Como vimos en la entrada anterior, en Octubre de 1945 la Haganah (con su brazo armado, el Palmaj), Irgún y Lejí, los tres grupos de la resistencia judía en Palestina, formaron una alianza para coordinar acciones contra los británicos: el Movimiento de Resistencia Judía* (MRJ), o Tnu'at HaMeri HaIvri en hebreo.
Tras varios meses de aumento de la actividad de inmigración ilegal y ataques contra intereses británicos, el 16 de Junio de 1946 lanzaron la Operación Markolet que, al volar once puentes fronterizos y realizar más de 50 emboscadas y ataques de distracción, interrumpió completamente el tránsito ferroviario de entrada y salida de Palestina y sumió en el caos a toda la región.
| Paracaidistas británicos tras el atentado |
El MRJ decidió responder mediante tres acciones: un ataque del Palmaj al arsenal británico de Bat Galim; la voladura del Edificio David Brothers por el Lejí, y la voladura del Hotel Rey David (en cuya Ala Sudoeste se alojaban la Administración del Mandato de Palestina [el "Secretariat"], el Cuartel General de las Fuerzas Militares Británicas en Palestina y Transjordania, y parte del C.I.D) por el Irgún.
Debido a la oposición a la violencia de Jaim Weizmann y los moderados de la Agencia Judía, la Haganah trató de cancelar los atentados pero su representante en el MRJ, Moshe Sneh*, hizo su propio doble juego y se limitó a retrasar la acción contra el Rey David. Esto tuvo como consecuencia que el Irgún, que dirigía el futuro Primer Ministro de Israel Menajem Begin, finalmente llevó a cabo el ataque.
El 22 de Julio de 1946, cerca de las 12 de la mañana, dos grupos de miembros del Irgún, disfrazados de árabes o personal del hotel, entraron por una puerta lateral, encerraron al personal de recepción y cocina, y colocaron en "La Regence" (club nocturno en el sótano del Rey David) siete bidones de leche, con 50 kg de una mezcla de TNT y Gelignita cada uno, adosados a las columnas que sujetaban el Ala Sudoeste. Además, un grupo de activistas cumplía funciones de vigilancia y apoyo en los alrededores del hotel. En total, 15 a 20 combatientes del Irgún, dirigidos por Ysrael Levi ("Gideon"). El diseño del operativo, así como de los explosivos, era responsabilidad del Jefe de Operaciones del Irgún Amihai Paglin*, que había preparado las bombas para que explotasen en caso de que alguien intentase manipularlas. El temporizador (casero), preparado para que el ingenio se detonase en media hora, debería haberse "disparado" a las 12:43 pero, debido al calor ambiental, lo hizo 6 minutos antes, provocando la explosión a las 12:37.
El Irgún había preparado también un pequeño explosivo incendiario en las cercanías del Hotel (a la puerta del negocio de un árabe cristiano llamado Salameh) para obstaculizar cualquier intento británico de reaccionar ante el atentado; su detonación, sobre las 12:20, sirvió además de aviso para que una de las activistas del Irgún -Adina Hay-Nissan*, de sólo 16 años- hiciese tres llamadas (al "Palestine Post" -actual "Jerusalem Post"-, al Consulado Francés y al propio Rey David) urgiendo a la evacuación... pero ésta no se produjo.
¿Por qué? Veámoslo
![]() |
| Sir John Shaw, Secretario Jefe, en 1946 |
Durante el verano de 1946, era relativamente frecuente que en Palestina hubiese amenazas de bomba (1); algunas de ellas eran auténticos atentados, otras -la mayoría- no. Además, las pocas veces que resultaron ciertos los avisos, los artefactos eran, en general, de poca potencia, más destinados a asustar y generar intranquilidad que a causar víctimas. Las Fuerzas de Seguridad Británicas, la mayoría de las veces, despachaban uno o dos agentes para investigar; y sólo en algunas ocasiones procedieron a evacuar la zona, cuando concedían mayor credibilidad a la alerta.
