ORÍGENES
Las causas que originaron la Gran Revuelta Árabe de 1936 forman una complicada red en la que unos hechos explican a otros, que a su vez empeoran los originales, formando una bola de nieve que creció hasta estallar en 1935-36. Veamos las principales causas
- Causas económicas:
- La "Gran Depresión",
- Venta de tierras de los efendis (señores) árabes al Fondo Nacional Judío*, con la pérdida de empleos rurales de muchos fellahim (campesinos), debida a su vez a varias causas:
- Falta de preparación de los fellahim en las técnicas modernas que aplicaban los judíos.
- Solidaridad interracial que hacía que los judíos contratasen judíos.
- Actitudes racistas de los colonos judíos ante los fellahim.
- Actitudes racistas de los árabes ante los judíos: negativa de los fellahim a trabajar bajo las órdenes de judíos, y sobre todo de mujeres.
- En ocasiones, amenazas de algunos grupos radicales árabes a quienes trabajaran o se relacionaran con judíos.
- Emigración a las ciudades buscando trabajos manuales no especializados; la excesiva oferta de mano de obra causa empobrecimiento, marginalización, hacinamiento.
- Causas sociopolíticas:
- Rechazo a la aparición de nuevos modos de vida, sociedad, cultura, costumbres y hábitos religiosos extraños a la tradición árabe y musulmana, y traídos por extraños: judíos y británicos.
- Percepción por la masa árabe de arrogancia y despotismo en los colonizadores.
- La sociedad tradicional árabe teme que la inmigración judía sea un nuevo colonialismo occidental.
- Aparición, durante la década anterior, de movimientos panarabistas y nacionalistas palestinos.
- La mejora de los transportes, los medios de comunicación (la radio, sobre todo) permitieron divulgar las nuevas corrientes de pensamiento por todo el país.
- En la década de los treinta, la "Quinta Aliyah" u oleada de inmigración, trae judíos provenientes de Alemania, considerablemente más cultos y refinados que los judíos de anteriores "aliyah"; la brecha cultural entre judíos y árabes se amplía.
- Causas locales y regionales:
- El ejemplo de la independencia de los países vecinos. Siria firmó un tratado con Francia* en 1936 que prometía la independencia en tres años; Egipto firmó un tratado con Reino Unido, también en 1936, que obligaba a los británicos a retirar sus tropas; Iraq accedió a la independencia* en 1930.
- Al tiempo que los países circundantes ganaban la independencia, sus líderes expresaban intenciones expansionistas, para conformar un reino árabe en todo el Oriente Medio: la "Gran Siria" , el Imperio Hashemita que incluiría Iraq, Siria, Palestina y Transjordania, o el deseo de Egipto de convertirse en líder de un mundo árabe con capital en El Cairo. Como respuesta, Palestina desarrolló un nacionalismo propio bajo las familias Husayni, Nashabishi, Khalidi, etc.
Izzadin-Al-Qassam, un clérigo nacionalista, había ido adquiriendo influencia entre los musulmanes de Oriente Medio desde 1921. Su ideario antibritánico, antisionista y de purificación del Islam le habían dado renombre y muchos seguidores. Durante la década de los 20 y hasta 1935 colaboró como aliado del Mufti de Jerusalén Haj Amin Al-Husayni, Presidente del Consejo Supremo Musulmán, quien le nombró para varios puestos de carácter religioso en la Corte de Haifa.
Tumba de Izzadin Al-Qassam |
Hacia 1930, surgió una discrepancia entre ellos. Al-Qassam era partidario de destinar más fondos a la propagación de la fe (construcción de mezquitas, escuelas islámicas, etc) y realizar incursiones terroristas contra británicos y judíos. Al-Husayni, más pragmático, quería utilizar los fondos que se recaudasen para comprar armas e iniciar una revolución armada más adelante. Al-Qassam, sin perder la buena relación con el Muftí, se apoyó en el Istiqlal*, Partido de la Independencia) creó una organización -la "Mano Negra*"- que cometió atentados contra establecimientos judíos y sabotajes contra las comunicaciones inglesas. La "Mano Negra" estableció centros para instruir militarmente a jóvenes árabes y hacia 1935 contaba con varios centenares de combatientes (las cifras varían entre 200 a 800).
En Octubre de 1935 se descubrió un cargamento de armas* de contrabando en Jaffa, al parecer destinado a la Haganah. La prensa árabe cargó contra los británicos y los judíos, acusándoles de actuar conjuntamente para destruir la sociedad árabe. Al-Qassam trató de convertir sus acciones de guerrilla en una verdadera insurrección, llamando a sus hombres a tomar las armas contra la Administración inglesa y los establecimientos judíos.
