En la entrada anterior habíamos visto que, tras ser aprobado el Plan de Partición de Palestina por la Asamblea Nacional de la ONU en Noviembre de 1947, se habían abierto las hostilidades entre árabes y judíos, dando lugar a la Guerra Civil durante el Mandato de Palestina (30 de Noviembre de 1947 a 14 mayo de 1948).
Durante la primera parte de esta campaña, ambos bandos se dedicaron a llevar a cabo golpes de mano: atentados terroristas contra objetivos civiles, emboscadas a convoyes de suministros o ataques a posiciones estratégicas del enemigo. Aunque se producen hechos de extrema violencia, como el atentado contra el Palestine Post*, o en la calle Ben Yeuda*, o la voladura del Hotel Semíramis (1), entre otros, se trata más de actos de intimidación o represalia, que de acciones de estrategia militar.
Poco a poco, a partir de Febrero de 1948, la estrategia de ambos bandos se perfila.
- Los árabes palestinos cuentan con una superioridad 2:1 en población, ocupan las mejores posiciones estratégicas y, aunque su penuria en armas modernas y pesadas es similar a la de los judíos, pueden contar con un suministro en teoría ilimitado a través de sus fronteras con los países árabes. Asímismo, los británicos, aún a cargo del Mandato, cerrarán los ojos, en muchas ocasiones, ante la infiltración de voluntarios dispuestos a combatir a los judíos, incluso aunque se traten de unidades con entrenamiento militar como parte del Ejército de Liberación Árabe de Fawzi al- Qawuqji. Aún así, debido sobre todo a su falta de organización y coordinación, los árabes sufren varios fracasos en ataques directos contra establecimientos judíos. Hacia finales de Marzo, su mejor posibilidad de victoria consiste en asfixiar las comunicaciones de los asentamientos judíos. Sobre todo, conseguir la rendición de Jerusalén, el corazón del futuro Estado Judío. La ciudad sólo puede recibir auxilio por una sinuosa carretera que -ya cerca de la ciudad- recorre un estrecho desfiladero: Bab-al-Wad, de cinco kilómetros de longitud, dominado desde las colinas por varios poblados árabes; entre ellos, Deir Yassin. "Sin Jerusalén, no habrá Estado Judío", piensa Abd-al-Qader al-Husayni*, sobrino del Muftí Hadj Amin al-Husayni y líder carismático de la resistencia palestina.
- Los judíos palestinos intentan, desde el principio, resistir en todos sus asentamientos; incluso en aquellos que caen fuera de los límites que les ha otorgado la ONU, dado que, puesto que los árabes no habían aceptado la Partición, las fronteras del Estado Judío serían "aquellas que el Estado de Israel pudiese defender con las armas" (2). Cuentan con una superior cohesión y coordinación respecto a sus enemigos; sin embargo, la penuria en cuanto a armas; su inferioridad numérica; junto con la pésima situación en cuanto a comunicación externa (bloqueados por la flota inglesa y por los países árabes por tierra) e interna (con muchos de sus asentamientos colocados en posición casi suicida entre poblados o ciudades árabes) obligan a un cambio de estrategia. Hacia finales de marzo de 1948, David Ben Gurion, presidente (verdadero Primer Ministro oficioso) del Consejo Ejecutivo de la Agencia Judía* se da cuenta de que la estrategia defensiva les aboca al fracaso a corto plazo y, reuniendo a los líderes militares de la Haganah y el Palmaj, pone en marcha el Plan "D" o Dalet (3), para asegurar los establecimientos que la ONU había asignado a los judíos en su Plan de Partición.