![]() |
| Otra vista del hotel tras el atentado |
350 kg de una mezcla explosiva de TNT y Gelignita destruyeron las columnas de sustentación del Ala Sudoeste del hotel y toda la estructura que se apoyaba en ellas colapsó. Unas 150 personas quedaron enterradas con los escombros. Trozos de hormigón, cemento, metales y madera salieron disparados como proyectiles, causando heridos y muertos entre las personas que ocupaban las calles adyacentes al hotel. (3)
La explosión, el humo y el ruido del atentado se hicieron notar, no sólo en toda la ciudad, sino también a kilómetros de distancia. Los británicos decretaron inmediatamente un toque de queda, e hicieron recorrer las calles todos los coches policiales de que disponían para anunciarlo. Pero casi todos los terroristas habían conseguido escapar, y los únicos a los que encontraron fueron los heridos: Aharon Abramovitch (ya muerto cuando lo hallaron) y Yitzhak Tsadok (herido, al parecer fue liberado al término del Mandato).
Los supervivientes y los testigos, por supuesto, trataron de ayudar a otros heridos desde el primer momento. De toda la ciudad acudieron médicos, enfermeros, soldados libres de servicio, trabajadores civiles, voluntarios judíos, árabes y británicos, para sacar de los escombros a las víctimas accesibles.
En poco tiempo llegaron también soldados y zapadores de los Royal Engineers y trabajadores del Departamento de Obras Públicas, provistos de maquinaria pesada, para poder rescatar a quienes habían quedado sepultados bajo toneladas de cemento y metales retorcidos. La operación de rescate duró tres días, pero sólo encontraron a seis supervivientes más (uno de ellos falleció posteriormente).
El balance fue terrorífico: 91 muertos (por grupos nacionales: 41 árabes, 28 británicos, 17 judíos, dos armenios, un ruso, un griego y un egipcio) y casi setenta heridos de gravedad. (4) El mayor coste los sufrieron los empleados del "Secretariat": dos tercios de sus empleados (oficinistas, mecanógrafas, secretarias, personal de Finanzas, etc) resultaron muertos o heridos; trece militares y tres policías resultaron muertos también. Aunque no era lo más urgente ni importante en esos momentos, el daño económico fue también cuantioso. El Gobierno británico pagó £350000 a los dueños del hotel como compensación, una cifra muy elevada.
Consecuencias
Los británicos, por supuesto, reaccionaron con indignación y rabia, tanto en Palestina como en la Gran Bretaña. Nada más conocerse el hecho, se declaró en Jerusalén la Ley Marcial y un toque de queda, y se cerraron con controles todas las rutas de Palestina, para intentar capturar a los culpables y evitar otros atentados. Al mismo tiempo, se empezó a planear una Operación contra Irgún y Lejí, la "Operación Shark"* (Tiburón), que intentaba dar un golpe definitivo a ambos grupos, deteniendo a sus dirigentes, desarmando a sus combatientes, y destruyendo su logística.
![]() |
| Sir Evelyn-Hugh Barker |
Los periódicos británicos pusieron el grito en el cielo y condenaron duramente la masacre, por supuesto; pero muchos de ellos también hacían notar que la política triunfalista de las autoridades del Mandato y su retórica de que la "mano dura" funcionaba contra los terroristas era falsa.(7) El atentado fue un punto de no retorno para la prensa británica, que en el futuro pediría cada vez más que el Reino Unido arrojase la toalla y devolviese el Mandato a las Naciones Unidas.
No muy sorprendentemente, la Administración británica en Palestina también informó al Gobierno que no veía solución al problema con medidas solamente militares, y pedía una solución "política". La "Operación Shark", lanzada el 30 de Julio, con controles de carreteras, vigilancia de servicios esenciales, registros exhaustivos casa por casa, exámenes y cacheos individuales de todas las personas (excepto enfermos y niños) acabó con la detención de entre 500 y 800 sospechosos de pertenecer a grupos terroristas.(8) Oficialmente fue presentada a la opinión pública como un éxito rotundo, pero en privado se reconoció que no habría solución que no incluyera medidas políticas; y, aunque temporalmente se frenó la actuación del Irgún, pronto se vio un recrudecimiento de sus actividades subversivas, llegando en Mayo de 1947 al espectacular asalto al penal de Acre. Por otro lado, los excesos cometidos en la operación aumentaron la simpatía en la comunidad internacional por la causa judía, y de rebote se mitigó la indignación por el atentado del Hotel Rey David.
