jueves, 16 de noviembre de 2017

DEIR YASSIN: EL COMBATE QUE TODO EL MUNDO EXAGERÓ (II). PREPARACIÓN.

En la entrada anterior habíamos visto que, tras ser aprobado el Plan de Partición de Palestina por la Asamblea Nacional de la ONU en Noviembre de 1947, se habían abierto las hostilidades entre árabes y judíos, dando lugar a la Guerra Civil durante el Mandato de Palestina (30 de Noviembre de 1947 a 14 mayo de 1948).

Durante la primera parte de esta campaña, ambos bandos se dedicaron a llevar a cabo golpes de mano: atentados terroristas contra objetivos civiles, emboscadas a convoyes de suministros o ataques a posiciones estratégicas del enemigo. Aunque se producen hechos de extrema violencia, como el atentado contra el Palestine Post*, o en la calle Ben Yeuda*, o la voladura del Hotel Semíramis (1), entre otros, se trata más de actos de intimidación o represalia, que de acciones de estrategia militar. 

Poco a poco, a partir de Febrero de 1948, la estrategia de ambos bandos se perfila. 
  • Los árabes palestinos cuentan con una superioridad 2:1 en población, ocupan las mejores posiciones estratégicas y, aunque su penuria en armas modernas y pesadas es similar a la de los judíos, pueden contar con un suministro en teoría ilimitado a través de sus fronteras con los países árabes. Asímismo, los británicos, aún a cargo del Mandato, cerrarán los ojos, en muchas ocasiones, ante la infiltración de voluntarios dispuestos a combatir a los judíos, incluso aunque se traten de unidades con entrenamiento militar como parte del Ejército de Liberación Árabe de Fawzi al- Qawuqji. Aún así, debido sobre todo a su falta de organización y coordinación, los árabes sufren varios fracasos en ataques directos contra establecimientos judíos. Hacia finales de Marzo, su mejor posibilidad de victoria consiste en asfixiar las comunicaciones de los asentamientos judíos. Sobre todo, conseguir la rendición de Jerusalén, el corazón del futuro Estado Judío. La ciudad sólo puede recibir auxilio por una sinuosa carretera que -ya cerca de la ciudad- recorre un estrecho desfiladero: Bab-al-Wad, de cinco kilómetros de longitud, dominado desde las colinas por varios poblados árabes; entre ellos, Deir Yassin. "Sin Jerusalén, no habrá Estado Judío", piensa Abd-al-Qader al-Husayni*, sobrino del Muftí Hadj Amin al-Husayni y líder carismático de la resistencia palestina.
  • Los judíos palestinos intentan, desde el principio, resistir en todos sus asentamientos; incluso en aquellos que caen fuera de los límites que les ha otorgado la ONU, dado que, puesto que los árabes no habían aceptado la Partición, las fronteras del Estado Judío serían "aquellas que el Estado de Israel pudiese defender con las armas(2). Cuentan con una superior cohesión y coordinación respecto a sus enemigos; sin embargo, la penuria en cuanto a armas; su inferioridad numérica; junto con la pésima situación en cuanto a comunicación externa (bloqueados por la flota inglesa y por los países árabes por tierra) e interna (con muchos de sus asentamientos colocados en posición casi suicida entre poblados o ciudades árabes) obligan a un cambio de estrategia. Hacia finales de marzo de 1948, David Ben Gurion, presidente (verdadero Primer Ministro oficioso) del Consejo Ejecutivo de la Agencia Judía* se da cuenta de que la estrategia defensiva les aboca al fracaso a corto plazo y, reuniendo a los líderes militares de la Haganah  y el Palmaj, pone en marcha el Plan "D" o Dalet (3), para asegurar los establecimientos que la ONU había asignado a los judíos en su Plan de Partición.

sábado, 4 de noviembre de 2017

DEIR YASSIN: EL COMBATE QUE TODO EL MUNDO EXAGERÓ (I). ANTEDECENTES

Si hay un nombre de localidad que cualquier persona que se interese por el conflicto árabe israelí encuentra cada dos por tres, es el de Deir Yassin*.