En Noviembre de 1935, tras el asesinato de un policía británico, los ingleses perdieron la paciencia y decidieron detenerle. Al-Qassam huyó de Haifa a la región montañosa cercana a Jenin; ayudado por la población, trató de esconderse, pero los británicos le dieron caza y murió en una escaramuza cerca de Sheikh Zeid. Su muerte tuvo una gran repercusión en el mundo árabe; Al-Qassam fue considerado un santo, un mártir, y su figura inspiró la rebelión armada del año siguiente.
Durante el invierno y primavera siguientes el ambiente en la región de Oriente Medio fue haciéndose cada vez más enrarecido; los partidos nacionalistas árabes, y los clérigos islamistas, inflamaron las calles contra las potencias colonialistas (Reino Unido y Francia). En parte, los disturbios fueron favorecidos y financiados por agentes de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini (que por su parte también pasaba por dificultades con la insurgencia libia* y la conquista de Abisinia). En Siria se convocó una huelga general del 29 de Enero al 6 de Marzo de 1936, acompañada de conflictos en las calles; en Egipto, las negociaciones que condujeron al acuerdo anglo-egipcio también coincidieron con disturbios anticolonialistas en El Cairo y otras ciudades.
Según aseguraba más adelante el "Informe Peel"* los disturbios comenzaron con la muerte de dos judíos a manos de "bandidos árabes" (seguramente seguidores de Al-Qassam) en la carretera Tulkarm-Nablús. Al día siguiente dos árabes fueron encontrados muertos cerca de Petah Tiqva; los árabes culparon a las represalias de los judíos y, en los días siguientes, ocurrieron graves disturbios en Tel Aviv y Jaffa.
El 19 de Abril se formó un Comité Nacional de Huelga (pese a su nombre, los Comités Nacionales tenían competencia local o regional) que convocó al día siguiente una Huelga General en Nablus. En los días siguientes, se formaron Comités Nacionales en las principales ciudades y pueblos grandes. El día 21, los partidos políticos árabes principales convocaron una Huelga General en todo el Mandato de Palestina.
El 25 de Abril se formó el Alto Comité Árabe, con diez miembros que representaban a los principales clanes o familias árabes. El presidente elegido era el Muftí de Jerusalén, Hadj Amin Al-Husayni que, apoyado en el clan al-Husayni*, iban a dominar el Comité y también la Revuelta. El Alto Comité manifestó que el paro continuaría hasta que el Gobierno del Mandato modificase su política actual, sobre todo en cuanto al freno a la inmigración judía, que se planteaba como el principal objetivo de la movilización.
Las reivindicaciones árabes más importantes eran las siguientes: 1) Prohibición de la inmigración judía; 2) la Prohibición de la venta o transferencia de tierras árabes a los judíos; 3) establecimiento de un Gobierno Nacional responsable ante un Consejo representativo. Se suponía que este tercer punto refería a unas demandas muy similares presentadas por representantes de los principales partidos árabes el 25 de Noviembre de 1935, en las que más explícitamente se hacía referencia al "establecimiento de un gobierno democrático".
Aunque, sobre el tercer punto, el Gobierno del Mandato comunicó -como lo había hecho en Noviembre- su pleno apoyo, en los otros dos puntos anunció que no podía comprometerse; 1) porque las instrucciones de la Sociedad de Naciones al conceder el Mandato, y la intención del Reino Unido al aceptarlo eran, entre otras cosas, favorecer la inmigración judía para construir un Hogar Nacional Judío; y 2) sólo podría suspender la inmigración en caso de que se demostrara un perjuicio claro para los habitantes [no-judíos] del Mandato; lo cual, no sólo no parecía evidente por sí mismo, sino que -según los observadores- la inmigración parecía beneficiar a todos los habitantes de Palestina.
El día 8 de Mayo, tras rechazar una mediación del Alto Comisionado, una asamblea de los Comités Nacionales decidió hacer un llamamiento a los árabes para que dejasen de pagar impuestos. Mientras tanto, la huelga general había paralizado las actividades económicas de la comunidad árabe (sobre todo en Jaffa, y Jerusalén, mientras que en Haifa la huelga fue un relativo fracaso) y se produjeron incidentes violentos: a) contra árabes que no se sumaban a la Huelga General mediante pandillas de jóvenes que intimidaban a los dueños de tiendas que permanecían abiertas, incluso llegando a destruir el negocio en muchos casos; b) contra negocios de judíos, apaleando a sus dueños, destruyendo propiedades judíos, incluso disparando a algunas personas; y c) contra propiedades británicas, como el oleoducto Mosul-Haifa* o las vías férreas palestinas. En los dos primeros meses de la huelga murieron cinco judíos, dos árabes y un policía inglés.