Los políticos también condenaron unánimemente el atentado; pero también se plantearon muchas cuestiones sobre hacia dónde iba el Mandato; el Primer Ministro Attlee*, laborista, tuvo que enfrentarse a los ataques de la oposición, que le echó en cara no ser capaz de traer la paz a Palestina. Winston Churchill (simpatizante del sionismo) recordó los años del principio del Mandato como un período de paz y progreso para las comunidades árabe y judía y, pasando por alto la política conservadora de la restricción de la inmigración (a la que él ciertamente se había opuesto) abogó por aumentar la inmigración judía controlada a Palestina. Pero, como era imposible plantear la llegada a Palestina de todos los supervivientes del nazismo, proponía pedir la ayuda de la Comunidad Internacional, asentando a todos los judíos que lo deseasen en sus países de origen, con una atención preferente a evitar en el futuro el antisemitismo. De lo contrario -añadió- el Reino Unido debería renunciar al Mandato ante las Naciones Unidas.
Attlee tenía una tesitura imposible: endurecer la represión no traería la paz, aumentaría las acciones de resistencia de la comunidad judía y empeoraría la imagen de la Gran Bretaña en el mundo. Pero permitir más inmigración judía traería un resurgimiento de la insurgencia árabe y estropearía sus relaciones con los países árabes. El gobierno laborista confiaba en el apoyo del presidente Truman y los EEUU para dar alguna solución a la irresoluble situación; pero, ante el creciente apoyo del mundo a la causa judía, el gobierno laborista terminaría tirando la toalla y renunciando al Mandato en Septiembre de 1947.
Porque, realmente, la oleada de repulsa y horror que levantó el atentado del Hotel Rey David en la prensa y opinión pública mundial se fue difuminando poco a poco; no sólo por el tiempo transcurrido, sino por una serie de factores concomitantes:
- La Haganah -con no poca hipocresía- y la Agencia Judía se desmarcaron absolutamente del atentado y trataron de culpar sólo al Irgún: Ben Gurión, desde París, declaró que "el Irgún es el enemigo del pueblo judío"; Jaim Weizmann, según la periodista Blanche "Baffy" Dugdale, estaba "fuera de sí de rabia" y se negaba a ponerse al teléfono. El día 23 de Julio, tras el primer comunicado del Irgún responsabilizándose del atentado, la Haganah difundió una grabación a través de su emisora clandestina desmarcándose del hecho y lamentando la pérdida de vidas de la acción cometida por los "disidentes". La prensa judía ("Palestine Post", "Haaretz*", "HaTzofe"*, etc...) condenó también el ataque. Para el mundo exterior a Palestina, Irgún o Lejí eran unos pocos exaltados díscolos que la Haganah y la gran mayoría de judíos intentaba controlar, a veces sin éxito.
- Los británicos cometieron varios errores: la ya citada carta de Barker, junto con testimonios de sus anteriores indiscreciones de tinte antisemita; los excesos cometidos en la "Operación Ágatha" y la "Operación Shark", intervenciones comprensibles pero donde se cometieron abusos; y las primeras negativas de que se hubieran recibido llamadas de advertencia, que quedaron desmentidas, no sólo por el Irgún, sino por testigos que vieron abrir ventanas en el Consulado Francés antes de la explosión. Otros testigos presenciales declararon más adelante que la Policía Palestina les había presionado para que no contaran lo sucedido.(9)
- Meses después del atentado, el Comité de las Naciones Unidas (UNSCOP*) que visitó Palestina para decidir qué debía hacerse con el Mandato, encontró una sociedad judía festiva, pacífica y colaboradora, y una comunidad árabe cerrada, opuesta a toda negociación y encastillada en sus posturas. El Comité se llevó la impresión de que no era justo condenar a los judíos a vivir bajo la protección de un líder árabe como el Muftí o Abdullah de Jordania .