Si hay un episodio que simbolice para los palestinos, pero también para los occidentales, o para los israelíes de izquierda antisionista, la maldad de los judíos, o de los sionistas, es la Masacre de Deir Yassin.

Si hay un nombre que represente para los palestinos, la izquierda israelí, o muchos de los occidentales, el punto de inflexión en la Primera Guerra Árabe-Israelí, es Deir Yassin.

Sin embargo, ya hace más de veinte años que se sabe que las cifras de muertos que fueron facilitadas por TODOS los actores de la tragedia (hebreos, palestinos, ingleses y organizaciones de apoyo) eran falsas.

Lo más curioso es que TODOS ellos estuvieron de acuerdo con exagerar los hechos, cada uno con sus propios intereses.

Vamos a ver lo que ocurrió de verdad...

miércoles, 9 de agosto de 2017

LA POLÍTICA BRITÁNICA EN ORIENTE MEDIO Y LA DECLARACIÓN BALFOUR ( y III). DESPUÉS DE LA GUERRA

En la entrada anterior, hemos visto...

La política inglesa, durante el siglo XIX e inicios del XX, se orientó a evitar que cualquier potencia (que no fueran ellos, claro) gobernase la política europea. En el Oriente Medio, tras apoyar al desfalleciente Imperio Turco contra las ambiciones del Imperio Ruso, o las tensiones nacionalistas egipcias*, intentaron que los turcos no entraran en la Primera Guerra Mundial y, posteriormente, apostaron por un modelo descentralizado del Imperio Turco*; con menos poder, pero que controlara el Oriente Medio como aliado suyo.

Todo cambió con las ambiciones de la familia Hashemita y los errores del Gabinete de El Cairo, que obligaron a Londres a seguir la dirección de sustituir el Imperio Turco por una versión menor, la de un Imperio Árabe en manos de los ambiciosos Hashemitas.

En verano de 1917, los británicos se enfrentan a una situación política y militar complicada, con EEUU en guerra, pero cuya implicación militar ofrece dudas; una Rusia que cada vez parece más cerca de retirarse de la guerra; una "Gran Revuelta Árabe" que ha resultado un fiasco militar; una Alemania donde parece que la influyente minoría judía puede ser útil para los planes británicos...

En estos momentos tan complicados, donde cualquier cambio de alianza puede traer el mayor triunfo, o una hecatombe, se gesta la Declaración llamada Balfour.

viernes, 4 de agosto de 2017

LA POLÍTICA BRITÁNICA EN ORIENTE MEDIO Y LA DECLARACIÓN BALFOUR (II): LA DECLARACIÓN

Veíamos, en la entrada anterior, cómo la política inglesa, durante el siglo XIX, se orientó a evitar que cualquier potencia europea terrestre (o sea, distinta de ellos: Francia, Rusia, Austria, Alemania, etc) gobernase la política europea -y, por entonces mundial- de manera que la Gran Bretaña, con su dominio de los mares, resultase favorecida.

Lo mismo sucedió con el Oriente Medio; tras apoyar al desfalleciente Imperio Turco contra las ambiciones del Imperio Ruso, o las tensiones nacionalistas egipcias*, al llegar la Primera Guerra Mundial intentaron que los turcos no entraran en la guerra y, posteriormente (creyendo falsamente que los otomanos habían sido engañados para entrar en la guerra) apostaron (hasta 1915-1916) por un modelo descentralizado del Imperio Turco* con menos poder, pero que controlara el Oriente Medio como aliado de los occidentales.

Todo cambió, como ya se ha comentado en entradas anteriores, con las ambiciones de la familia Hashemita (Custodios de La Meca y Medina) con el patriarca Husayn Ibn-Ali a la cabeza, y la huida hacia adelante del Gabinete de El Cairo, que obligó a Londres a seguir una dirección que no estaba contemplada: la de sustituir el Imperio Turco por una versión menor, la de un Imperio Árabe en manos de los ambiciosos Hashemitas.