El Gobierno británico decidió actuar con una mezcla de dureza y medidas conciliatorias:
- Desde la segunda semana de Mayo comenzaron a llegar tropas de refuerzo inglesas (provenientes de Malta y Egipto) que se dedicaron a controlar los puntos estratégicamente importantes, proteger las comunicaciones y escoltar convoyes, pero evitando enzarzarse en operaciones contra las bandas guerrilleras que operaban -con el apoyo de los campesinos- en las colinas y comarcas rurales. En ocasiones se practicaron registros en busca de armas, imponiendo multas a las comunidades donde se encontraron rebeldes o armas escondidos, y a veces se realizaron arrestos de líderes árabes.
- El parlamento inglés anunció el 18 de Mayo que se crearía una Comisión Real para Palestina* (conocida generalmente por Comisión Peel, por su presidente Lord Peel*). El 29 de Julio se dieron a conocer sus miembros, aunque la Comisión no llegaría a Palestina hasta Noviembre.
El anuncio de la Comisión de Investigación Real no calmó los ánimos de la comunidad árabe. Los ingleses comprobaron que los rebeldes contaban con mucho apoyo popular -que incluso aumentó con las tímidas medidas tomadas por los ingleses- y que, poco a poco, sus acciones iban siendo más ambiciosas. El 2 de Junio los rebeldes intentaron hacer descarrilar un tren lleno de soldados británicos; el 21, emboscaron un convoy judío en lo que fue una de las acciones más famosas del que sería comandante militar de la rebelión, Abd al-Rahim al-Hadj Muhammad* (llamado Abu Kamal); el oleoducto de Mosul a Haifa fue repetidamente atacado, las carreteras minadas con frecuencia, y muchos de los asentamientos judíos sufrieron ataques poco consistentes, pero que aumentaron la sensación de inseguridad en la población judía, que empezó a desconfiar de los británicos y a creer que sólo ellos mismos podrían defenderse.
Qawuqji (3º por la derecha) en 1936 |
En los países árabes vecinos la rebelión encontró un gran apoyo popular: cientos de voluntarios provenientes de Iraq, Líbano, Transjordania y Siria se infiltraron a través de la permeable frontera del Mandato para unirse a la rebelión. Junto a ellos vinieron algunos famosos nacionalistas árabes, como Fawzi Al-Qawuqji,
Su llegada, aunque reforzó las filas de los insurgentes, fue visto por los propios líderes palestinos con más desconfianza que alivio. Poco antes de la llegada de Al-Qawuqji, se había conseguido un trabajoso acuerdo entre Abd al-Rahim al-Hadj Muhammad, Aref Abdul Razzik y Fakhri Abd al-Hadi para repartirse las áreas de influencia; un cuarto jefe de milicias, Abd-al-Qader al-Husayni -el sobrino del Mufti-, que dominaba las cercanías de Jerusalén, ni siquiera estuvo en las reuniones.
Al-Qawqji pensaba aún en términos panarabistas y denominaba a Palestina "Siria del Sur" (1) -como en los tiempos del Imperio Otomano-, lo que provocaba disgusto entre los demás comandantes. Por otro lado, aunque Qawuqji tenía un innegable valor personal y más experiencia en el campo de batalla que ellos, su desprecio hacia los milicianos palestinos -a quienes consideraba inferiores a sus combatientes- generaba rechazo entre los líderes políticos y militares de los árabes palestinos, y contribuyó al fracaso de la rebelión. Sin embargo, se conocen acciones combinadas, como la escaramuza de Bal'a en 1936.
Judíos huyendo de Jerusalén (1936) |
Mientras tanto, los británicos adquirieron conciencia de la seriedad de la situación y de la necesidad de utilizar mayores medidas policiales para reprimir la revuelta. El 7 de Septiembre, la Oficina Colonial declaró la situación "un directo desafío al Gobierno Británico en Palestina" y nombró al Teniente General John Dill* Comandante Militar Supremo en Palestina, aumentando las tropas bajo su mando hasta un máximo (durante este periodo) de 20000 soldados. Se reforzó la presión sobre la revuelta, aumentando el número de registros, arrestos, multas colectivas y destrucciones de casas que albergaban a rebeldes, y autorizando al Alto Comisionado o a la Comandancia Militar la posibilidad de declarar la "Ley Marcial".