Entre los árabes predominába la indignación, la ira y -dado que la mayor carga de muertos en el atentado (41 fallecidos) correspondía a su comunidad- el duelo. Afortunadamente para los judíos, tras la derrota absoluta de la Revuelta de 1936-39 los árabes habían perdido (por muerte, prisión o exilio) la mayoría de sus cuadros dirigentes y sus arsenales estaban vacíos; gracias a ello - y que por entonces no creían que los británicos se resignaran a la Partición- no hubo un terrible baño de sangre en verano de 1946.
En la Comunidad Judía (el Yishuv) la primera reacción fue de estupor y de horror, como ya hemos dicho.
- La Haganah y la Agencia Judía creyeron de entrada que el Irgún había actuado por su cuenta y contra las órdenes que había recibido de suspender los atentados previstos. Por eso, el día 22 de Julio, la Haganah pidió a Begin que hiciera público un comunicado aceptando la autoría del atentado (lo que el Irgún hizo sin problemas); pero el día 23 emitió el comunicado en que censuraba y culpaba exclusivamente a los "disidentes", y durante todos los días que siguieron se sucedieron las condenas de Ben Gurión, Jaim Weizmann, Golda Meir, autoridades religiosas, etc
- El propio Irgún quedó anonadado por el altísimo número de muertos del atentado, puesto que -según ellos- habían intentado minimizar la pérdida de vidas. Begin explica en "La Rebelión" - y Shmuel Katz lo confirma (Katz, Shmuel, Op. Cit, Pg 95)- que, al enterarse del resultado de las bombas del Hotel King David, estaba angustiado por el número de fallecidos, triste, y se preguntaba continuamente "¿Por qué no evacuaron?"
- Como Begin no sabía que la Haganah y la Agencia Judía había dado contraorden para las operaciones, no tuvo problemas en asumir la autoría, pero se quedó estupefacto cuando escuchó en la radio que la Haganah se desmarcaba y condenaba el atentado. Ese mismo día recibió la visita de Galili - que no tenía la conciencia tranquila- que, para distraer la ira de Begin, le habló del alto oficial británico (que sugirió que podía ser Sir John Shaw) que se había negado a "obedecer órdenes judías". Era mentira, pero sirvió para que Begin y el Irgún se justificasen y, durante los próximos años, fue parte del relato oficial del Irgún y buena parte de los gobiernos israelíes.
- Galili y Sneh se reconciliaron con Begin e Irgún y, momentáneamente, se salvó la colaboración en el seno del MRJ. Pero duró poco. La sensación en el seno de la Haganah y la Agencia Judía (que se reunió en Agosto en París) de haber sido desobedecidos por el Irgún, y la violencia inicial de las reacciones de la prensa y opinión pública mundial llevó a la derrota de las tesis de colaboración de todos los grupos judíos y el 23 de Agosto se disolvió el MRJ.
- ¿El Hotel Rey David era un blanco legítimo en la "guerrilla urbana" de Irgún contra los británicos?
- El Hotel Rey David era la sede de la Administración Militar y Civil del Mandato de Palestina. En éso, y en la desesperación de los judíos tras ver que, incluso después del apoyo del Yishuv a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, y tras haberse conocido la catástrofe de la Shoah, los británicos seguían negando la posibilidad de crear un Estado Judío, se basa el argumento del Irgún de que era un blanco legítimo en la guerra contra los "invasores".
- Sin embargo, la excesiva cantidad de muertos entre los civiles y, sobre todo, entre los árabes (casi todos trabajadores del hotel y gente ajena a él) hacen que el atentado no pueda considerarse legítimo, tanto por el objetivo elegido como por la torpeza del Irgún al realizarlo.
- ¿Hubo llamadas de advertencias del Irgún?
- Sí, las hubo, como quedó demostrado gracias a los testimonios de elementos del Irgún, testigos, e incluso telefonistas que atendieron las llamadas.
- El torpe intento de los británicos por esconder este hecho no sirvió más que para desprestigiar sus argumentos (muy válidos, por otra parte) y debilitar su postura.