En verano de 1917, pese a todas las declaraciones poéticas y románticas posteriores sobre la "Gran Revuelta Árabe", los británicos saben que Husayn y sus seguidores, militarmente, han resultado un fiasco sin precedentes; los EEUU de Norteamérica han entrado en guerra en Abril, pero no podrán lanzar su potencia militar y económica antes de bien entrado el 1918; la Revolución Rusa ha derrocado al Zar; el Gobierno Provisional de Kèrenski, continúa la guerra, pero la situación rusa es muy inestable y, de triunfar los bolcheviques (como ocurrirá), puede ocurrir que Rusia (y el mayor ejército del mundo) salga de la guerra.

En estos momentos tan complicados, donde cualquier cambio de alianza puede traer el mayor triunfo, o una hecatombe, se gesta la Declaración llamada Balfour.

jueves, 8 de junio de 2017

LA POLÍTICA BRITÁNICA EN ORIENTE MEDIO Y LA DECLARACIÓN BALFOUR (I): ANTECEDENTES

La Sociedad de Naciones encomendó el Mandato de Palestina al Reino Unido en 1920. Palestina era, en teoría, un Mandato de clase A, que la Sociedad de Naciones definía como "aquellas comunidades que habían alcanzado cierto grado de desarrollo que permitiría su viabilidad como países próximos a una independencia, siempre que contasen con los consejos y auxilios de un mandatario hasta que sean capaces de conducirse por sí mismas"; pero oficialmente nunca fue definido dentro de ninguna categoría, quizás porque ya se preveían las complicaciones que se iban a presentar. 

Efectivamente, la Potencia Mandataria (Reino Unido) debía "asegurar el establecimiento de un Hogar Nacional Judío", y "salvaguardar los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina". La conciliación de ambas cuestiones iba a resultar demasiado difícil para los diplomáticos británicos.

sábado, 13 de mayo de 2017

INDICE CRONOLÓGICO


1917




1920



1936

ABRIL
1937

JULIO
SEPTIEMBRE

MAYO

ABRIL
MAYO

LAWRENCE DE ARABIA, O LA NO-TAN-EXITOSA-REVUELTA ÁRABE (y IV): QUIÉN HIZO TRAMPAS EN LA PARTIDA

En las entradas anteriores, veíamos que Husayn ibn Alí había aprovechado la influencia del Imperio Británico para ser nombrado sherif de La Meca y Medina (1908); luego -en conspiración abiertamente desleal contra el Sultán y Califa, a quien había jurado obediencia- para intentar proclamarse soberano independiente del Hejaz (Febrero de 1914); finalmente, para organizar una rebelión para sustituir el Imperio Turco por su propio Imperio, una vez empezada la Primera Guerra Mundial, presentándose bajas falsas premisas: "el representante de todos los árabes sin excepción" y "capaz de levantar entre 100.000 y 300.000 árabes que sirven en el Ejército Turco, y pueden desertar para combatir al Imperio Otomano".

Sin embargo, Husayn y sus hijos -descendientes directos de la familia Hashemita, parientes del Profeta Muhammad- lo que pretendían en realidad es crear un Imperio Árabe -hereditario,  claro- que sustituyese al Imperio Otomano. Negociaron con ambos bandos (británicos y turcos) presentándose siempre como portavoces de "todos los árabes sin excepción" y, al final, se vendieron al mejor postor: los Aliados.

La promesa hashemita de agrupar en sus filas a casi todos los oficiales árabes del Ejército Turco era falsa: un 90% de los árabes continuaron combatiendo a favor de los turcos hasta la desestructuración de sus tropas (Octubre de 1918) mientras Husayn sólo logró reunir un máximo de diez a quince mil combatientes, no más de cinco mil a la vez.

Pese a la romántica propaganda de T. E. Lawrence  y los Orientalistas de El Cairo, y el silencio de los diplomáticos de Londres, la "Revuelta Árabe*" fue un fiasco militar y politico sin precedentes: costó millones de libras tomar unas cuantas ciudades (Medina, Aqaba, Ta'if) que podían haberse conquistado con tropas semiprofesionales de la mitad del tamaño y la décima parte del coste que supuso la "Revuelta árabe". Y, desde luego, recurrir a otros sheikhs más sinceros y fieles a sus tratos, como Abdulaziz ibn Saud, sin duda hubiera evitado las falsas acusaciones que, desde entonces, ha tenido que soportar el Imperio Británico y el mundo occidental.