En poco tiempo, la situación cambió a peor para los rebeldes, hasta el punto que los mandatarios árabes, que desde Junio habían intentado infructuosamente que se adoptara una solución de compromiso, encontraron que el Alto Comité Árabe de Al-Husayni encontraba mucho más atractivas sus propuestas y pedía que hicieran un llamamiento a la paz conjunto.
Lord Peel llega a Palestina |
El día 9 de Octubre se publicó el llamamiento, firmado por los tres Jefes de Estado (Ghazi de Iraq, Abdullah de Tranjordania, e Ibn Saud de Arabia) para que cesara la violencia, se desconvocara la huelga general y se confiase en nuestra "amiga la Gran Bretaña, que ha prometido que se hará justicia".(3)
En realidad, el Reino Unido no había prometido nada el día 9 de Octubre que no hubiese prometido en Agosto, pero al Muftí y al Alto Comité Árabe el llamamiento les valió para salir del atolladero donde se habían metido.
Dos días después, el 11 de octubre, el Alto Comité Árabe declaró que -con el acuerdo unánime de los Comités Nacionales- "habían decidido responder a la llamada conjunta" de los Jefes de Estado árabes y "hacer un llamamiento al la noble nación Árabe para que volviese a la paz y tranquilidad, abandonando la huelga y los desórdenes".
MOTIVOS PARA LA TREGUA
Evidentemente, el acatamiento del llamamiento de los dignatarios árabes no jugó prácticamente ningún papel en la desconvocatoria de la Huelga General y el cese de los disturbios. Las razones fueron otras:
Evidentemente, el acatamiento del llamamiento de los dignatarios árabes no jugó prácticamente ningún papel en la desconvocatoria de la Huelga General y el cese de los disturbios. Las razones fueron otras:
- La economía de la comunidad árabe se estaba deteriorando rápidamente y sus líderes se dieron cuenta de que corrían el peligro de perder el apoyo mayoritario en la población campesina y trabajadora si aparecía el hambre entre ellos:
- No se había organizado ninguna iniciativa seria para aliviar las pérdidas de los huelguistas, como "cajas de resistencia" o instituciones sociales. De hecho, si la huelga duró seis meses fue, sobre todo, porque la economía de la comunidad árabe era ampliamente dependiente de subvenciones de la Potencia Mandataria y de la economía de la comunidad judía, que no estaban de huelga.
- Los apoyos para las familias de rebeldes o huelguistas se basaban en iniciativas personales de familias árabes ricas o, más frecuentemente, comunidades rurales que colaboraban alimentando a los rebeldes de la región.
- Los sectores económicamente más pudientes (clanes importantes, familias cristianas, clases medias y altas urbanas) estuvieron comparativamente menos dispuestas al sacrificio y, para Septiembre de 1936, su descontento era un problema serio para la continuidad de la revuelta. Los propios dirigentes de la revuelta, según los informes de la Comandancia Militar británica, comenzaban a plantearse dejar de colaborar económicamente.
- Entre 1933 y 1936 Amin Al Husayni había recibido fondos de la Alemania nazi y de la Italia de Mussolini, interesados en debilitar el dominio anglofrancés en Oriente Medio. Los fondos alemanes fueron canalizados principalmente a través de sus cónsules en Jerusalén (Hans Döhle) y en Bagdad, (Fritz Grobba), y agentes nazis en Siria. El gobierno fascista de Mussolini, a través de su cónsul en Jerusalén (Conde Quinto Mazzolini***) y otros agentes, había pagado al Muftí y otras personalidades palestinas entre cinco a siete millones de liras (50000 a 75000 libras).(4) Sin embargo, muy poco de ese dinero había sido empleado en algún tipo de apoyo a la revuelta; casi todo había ido a enriquecer a los miembros y colaboradores del clan al-Husayni, así como a sobornos de funcionarios, agentes que espiaban a la propia comunidad árabe, etc.
- La duración de la Huelga General, junto con la improvisación con la que se organizó todo, amenazaban con arruinar las cosechas y la vida económica de la comunidad árabe. Concretamente, la posibilidad de perder la temporada de la cosecha y comercialización de cítricos -que, además, debido a la Guerra Civil de España prometía ser históricamente beneficiosa- hubiera sido una catástrofe que podría haber hundido para muchos años la frágil economía árabe palestina.(5)
- La Revuelta Árabe había causado sensación de inseguridad en el país, pero militarmente no había conseguido nada (la mayoría de las bajas eran árabes o judíos indefensos) y, lo que es más, no tenía ninguna posibilidad de triunfar. Cuando, a mediados de septiembre, se comienzan a destinar tropas del Ejército, el número de atentados y ataques de la guerrilla desciende radicalmente y el Alto Comité Árabe se ve obligado a buscar una salida honrosa para evitar una derrota completa.(6)
- La relación entre los líderes de los insurgentes no era buena: había desconfianza entre ellos, enfrentamientos (palestinos contra no-palestinos; urbanos contra rurales; cristianos contra musulmanes, etc) celos personales y envidias. Por otro lado, la organización de la guerrilla era muy mala (armas obsoletas, nula preocupación por la intendencia, las tácticas de combate anticuadas y muy ineficaces).