- Cualquier duda que pudiera quedar sobre si hubo, o no, llamadas, quedó despejada cuando, en 1978, se hicieron públicos los informes clasificados de la Policía y el Ejército sobre el atentado. Se demostró que algunos puntos que contradecían ciertos aspectos de la versión oficial del Ejército fueron eliminados del informe del ejército antes de que se presentara al Alto Comisionado y al Gabinete, en Londres, y que se había presionado a testigos para que negaran las llamadas del Irgún.
- ¿Fueron suficientes las llamadas y otras medidas del Irgún para considerar que el grupo terrorista hizo lo suficiente para que no hubiera víctimas civiles?
- No: la elección del blanco - en el centro de la ciudad y con centenares de clientes y trabajadores del hotel - hacían que el atentado tuviese un riesgo extremo de convertirse en una masacre.
- Además, la alta carga de explosivos hizo que se derrumbase toda el Ala Sudoeste; aunque era la zona del hotel donde se encontraban el "Secretariat" y el Cuartel Militar, tal destrucción era incompatible con el objetivo de evitar víctimas inocentes.
- Las llamadas de advertencia se hicieron con poco tiempo, con el objetivo de que los británicos realizasen la evacuación sin tiempo de retirar su documentación ni desactivar las bombas. El escaso tiempo de que se dispuso, que además fue aún menor por el calor -que aceleró la temporización- posiblemente no hubiera sido suficiente para evitar una masacre ni aunque se hubiese decretado la evacuación.
- Cabe preguntarse si no se podía haber usado temporizadores más retrasados, dado que los documentos, en realidad, no eran tan importantes (aunque quizás no fueran conscientes Irgún y Haganah) y las bombas estaban preparadas para no poder ser desactivadas.
- Sí podemos decir que hubo un cierto esfuerzo por evitar víctimas inocentes entre los trabajadores del hotel, que fueron encerrados, primero, y liberados después, con la instrucción de escapar "a la carrera".
- La explosión en los alrededores del hotel unos minutos antes del atentado, que supuestamente pretendía alejar a los simples paseantes inocentes, es posible que fuera contraproducente, ya que se produjeron heridos, que estaban siendo atendidos en el lugar cuando se produjo la explosión; además, se congregaron muchos curiosos que también sufrieron daños, y se generó una falsa sensación de seguridad entre la policía y los responsables del hotel, que creyeron que lo peor ya había pasado.
- ¿Es cierta la historia del alto oficial inglés que declaró que "no iba a obedecer a los judíos"?
- No, o por lo menos no hay pruebas de ello. En 1948 un escritor llamado William Ziff publicó una edición revisada de su libro "La Violación de Palestina" donde se citaba a Sir John Shaw como autor de estas palabras. Shaw demandó a Ziff y su editor británico que, ante la imposibilidad de presentar pruebas, retiraron las páginas del libro que incluían esta historia.(10)
- Al parecer, sí hubo una llamada que atendió un oficial inglés (no identificado) que, habiendo estado en contacto con la Policia, y sabiendo del pequeño explosivo colocado ante el negocio de Salameh, le dijo que "creían que no era conveniente evacuar".
- Las falsas amenazas de bomba provenían, no sólo de activistas árabes o judíos que buscaban meter presión sobre los británicos, sino de conflictos laborales (tras una huelga fracasada de funcionarios árabes y judíos en Abril, la Policía registró un claro aumento de llamadas falsas) e incluso, a veces, de motivos tan espurios como salir antes del trabajo.
- No se conoce con quién habló Hamburger, pero tampoco hay motivo para dudar que la conversación existió. Tras el atentado, corrió el rumor de que Sir John Shaw*, el Secretario Jefe y, en ese momento, la máxima autoridad británica en Palestina en ausencia de Sir Alan Cunningham*, había respondido ante la llamada de aviso: "No estamos aquí para recibir órdenes de los judíos, sino para darlas" (Katz, Shmuel: "Days of Fire; The Secret History of the Irgun Zvai Leumi and the Making of Israel"; Double Day & Company, New York, 1968; Pg 94). Este rumor, repetido por Yisrael Galili* (el enlace de la Haganah con el Irgún) a Begin poco después del atentado, se convirtió en la narrativa del Irgún en lo sucesivo. (Begin, Menajem: "La Rebelión": Plaza & Janés, 1978. Pg 286) Pero no hay ninguna prueba de que sea cierto, y parece un infundio divulgado para limitar las culpas en la masacre.