Seguramente la acusación más repetida entre los árabes y sus simpatizantes (incluyendo muchos intelectuales de militancia anticolonialista, y recientemente entre los enemigos del Estado de Israel) fue que los franceses y británicos traicionaron a los Hashemitas (y a Lawrence de Arabia) al prometer un Estado Árabe independiente y, luego, repartirse el botín, mediante un tratado secreto; el acuerdo Sykes-Picot.

Vamos a ver en profundidad las condiciones en que se llegó a firmar este pacto.

jueves, 27 de abril de 2017

LAWRENCE DE ARABIA, O LA NO-TAN-EXITOSA-REVUELTA ÁRABE (III). EL SHERIF RECOGE LAS GANANCIAS

En entradas anteriores, hemos comprobado cómo el sherif Husayn Ibn Alí, del clan de los Hashemitas, consiguió del Sultán y Califa Abdul Hamid II* (posiblemente con el apoyo del Reino Unido, que durante el siglo XIX y hasta 1914 fue el gran defensor del "Hombre Enfermo de Europa") su nombramiento como Sherif  (Protector y Custodio) de La Meca y Medina.

Husayn no se mostró satisfecho, y en 1914 y 1915 buscó una nueva alianza con los británicos, primero para conseguir la independencia del territorio del que era sherif (el Hejaz); más tarde, ya durante la Gran Guerra, para que los británicos crearan un Imperio Árabe -que él dirigiría como Rey- en lugar del Imperio Otomano.

Husayn -con sus hijos, y apoyado por determinadas sociedades nacionalistas árabes- contactó con los diplomáticos británicos del Medio Oriente, les prometió que hablaba como Portavoz de todos los árabes del Imperio Turco, hasta el último hombre -una flagrante mentira- y exigió que, a cambio de un levantamiento generalizado de todo el Mundo Árabe -sujeto, hasta entonces, al Imperio Otomano- se les patrocinara y concediera (bajo tutela británica) un Imperio Árabe que incluiría casi toda la Península Arábiga, más lo que actualmente se conoce como Jordania, Siria, Líbano, Palestina, Iraq y la parte sur de Turquía.

Husayn estableció correspondencia* con el Alto Comisionado en Egipto, Sir Henry McMahon*, que ofreció, a cambio de las ofertas de los árabes de sublevar a todo el Mundo Árabe* (los Hashemitas llegaron a prometer que pondrían bajo las armas de la Entente entre 100.000 y 300.000 guerreros, cuando en toda la guerra nunca tuvieron a más de 15.000 "rebeldes", y nunca más de 5.000 al mismo tiempo) garantizar una independencia árabe más o menos patrocinada por el Imperio Británico.

La Correspondencia Husayn-McMahon nunca fue un tratado internacional, ni dio lugar a acuerdos o pactos entre aliados. Para empezar, si nació viciada, lo fue por parte de los Hashemitas, que mintieron al presentarse como portavoces del Mundo Árabe, y al engañar a los ingleses (como hemos visto en entradas anteriores y veremos en las siguientes) prometiendo un conjunto de tropas y una fuerza militar que estaban muy lejos de poder reunir.