- El Alto Comité Árabe y los mandatarios árabes que habían sido intermediarios en el cese de los disturbios declararon que la Huelga había sido desconvocada como un acto de confianza en la investigación que los británicos iban a llevar a cabo (la "Comisión Peel"). Sin embargo, al tiempo que la Comisión embarcaba para Palestina (5 de Noviembre) el Gobierno inglés anunció que no suspendería la inmigración judía hasta que la Comisión hiciera su trabajo. Esta decisión -que, de todos modos, era previsible- llevó al Alto Comité Árabe a declarar un boycott a los trabajos de la Comisión; pero, sin embargo, no a la reanudación de la revuelta contra los ingleses. Muy posiblemente, el Alto Comité era consciente de que no estaba preparado.
Resulta interesante preguntarse por qué, si en 1936 el Alto Comité Árabe sabía que estaba contra las cuerdas y al borde del desastre -hasta el punto de pedir a otros líderes árabes que le facilitasen una salida honrosa- menos de un año después encendió otra vez la mecha de la insurgencia, aún con más virulencia, cuando no contaba con más armas, mejores tropas, ni más organización y apoyos entre su comunidad.
Trataremos de verlo en la próxima entrada*
Trataremos de verlo en la próxima entrada*
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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.
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***Enlaces en otros idiomas
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NOTAS
NOTAS
- Al-Qawuqji tomó el título de "Comandante Supremo de la Revolución Árabe en el Sur de Siria-Palestina". El entusiasmo entre el resto de comandantes NO fue inenarrable.
- Al cortar la entrada de judíos en el país -pero no de árabes provenientes de países vecinos- estaba implícito que una Palestina democrática (la demanda de los notables árabes hablaba siempre de un estado "democrático", aunque hay motivos para dudar de que tal cosa hubiera sido factible, aún sin la guerra) sería siempre un estado árabe. Y más árabe cada vez, porque las fronteras con los países árabes nunca fueron controlables. Los árabes temían que una inmigración judía incontrolada podría arrebatar el carácter árabe a Palestina. Curiosamente, tras la guerra de 1948 se invirtieron los términos; ahora es Israel quien no permite el retorno de TODOS los refugiados y, precisamente, por la misma razón: formarían una mayoría demográfica que desestabilizaría el país e impediría -o podría impedir- el carácter de Hogar Nacional Judío.
- "Palestine Royal Comision Report" (1937). Pg 101
- "Italian Involvement in the Arab Revolt in Palestine,1936-1939"; Arielli, Nir; British Journal of Middle Eastern Studies , Volume 35 (2): 187-204 –Aug 1, 2008.
- No deberíamos sonreírnos ante la idea de una Huelga General desconvocándose por la temporada de cosechas. En las guerras, la economía del país es un asunto trascendental, que no aparece en los libros de texto. Recordemos que Mussolini desmovilizó a 600000 hombres para que participaran en la cosecha del Otoño de 1940 en su ataque a Grecia (aunque el resultado de la guerra fue nefasto para los italianos, no se debió a la desmovilización de parte del Ejército sino a la pésima planificación y ejecución del Plan). También deberíamos acordarnos de lo que ha influido en las guerras árabes e israelíes -cuestión que veremos en otras entradas- la imposibilidad de Israel de mantener una movilización general (en Octubre de 1949, hasta un 15% de la población total) indefinidamente.
- Durante los años 1920s y 1930s, ningún ejército árabe -y menos aún actividades de guerrilla- lograron derrotar a las potencias coloniales. Abdelkrim al-Khatabbi fue quien más cerca estuvo, pero tras derrotar a los españoles (1922-1925) finalmente fue vencido por una alianza franco-española; la rebelión del Djebel Druso** en Siria (1925); la resistencia libia* contra la conquista italiana (1930) o incluso la guerra italo-etíope de 1935-36 mostraron que, sencillamente, las tropas y fuerzas de guerrilla árabes no eran rivales para los ejércitos modernos europeos.
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