- Aunque es imposible saber qué hubiera ocurrido si se hubieran atendido las llamadas del Irgún y se hubiera evacuado el hotel, algunos expertos especularon que, en tal caso, hubiera habido más heridos y muertos aún porque muchos de los evacuados, probablemente, se hubieran quedado por los alrededores del Rey David.
- Hoffman, Bruce: "Anonymous soldiers: The Struggle for Israel, 1917-1947" Knopf, New York. 2015.
- "La comunidad judía de Palestina no puede ser eximida de la responsabilidad por la larga serie de atentados que culminaron con la voladura de gran parte de las oficinas gubernamentales en el Hotel King David, causando graves pérdidas de vidas. Sin el apoyo, activo o pasivo, del público judío en general, las bandas terroristas que perpetraron estos actos criminales pronto serían desenterradas, y en esta medida, los judíos de este país son cómplices y comparten la culpa. Estoy decidido a que sufran castigo y sean conscientes del desprecio y el aborrecimiento con que consideramos su conducta. No debemos dejarnos engañar por la hipócrita compasión mostrada por sus líderes y órganos representativos, ni por sus protestas de que no son en absoluto responsables de estos actos. He decidido que, a partir de la recepción de esta carta, se prohíba el acceso a todos los establecimientos, restaurantes, tiendas y viviendas privadas judías. Ningún soldado británico debe tener relaciones sociales con ningún judío... Entiendo que estas medidas causarán algunas dificultades a las tropas, pero... Estoy seguro de que si les explico plenamente mis razones, comprenderán su pertinencia y castigarán a los judíos de una manera que a esa raza le desagrada tanto como a cualquier otra, golpeándolos en sus bolsillos y mostrando nuestro desprecio por ellos". (Bethell, N. W. "The Palestine Triangle. The Struggle for the Holy Land. 1935-48" Ed G.P. Putman's Sons [New York, 1978] Pg 267 ) Para mayor indignación, algunas versiones sustituyeron "as much as" por "more", quedando en "de una manera que a la raza le molesta más"
- Barker mantenía un romance con Katie Antonius, la viuda de George Antonius*, diplomático y escritor sobre el nacionalismo árabe. Katie, de origen egipcio, era una mujer influyente en la sociedad jerosolimitana; en sus fiestas se reunía lo mejor de la sociedad del Mandato de Palestina. Al parecer, Barker hizo más de un comentario antisemita delante de los demás invitados y no se reprimía de hacerlo en las cartas a Katie: «Sí, los detesto a todos, sean sionistas o no. ¿Por qué deberíamos tener miedo de decir que los odiamos? Ya es hora de que esta maldita raza sepa lo que pensamos de ellos: gente repugnante» (Archivo del Estado de Israel, Sección 123, P 867/2. 27 de abril de 1947)
- Pueden verse algunos ejemplos en: Hoffman, Bruce R; "Jewish Terrorist Activities and the British Government in Palestine 1939 to 1947" Tesis Doctoral; St Anthony Colle, Oxford, 1985. Pg 327
- Sin embargo no consiguieron localizar a ninguna figura de relieve, excepto Yitzhak Shamir, segundo del Lejí, traicionado por sus enormes cejas. Begin pasó cuatro días en un escondite entre las paredes de su casa, sin comida ni casi agua, mientras cuatro soldados británicos acampaban en el jardín de su casa. (Bethel, Op.Cit, Pg 271; Begin, Op.Cit, Pg 292)
- Clarke, Thurston: "By Blood and Fire; July 22, 1946: The Attack on Jerusalem’s King David Hotel" (New York, 1981) Pg 267. Una vez demostrado que sí habían recibido las llamadas, los británicos cambiaron su explicación a un más prudente "No recibió la información ninguna autoridad británica con capacidad de ordenar la evacuación". Lo cual, en realidad, sí era cierto, o al menos si se hubiera añadido "...con tiempo suficiente"
- Hoffman. Bruce: Op Cit, Pg 346.



No hay comentarios:
Publicar un comentario