Por otro lado, un acuerdo (de haber llegado ambas partes a un Tratado, que no fue así) en 1916 entre la Gran Bretaña y Husayn & hijos resultaba completamente ilegal:
  • En primer lugar, contradecía los acuerdos del Reino Unido con Francia y Rusia* -anteriores y aprobados por las Instituciones inglesas- que estipulaban que ninguno de los miembros de la Entente podía firmar acuerdos por separado con cualquiera de los beligerantes (y los árabes del Hejaz, feudo de Husayn, eran súbditos del Califa Otomano).
  • En segundo lugar, hubiera resultado completamente inválido un Tratado -que no lo hubo- entre los británicos y Husayn que hubiera proclamado a los Hashemitas Gobernantes de un Reino Árabe independiente, puesto que hubiera roto los pactos -anteriores y legales- con media docena de soberanos y sheikhs árabes: Abdulaziz Ibn Saud del Nejd* (Tratado de Darin*, 1915); con Mubarak al-Sabah de Kuwait* (1914); con Muhammad ibn Ali al-Idrisi de Asir (Mayo, 1915); o con otros sheikhs de menor relevancia.
  • Por no dilatar más la introducción: Sir Henry McMahon no tenía -pese a que en la Correspondencia dice que sí- autorización del Gobierno para negociar sobre fronteras del futuro Estado Árabe. Las instrucciones que recibió son: entablar negociaciones con el sherif; prometer asistencia inglesa con suministros de alimentos, armas, dinero, municiones, ropa, etc, para que Husayn pueda iniciar una "Revuelta Árabe" contra los turcos; y prometer que el Imperio apoyaría la creación de un Estado Árabe independiente  -los ingleses creían las mentiras del sherif sobre su poder y el apoyo con que podía contar entre su pueblo árabe- pero sin negociar sobre territorios y fronteras, ni prometer que Husayn (o nadie en particular) sería el gobernante.
En Marzo de 1916, comprendiendo que los británicos no le iban a ofrecer más de lo ya hablado, Husayn deja de responder a las cartas de McMahon.

jueves, 13 de abril de 2017

LAWRENCE DE ARABIA, O LA NO-TAN-EXITOSA-REVUELTA ÁRABE (II). EL SHERIF Y McMAHON: LAS CARTAS SOBRE LA MESA

Como vimos en la primera entrada de esta serie, el sherif  [Protector y Custodio] de La Meca, Husayn Ibn Alí y sus hijos -del Clan Banu Hashim, origen de los Hashemitas-habían buscado la alianza con el Imperio Británico:
  • En primer lugar para conseguir su apoyo para que Husayn fuera nombrado sherif (1908).
  • Luego -en conspiración abiertamente desleal respecto al Sultán y Califa, a quien habían jurado obediencia- para que los británicos apoyasen a Husayn en su intención de proclamarse soberano independiente del Hejaz (Febrero de 1914). 
  • Finalmente, tras la entrada de Turquía en la Gran Guerra al lado de las Potencias Centrales, el sherif se decidió -apoyándose en las armas, pertrechos y dinero del Imperio Británico- a lanzar una gran apuesta por organizar una rebelión contra el Imperio Turco, debido a:
    • La propia ambición de Husayn, que trataba de volver a fundar un Imperio Árabe sobre el mundo musulmán, como en los tiempos de los Umayyas, en el que él sería Califa, además de Sultán, claro;
    • El fervor nacionalista de las Sociedades Secretas árabes al-Fatat* y al-Ahd*, muy activas pese a estar constituida por apenas unos 350 activistas, que contactaron con él y le contagiaron la idea de erigirse en dirigente de un Imperio árabe desde Persia al Canal de Suez, y desde el Océano Índico a la franja sur de la actual Turquía; 
    • Y finalmente una ligereza de Lord Kitchener, Secretario de Estado de Guerra (Ministro) a finales de 1914, que "dejó caer" (al parecer, sin consultar a su Gobierno) que el Califato (entendido como un puesto espiritual, sin poder temporal) podría pasar de manos turcas a árabes con el visto bueno británico.
El problema, en la partida de poker que se inició con la primera de las cartas que Husayn ibn Alí envío al Alto Comisionado en Egipto, Sir Henry McMahon* (que inició un intercambio epistolar conocido como Correspondencia Husayn-McMahon*, cuya importancia es mucho mayor por lo que los movimientos políticos posteriores han querido interpretar que por lo que realmente se dijo) es que el sherif prácticamente no tiene cartas para jugar. No tiene soldados, no tiene armas, no tiene dinero (o mejor dicho, no desea gastar SU DINERO para organizar la rebelión), tiene vecinos militarmente más poderosos que él y que le odian... Sólo  tiene un cargo muy prestigioso y una capacidad de farol impresionante, como veremos a continuación... además de unos interlocutores muy torpes..

lunes, 10 de abril de 2017

LAWRENCE DE ARABIA, O LA NO-TAN-EXITOSA-REVUELTA ÁRABE (I). EL SHERIF QUE QUERÍA APODERARSE DEL PUEBLO.

