las mujeres son extremadamente reacias a contar su experiencia" (10)

El problema es que Catling venía ya con prejuicios contra los judíos, y sobre todo contra Irgún y Lejí, porque varios de sus hombres y compañeros habían sido asesinados por los "disidentes" durante aquellos años. Sinceramente creía que el relato de la masacre que se iba imponiendo podía perfectamente ser cierto, por lo que interpretó la negativa como vergüenza y miedo por sentirse deshonradas, y shock emocional.

La Cruz Roja solicitó también a las autoridades que les permitieran visitar Deir Yassin, lo que les fue concedido; y Jacques de Reynier, representante de la Cruz Roja en Jerusalén, encabezó una delegación que visitó el pueblo el día 11 de Abril. Su objetivo era evacuar a los heridos que encontrase y asegurar que los muertos fuesen enterrados, no investigar los hechos. Por lo tanto, creyó las palabras de quien había dirigido al Lejí en la operación, Petahya Selivansky, que le informó de que no quedaban heridos en el pueblo (aunque encontraron dos durante la visita)  y que había unos 200 muertos. Él sólo vio unos 40 o 50 cadáveres, pero Selivansky le explicó que otros 150 habían sido arrojados en una cantera, en las afueras, que de Reynier no pudo visitar por estar bajo el fuego de los francotiradores árabes.

¿Por qué iba a dudarlo? Cuando, al volver al pueblo el miércoles día 14, comprobó que los cuerpos habían sido enterrados casi en su totalidad, y que el destacamento de la Haganah que los había inhumado hablaba de 100 cadáveres, preguntó dónde estaban los demás muertos; el comandante de la unidad Yeshurun Schiff le dijo "En la mente de los del Irgún". Lógicamente, de Reynier pensó que Schiff estaba intentando ocultar los hechos para proteger a los del Irgún y Lejí.



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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.

**Enlaces en francés

***Enlaces en otros idiomas

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  1. Eliezer Tauber, "The Massacre That Never Was: The Myth of Deir Yassin and the Creation of the Palestinian Refugee Problem" The Toby Press LLC, 2021, 1ª Ed.
  2. Así lo afirman algunos testigos presenciales que acompañaban al convoy. Ciertamente, entre quienes hablan de un "Desfile del Odio" a través de Mea Shearim parecen no haberse dado cuenta de que, para los conductores y guardias del convoy, la única ruta segura hacia la Jerusalén árabe era atravesar la Jerusalén judía...
  3. "Palestine 1948"; Gelber, Yoav. Sussex  Academic Press (2006). Pg 315 ss. Las versiones son dudosas, exageradamente dispares -varían entre cinco y más de 100- y además los testimonios son "de oídas" (no hubo ningún testigo presencial) pero pudo haber ejecuciones sumarias. Más adelante lo discutiremos.
  4. Public Records, London, CO 733 477/5. Esto último iba encaminado a que los ingleses supiesen que, si intentaban expulsar a los asaltantes de Deir Yassin por la fuerza, encontrarían resistencia. Irgún y Lejí sabían que la estrategia de los británicos era retirarse de Palestina con el menor número de bajas posibles entre sus tropas. 
  5. The Revolt" de Menachem Begin, citado por Yehuda Lapidot 
  6. Anna's House. The American Colony in Jerusalem. Tveit, Odd Karsten (2000) Rimal. 2011 edition translated by Peter Scott-Hansen. pg 380-1.
  7. "Oh Jerusalén"; Lapierre, D & Collins, L Simon & Schuster Paperbacks, 2010; Pg 294
  8. Con una población en la que las tasas de analfabetismo seguían siendo muy altas, sobre todo en el mundo rural, la radio constituía el medio más eficaz y rápido de llegar e influir sobre las masas. Casi todos los pueblos tenían, como mínimo, un aparato de radio, propiedad generalmente del mukhtar, e instalado en el café, que hacía al tiempo de local social y sala de reuniones.
  9. En realidad, las migraciones entre los que ahora son países independientes, pero desde hace milenios ha formado una franja costera en el Mediterráneo Oriental, desde Egipto a Anatolia, eran una constante. Los habitantes de Palestina, en muchos casos, provenían de países circundantes, atraídos por el mayor nivel de vida del Mandato y la riqueza que afluía por el "oro judío"; e incluso, en ocasiones, habían conocido desplazamientos temporales en épocas de guerra o catástrofes naturales, como las emigraciones de palestinos a ls región siria de Hauran durante la I Guerra Mundial, para evitar el reclutamiento forzoso y la represión turca, o en 1925, huyendo de la sequía; o la "Gran Revuelta" de 1936-39, durante la que 25000 palestinos huyeron temporalmente a países limítrofes.
  10. Lapierre & Collins, op. cit. Pg. 290n

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