Entre los Mitos que jalonan la Historia del Mundo Árabe, en el siglo árabe hay unos pocos que destacan sobre los demás: la "Rebelión Árabe de 1916"*; la "Gran Revuelta Árabe de 1936"*, o la "Nakba" de 1948.

Aunque pueda parecer que la historia de la "Rebelión Árabe de 1916" no  tiene relación directa con el conflicto árabe-judío, si tienen la paciencia de seguir estas entradas verán que sí, porque el Mundo Árabe, en su conjunto, se declaró heredero espiritual del Imperio Turco, y consideró su derecho asentar sobre sus ruinas un Imperio árabe y musulmán, basándose en unas promesas supuestamente hechas por el Imperio Británico... lo que nunca ocurrió. Aún sigue hablándose de la "traición" de los países occidentales al mundo árabe; pero, como veremos, esto dista mucho de la verdad. 

En la historiografía británica y occidental de entreguerras (1919-1939) y, por supuesto, en la versión árabe posterior, prevaleció la imagen de un nacionalismo árabe ingenuo e idealista que trató de liberarse de las cadenas otomanas y fue engañado por los poderes imperialistas (ingleses y franceses) que traicionaron los deseos de libertad del Mundo Árabe. Nada más lejos de la realidad, como vamos a ver en las entradas que siguen.

lunes, 27 de marzo de 2017

FUERZA COMPARADA DE AMBOS CONTENDIENTES (IV)

En entradas anteriores, hemos examinado las fuerzas contendientes al principio de lo que se suele denominar la Guerra árabe-israelí de 1948:
Hasta ahora, en las entradas anteriores, hemos dado las cifras aproximadas de las tropas que se enfrentaron en el conflicto de 1948, con los datos más relevantes de su artillería, aviación, y fuerza naval, que pudieran tomar parte en el enfrentamiento.

En este comentario, y el siguiente, intentaremos presentar alguna de las fortalezas y las debilidades de ambos bandos; que, quizás, fueron los puntos decisivos en el conflicto.

martes, 28 de febrero de 2017

FUERZA COMPARADA DE AMBOS CONTENDIENTES (III)

Tras la votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas  del 29 de Noviembre de 1947, en la que se decidió aceptar la Partición del Mandato de Palestina (un 20 % del primitivo Mandato de Palestina), estalló una guerra civil entre judíos y árabes palestinos, ante la mirada de los británicos, que oficialmente seguían al cargo de mantener el orden, pero que cada vez tenían menos ganas de morir en un territorio lejano que iban a abandonar en pocos meses (antes del 1 de Agosto de 1948*)
La Potencia Mandataria (el Reino Unido) anunció que abandonaría sus funciones el 15 de Mayo de 1948, con la retirada de sus últimas tropas. Por lo tanto, abandonaba a su suerte, tanto a la Comunidad Judía, o Yishuv*, como a la Comunidad Árabe Palestina que pudiera haber deseado ser independiente.
En realidad, dado que los árabes palestinos habían sufrido una purga intensiva contra cualesquiera elementos que no fueran fieles a Hadj Amin al-Husayni, Muftí de Jerusalén, y que este era un acérrimo enemigo de los británicos (hasta el punto de haber colaborado con los nazis contra el Imperio Británico y como organizador de la "Solución Final"), en la práctica la pasividad de los británicos favoreció a Abdullah de Transjordania (el favorito del Foreign Office), y a los manejos de la Liga Árabe, que había reclutado un Ejército de Liberación Árabe*(ELA) -bajo el mando de Fawzi al-Qawuqji- que se había infiltrado en el norte de Palestina, ya en fechas tan tempranas como Enero de 1948, bajo la mirada desinteresada de los británicos.
Los países árabes que integraban la Liga Árabe rechazaron absolutamente la Partición y declararon su intención de evitar la posibilidad de crear un Estado Judío por todos los medios, incluidos los violentos. Sin embargo, aparte del apoyo oficioso a la creación y mantenimiento del Ejército de Liberación Árabe, y el suministro de armas a los árabes palestinos (que no fue nunca muy abundante, puesto que las relaciones con el Muftí fueron entre malas y pésimas), su intervención oficial hubo de esperar al 15 de Mayo de 1948, al día siguiente de la Proclamación del Estado de Israel.

jueves, 2 de febrero de 2017

FUERZA COMPARADA DE AMBOS CONTENDIENTES (II)

En la entrada anterior analizábamos la fuerza del Yishuv, (que a partir del 15 de Mayo de 1948 pasó a ser el Estado de Israel) con sus componentes: Heil HaMishmar*; Heil Sadeh*; Plugot Mahatz, o sea, PalmajIrgun Zevai Leumi, o Irgun; Lojamei Jerut Israel o Leji; Mitnadvei Hutz LaRetz, o Mahal*; la organización juvenil Gadna, así como la afluencia de nuevos inmigrantes de los campos de detención británicos, fundamentalmente.

En esta entrada analizaremos las tropas árabes palestinas para, en siguientes entradas, hacer lo propio con los Estados Árabes que atacaron a Israel; en conclusión, exploraremos las posibilidades tácticas, estratégicas y las diferencias que llevaron a la rotunda victoria del Estado de Israel frente a un enemigo que, a priori, parecía superior.

Las guerras no se ganan por casualidad ni por fuerza de voluntad: las ganan los ejércitos superiores; pero, para ello, no basta considerar el número de soldados ni las armas de que disponen. Hay que tener en cuanta, además, factores como la motivación, la dirección estratégica, la organización logística, los apoyos diplomáticos, la unidad de acción...

martes, 17 de enero de 2017

FUERZA COMPARADA DE AMBOS CONTENDIENTES (I)

En la votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 29 de Noviembre de 1947, se decidió aceptar la Partición del Mandato de Palestina (que constituía un 20 % del territorio del primitivo Mandato de Palestina) en dos estados (árabe y judío), con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional. La representación de los judíos, aun con reparos, aceptó el plan, mientras que los árabes rechazaron la creación de un Estado Judío "ni aunque fuese del tamaño de un sello de Correos" (en palabras del líder máximo de los árabes palestinos, el Muftí de Jerusalén, Hadj Amin al-Husayni), y estalló una guerra civil entre judíos y árabes palestinos. Los británicos, oficialmente al cargo de mantener el orden, no estaban muy dispuestos a morir en un lejano territorio que iban a abandonar en pocos meses (antes del 1 de Agosto de 1948), e hicieron lo mínimo posible; su prioridad era evitar derramamiento de sangre británica. 

De hecho, el Reino Unido anunció que abandonaría sus funciones el 15 de Mayo de 1948, con la retirada de sus últimas tropas. Por lo tanto, abandonaba a su suerte tanto a la Comunidad Judía, o Yishuv*, como a la Comunidad Árabe Palestina, que pudiera haber deseado ser independiente pero que, en realidad, distaba mucho de presentarse unida y cohesionada ante los retos de constituir un nuevo Estado. En la práctica, la actitud británica favoreció a los árabes palestinos, puesto que la mayoría de sus oficiales civiles y militares (en cierto modo de manera comprensible, dado que las acciones de los grupos terroristas judíos habían causado muchas víctimas entre las tropas de ocupación) era, en general, pro-árabe.

Combatientes del Palmaj
En esta entrada analizaremos las tropas del Yishuv (Comunidad Judía); en las siguientes, las de la Comunidad árabe Palestina, y de los ejércitos de los países de la Liga Árabe, que intervinieron en el conflicto a partir del 15 de Mayo de 1948. En la última entrada de la serie, veremos las fortalezas y debilidades de cada uno de los bandos.